Capítulo Cincuenta y dos:

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Capítulo Cincuenta y dos: Más dieciocho

Dione:

La espera de un ascensor nunca se había sentido tan torturante. La música me molesta en los oídos.

¿Por qué estoy haciendo esto?

Miro a Jairo que se encuentra a mi lado y le dedico una pequeña sonrisa que es retribuida al momento.

A Lucas lo volvería loco saber que me voy a encerrar en una habitación con su mayor enemigo. Se pasó meses protegiéndome de un peligro que hasta ahora no vi. La única persona que me lastimó profundamente fue mi chico de cabellos negros, ni siquiera la supuesta traición de Jairo me lesionó de una forma tan profunda como la de Lucas. En este último confié demasiado, hizo cosas por mí que nadie más y todo para al final romper mi corazón. Puede que yo gane una autoconfianza que no sé de dónde va a sacar mi psicólogo, pero mis sentimientos no volverán a ser los mismos jamás.

¿Es justo que sea yo la única de los dos que sufra?

¡Claro que no!

No se me ocurre algo que lo ponga más a rabiar que enterarse con algunos de sus amigos que me vi en una habitación con Jairo. Si le importé en algo esto lo volverá loco de la furia; si para él todo fue un puñetero juego también lo joderá porque habrá ganado el de los dientes separados. ¡Son todo ganancias! Quiero hacer sentir al mayor de los Hall la misma congoja que tengo, sé que está a más de quinientos kilómetros, que no podrá verme, no obstante, aguardo la esperanza de que alguien más se lo cuente. Las noticias son como el humo, sube rápido.

Las compuertas del ascensor se separan por fin y un escalofrío gigante me baja por la espalda cuando veo que nos vamos a montar solos. ¿Cliché? Muy probablemente. Siempre podría retractarme, irme a mi habitación y... ¡Mierda! ¡La abuela tiene la llave! ¡Sabía que era una mala idea bajar!

«Con esto vas a joder a Lucas, con esto vas a joder a Lucas, con esto vas a joder a Lucas, con esto vas a joder a Lucas, con esto vas a joder a Lucas, con esto vas a joder a Lucas, con esto vas a joder a Lucas, con esto vas a joder a Lucas, con esto vas a joder a Lucas, con esto vas a joder a Lucas, con esto vas a joder a Lucas».

Necesito relajarme, será una conversación acerca de nuestra amistad, en cuanto le diga a Jairo que ya no lo odio me retiraré y, aunque tenga que caminar todas las discotecas del país hallaré a mi familia. En la escuela no pasaban estas cosas, con ocultarme en el cuarto para evitar ver a alguien tenía. Me libré de Barbie en muchas ocasiones cerrándole la puerta casi en las narices. Por extraño que se escuche me va dar gusto volver al colegio y no verla a ella ahí.

Tuvo sus ventajas el estar al borde de la muerte.

No voy a contarle esa parte a Jairo, aunque asumo que la sepa ya que al parecer hay gente que me vigila. Evitaré caer en la paranoia para no darle otro tema que tratar a mi pobre psicólogo, ese hombre se desvive las dos horas de terapia ─ahora online gracias a mi viaje─ por aconsejarme. No puedo retroceder en el tratamiento, ni tampoco con el nutricionista. ¡Diantres! ¡Me salté la cena! ¡Antes de dormir debo ingerir al menos un emparedado saludable o regresaré a lo de antes!

Jairo me hace seña con la mano para que entre en el montacargas. Titubeo, pero al final penetro en el recinto lleno de espejos. No hay nada que pueda enojar más a Lucas que esto. ¡Es el tope de su rabia! La puerta se cierra; una especie de corriente rara comienza a flotar en el aire y por la forma en la que comenzó a respirar mi acompañante me doy cuenta que no soy la única que lo siente.

─Hace un poco de calor ─acoto para ver si eso aligera la tensión y lo que consigue es aumentarla más.

─Ya lo creo ─responde él antes de tragar en seco─, yo estoy tan caliente que...

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