Capítulo Treinta y dos:

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Capítulo Treinta y dos: Una mejor vida.

Lucas:

Nunca pensé que estar acostado pudiera cansar tanto y que una operación que no creí complicada se transformara en la mayor de las torturas.

Ponerme la pela ─a largo plazo─ será una idea inteligente porque me permitirá tener a más mujeres en mi cama que a cualquiera de los otros que van a Black Bridge y nos hará pasar a ambos una velada increíble, pero a día de hoy de verdad que me arrepiento sobre todo en las mañanas, cuando llega esa molesta erección matutina.

Tuve que cambiar todas mis guardias para que no interfieran con mi recuperación y para mi suerte, la entrada a la patana fue aplazada. No le dije a nadie todavía que me admitieron porque no quiero ver a Lucrecia llorar por el viaje y sé que se pone sentimental cuando le hablo de esa clase de cosas.

Con respecto al asunto de Dione, he estado muy comunicado con ella por WhatsApp gracias a nuestros parecidos gustos musicales. Creé un grupo para hablar con mi hermana, Frank y ella de diversos temas, más que nada para saber que Dione no está cerca de Jairo Manson y agradezco que hasta el momento se mantuviera lejos de él.

Ya es casi hora de la cena y por la tarde voy a pasar a ver a Dione. Supe que regresaba hoy a la escuela y quiero ir personalmente a saber cómo le fue en la cena con su hermana.

─¿Cómo se encuentra hoy mi inflamadito preferido? ─El sonido de la voz de mi hermana me hace apartar la vista del techo de mi habitación para verla mal.

Tengo unas ganas de orinar terrible, pero cada vez que lo hago veo la luna, a Marte y a Plutón porque duele como nadie puede imaginar. Maldita la hora en la que se me ocurrió ponerme esto en el pene, espero que los resultados sean increíbles porque mataré al que me la puso.

─Muy graciosa ─espeto, blanqueado la vista.

Por suerte, Frank estuvo de acuerdo en dejarme dormir abajo en las noches porque ahí encima me daba mucho el frío y mi amigo el pene sentía la necesidad imperante de doler a esas horas.

Lucrecia va vestida de enfermera con una sonrisa gigante en su cara. ¡A saber de dónde viene tan feliz!

─¿Quieres que te ayude con algo? ─inquiere divertida─, ¿necesitas que te ponga la pomada o que te acompañe al baño?

─Ya si lo deseas también puedes cambiarme los pañales ─reprocho enojado─. Estoy bien, ya la inflamación está bajando y creo que en tres días podré follar.

─La recuperación es un mes ─suelta─, nada de sexo hasta que todo regrese a su tamaño habitual porque ya sabes lo que puede pasar.

Lucrecia pone sus dedos índice y central en forma de una tijera y lo agita haciendo que todo mi cuerpo se tense. Por nada de este mundo voy a permitir que me corten o recorten algo que ya vino de buen tamaño de fábrica. Si soy honesto, el pene me ha traído más alegrías que el cerebro y eso es mucho decir.

─Ya, no te asustes ─dice mi hermana entre carcajadas, apoyando su espalda contra la pared─. En otros asuntos más agradables para ti, acabo de ver a Dione Hastings regresar con su hermana.

La mera mención de que la chica Hastings esté en la escuela me deja tranquilo. Una de mis fuentes me informó que Jairo Manson tenía ocupada una plaza en una de las escuelas externas del pueblo y si se va de aquí entonces me quedaré tranquilo con saber que Dione estará bien.

─Me alegra, más tarde pasaré a verla ─informo y asiente.

Creo que sabe de sobra que tendrá que acompañarme porque todavía me cuesta andar, así que no puedo imaginar subir escaleras.

Estrías para tu belleza  [✓] Where stories live. Discover now