Capítulo Veintiséis:

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Capítulo Veintiséis: Ibas a juzgarme

Jairo:

Su cuerpo se pega al mío tan de prisa y con tanta fuerza que doy un paso atrás antes de bordearla con mis brazos. Huele a tristeza, a miedo, a esos sentimientos que no se pueden ocultar de forma sencilla. Su cabello suelto es sobado por mí.

La echaba demasiado de menos, quería volver aquí, pero mamá ─que ya está bien─ se negaba a dejarme regresar hasta enero para los exámenes de recuperación. Necesitaba verla y la falta de información los últimos días me estaba matando.

Noel me dejó ver que era probable que se hubiese ido con su abuela de vacaciones y que por eso estaba incomunicada. No me quedé muy conforme con esa respuesta, pero no dije nada para que mamá no pensara que lo que deseaba era volver. A Noel se le ocurrió decirles a todos en casa que Dione Hastings es mi novia y cuando lo desmentí con mis padres, entonces les hizo creer que me gustaba.

Ella es mi mejor amiga, la única que tengo desde hace bastante tiempo. ¿Tan difícil es creer que dos personas de sexos opuestos puedan ser solo amigos? No tengo interés romántico en ella ni Dione en mí. Deberíamos normalizar ser amigos sin segundas intenciones.

«Claro, lo dice quien la besó».

«Y según recuerdo te gustó hacerlo porque repetiste».

Agito mi cabeza, es verdad que fui yo quien besó a Dione Hastings, pero no estaba coordinando bien. Existen millones de amigos que se besan en la boca sin necesidad de algo sexual. Eso solo demuestra la alta estima que nos tenemos. Además, ese asunto ya quedó atrás. No va a volver a pasar nunca en la vida yo me encargaré de frenarlo, aunque a veces necesito autocontrol porque esos labios son tan carnosos que cuesta no pensar en un millón de guarradas con ellos.

Anoche estaba en mi habitación terminando una partida online con unos amigos cuando una llamada entró a mi celular, bueno en realidad ignoré la primera marcación porque estaba concentrado matando a los del otro grupo que querían quedarse con la espada encantada. Fue ahí que me di cuenta que era la hermana Sonia llamando. Al momento todas las alarmas de mi cuerpo se activaron y contesté.

Casi me echo a llorar cuando la hermana me dijo lo que había sucedido y me pedía al borde del ataque de llanto que fuera a ver a Dione para ver si yo podía hacerla salir de la cama. Le dije que en menos de veinticuatro horas estaría ahí y colgamos.

Noel entró a mi cuarto en ese minuto y le dije lo que había pasado.

Tomé el BMW de papá y vine a toda la velocidad por la carretera. Manejar de noche es un peligro que ella muy bien que lo vale. Por el camino venía escuchando Dust in the Wind de Kansas y pensando en lo que le diría cuando llegara.

La monja me dijo que había un secreto sobre la hermana de Dione que nadie sabía menos ella y que no le contaba a nadie. No pretendo forzarla a que me diga, pero si lo hace yo guardaré eso que tanto le cuesta decir. Haré hasta lo imposible por ayudarla porque no merece sufrir más de lo que lo ha hecho.

Su organismo sigue pegado al mío con bastante pesar y solo puedo ver ahora la cara de Lucas Hall. No puedo negar que me alegra que vea que ella se abre conmigo y no con él, aunque en este minuto podemos dejar las rivalidades de lado para enfocarnos en lo que realmente importa: ella.

─¿Qué carajos haces aquí? ─inquiere Lucas con la vista fija en Dione quien no se aparta de mí.

─Este no es el mejor momento para eso ─digo bajando mis ojos en dirección a la chica pegada a mi cuerpo.

Al minuto ella alza su cabeza y le dedico una sonrisa que no es correspondida. Me duele verla tan triste, con los ojos caídos. Debe tener un secreto muy oculto entre dientes. La carga psicológica compartida toca a menos. Meto uno de sus cabellos por detrás de su oreja, tiene los brazos rodeándome por la cintura. Es tan pequeñita que dan ganas de meterla en una urna de cristal para que nada le suceda.

Estrías para tu belleza  [✓] Where stories live. Discover now