Capítulo Cincuenta y cuatro:

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Capítulo Cincuenta y cuatro: Pastel de limón

Lucas:

—¡Mi hermana corre más que ustedes, malditos incompetentes! ¡¿Es en serio que así piensan defender al país de una amenaza extranjera?! ¡Collin, levanta los malditos pies o te meteré un zapato en el culo! —grito a mis reclutas mientras terminan el entrenamiento.

A la distancia diviso a Marcus detenerse para tomar aire. ¡No lo soporto! ¡¿Es que hoy están más incompetentes que nunca?! Advirtiendo que mi hermana se acerca dejo caer al suelo el silbato y la tablilla de notas. Hoy no se encuentran motivados, quizás mañana un entrenamiento sorpresa a las dos de la mañana los haga tener deseos de ser buenos militares. Pediré el permiso al sargento en cuanto tome una ducha.

No aguanto que solo hayan pasado dos semanas desde aquel fatídico encuentro. ¡Necesito que el puto curso llegue al final para irme de una buena vez a la patana de Stanley o a una unidad militar especializada! Odio este maldito pueblo y toda la gente de mierda que hay en él. ¡Me siento como si viviera en Sodoma o Gomorra y fuera el hombre que Dios sacó antes de destruir la ciudad! ¡No recuerdo su nombre! ¡Joder!

Mi hermana dirá lo que se le venga en gana, pero yo no estoy para nada irascible, soy el mismo cornudo de siempre que no hace otra cosa que odiarse a sí mismo. Es cierto que aumenté los entrenamientos y en especial los míos, eso solo es porque me quiero ir en forma para la patana. También es verdad que tuve un encontronazo con papá que hizo que su mandíbula se dislocara y que el jueves me emborraché tanto que acabé dormido en el portal de la escuela de las chicas, pero todo eso conforma parte de mi temperamento: si a Lu no le gusta es su problema; convivió conmigo durante años y me conoce lo suficiente para saber que esa es mi personalidad.

La vida me enseñó que yo no aprendo nada. Tanto que Barbie me vio la cara de imbécil y tanto que me crecieron los cuernos, ni siquiera con ello pude advertir que Dione se había vuelto otra en ese viaje. No puedo dejar de pensar en lo que hizo… ¡en lo que se hizo! Habría entendido a la perfección que en Punta Cana viviera un amor de verano, que fuera una pasión intensa y que se hubiera entregado a él porque creía que era lo correcto. ¡¿Pero por mí?! ¡¿Por joderme a mí?! ¡¿Qué clase de tratamiento le da ese maldito psicólogo?!

Lo que más odio de esta historia es que todo debió ser al extremo doloroso para ella. Hablamos después de que se calmara en el mirador. No voy a negar que la furia me podía incluso más que cuando lo de Barbie, pero comprendí que así no conseguiría nada. Ella me contó que la persona había intentado ser delicado, pero que no lo consiguió, que el proceso fue doloroso y no tiene idea de si sangró o no. No es así que debió vivir eso. ¡Fue tonta! ¡Fue realmente tonta!

No la dejé sola después de que habló —aunque yo lloraba a mares—, la monté en mi auto, conduje hasta su nueva casa y ahí la dejé. Me preguntó si me odiaba, si volvería a saber de mí y le dije que no tenía una respuesta para eso en ese momento. Tampoco la tengo ahora. Me escribe por WhatsApp a veces y lo cierto es que, aunque veo sus mensajes al momento me tardo siglos en responder. Hace días que no me escribe, siento que cree que estoy enojad con ella.

Y lo estoy.

¡Solo Dios sabe cuánto!

Pero más que endemoniado, siento una profunda lástima. Incluso tuve pesadillas con eso hace unas noches y juro que estuve tentado a salir a buscarla, no puedo verla o reaccionaré mal. ¿Cómo se puede desear ir corriendo a ver a alguien y a la vez desear evitarla? Esto tiene que ser cosa de mis genes defectuosos, nadie se equivoca tanto en una sola vida.

Lo peor es que Frank y Lucrecia me han dicho que tengo que hablar con ella, entenderla. ¡Ahí no hay nada que entender! ella se comportó como una niñata y terminó tan herida que su dolor se transmite por toda mi alma al pensarlo. En aquella patana, Dione fue ese pensamiento que no te abandona, se volvió mi objetivo a largo plazo, ¡me daba hasta pena masturbarme pensando en ella! La idealicé más de lo que correspondía, por eso es que estoy condenado a sufrir este tipo de decepciones.

Estrías para tu belleza  [✓] Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz