Capítulo Treinta y tres: (II)

1.8K 211 130
                                    

Capítulo Treinta y tres (II):

Dione:

Termino de ponerme la crema que me aplico cuando me depilo y me coloco mi pijama rosa.

Tuve que vomitar hoy en el baño porque me vi al espejo y había ganado peso. Debo volver a ser la rigurosa de siempre con mi dieta porque no quiero regresar a como estaba y si bien he perdido algo, todavía me queda mucho camino por recorrer.

Me dejo caer en la cama y tomo mi computadora de debajo de mi almohada para encenderla. Me dispongo a abrir el programa de estudio de Princeton para ver qué aplicaciones descargar cuando mi celular comienza a sonar a mi derecha. Es raro que alguien me llame ahora, las únicas personas que lo hacen son mis padres, que de seguro están de gira; Laura, que a esta hora trabaja y los tres chicos que recién se fueron. Jairo podría ser, pero de seguro está ocupado bronceándose en la Polinesia.

Alzo mi celular notando que el número que me llama es restringido. Esto cada vez me gusta menos porque las veces que me han marcado así es para burlarse de mí.

Descuelgo casi al último tono con las manos temblorosas por el nervio. Ni siquiera el penúltimo día del año me van a dejar ser feliz, pasa el tiempo y nadie me da un rayo de esperanza de la humanidad. No soy muy diferente a los demás, tengo un poco de sobre peso, algo que la mayoría no poseen, me cuesta perderlo, pero me esfuerzo al extremo. No quiero que me vean con lástima, tampoco como una apestada. Si solo los demás me dieran la oportunidad que me están dando Frank, Lucas y Lucrecia entonces verían que no como personas.

Mi relación con ellos hasta ahora es buena. Algo dentro de mí me dice que ellos no quieren burlarse de mí o al menos no por mi peso. Lucas tiene secretos muy oscuros y hasta este momento todos tienen una explicación bastante lógica. No sé a qué atenerme.

─¿Hola? ─pregunto temblorosa.

─¿Cómo se encuentra hoy la chica más hermosa que tiene este mundo? ─La voz que resuena detrás de la línea hace que todo mi cuerpo se destense.

Es que solo él para alegrarme la tarde. Se me dibuja una sonrisa en la cara y una carcajada pequeña escapa, por la forma en la que dice esa mentira que tanto me gusta escuchar.

─Hola, Jai ─digo en el tono más dulce que se me sale.

Extiendo mis piernas en la cama y apoyo mi espalda a la pared para estar cómoda. Las conversaciones suyas y mías pueden ampliarse por horas si nos lo proponemos. Siempre tiene un tema para hablar.

─¿Cómo estás, preciosa? ─inquiere tan sensual que me rio. Es demasiado bueno para ser real.

─Todo tranquilo, estaba por ver un poco del programa de Princeton. ─Le cuento para que la conversación no quede en sus hombros─. ¿Qué hay de ti? ¿Está bueno el clima por allá?
Se hace un breve silencio en la línea que me tensa, pero al momento lo oigo estornudar. Apenas se recupera regresa la charla.

─Todo está increíble, aunque te extraño bastante ─acota, logrando que mis mejillas se sonrojen.

Cruzo una de mis piernas sobre la otra.

A decir verdad, yo también lo echo de menos, luego de lo que pasó entre nosotros he estado pensando mucho lo que me dijo y me di cuenta que realmente no me siento mal porque haya sido él quien se llevara mi primer beso. Es que es tan Wattpad que asusta, es maravilloso y tiene una forma de entenderme que ni el mejor de los psicólogos.

Puede que, por mi parte, no haya que pensarlo más; tal vez sea el tiempo de que viva una experiencia como una chica normal de mi edad.

─Yo también te extraño ─suelto con el corazón en la mano. Jairo se volvió demasiado imprescindible para mí como para hacerlo de lado ahora─. Ojalá estuvieras aquí.

Estrías para tu belleza  [✓] Where stories live. Discover now