Capítulo Treinta y cuatro:

1.8K 212 57
                                    

Capítulo Treinta y cuatro: Nos ayudará a pensar mejor.

Dione:

Decepción, acción y efecto de desencantarse de una persona por algún motivo.

Decepción, aquello que sentimos cuando esperamos demasiado de alguien.

Decepción, lo que siento ahora mismo de Jairo.

Cuando él entró a mi vida me sentí feliz porque creí que para alguien yo no era la típica mojigata a la que todos golpeaban. Supo jugar las cartas correctas para llegar a mi corazón. El día de mi cumpleaños él se encargó de hacerme sentir especial, de comprarme una flor, de regalarme mi primer beso. Superé tanto y dejé pasar demasiado porque supuse que él era mi amigo.

Los amigos se lo perdonan todo, ¿no? 

¿A dónde fue lo que nos enseñó Friends?

I´ll be there for you.

Supongo que me tomé demasiado literal el significado de la serie.

Lo dejé muy fácil meterse entre mis piernas, por suerte no llegamos a algo de lo que me pudiera arrepentir. ¡¿A quién quiero engañar?! ¡Mierda! Le permití que tocara por debajo de mi ropa interior y eso para mí es un acto demasiado íntimo. Yo lo dejé porque pensé que me decía la verdad, susurró cosas lindas en el portal, todo parecía tan perfecto que ahora es que me doy cuenta que era muy irreal.

Lo que colmó la copa de mi decepción fue hoy en la mañana. Ahora entiendo el número privado, porque por el prefijo yo iba a saber al momento que había vuelto si es que alguna vez se fue. Me preguntó si quería ser su novia. ¡Dios, jugó con material muy sensible!

Las chicas gordas como yo no tenemos derecho a ser felices, somos seres despreciables y, para todas las veces que he avergonzado a mi madre en público, es normal que jueguen con mis sentimientos de la manera tan rastrera como lo están haciendo.

La chica que estaba empotrada contra la pared se arregla su falda y sale. Claro, era una delgaducha de esas que no tienen carne ni para una empanada, como me gustaría estar a mí. Una amarga lágrima cae por mis mejillas. Joder, siempre dije que las protagonistas de Wattpad eran unas exageradas, que un desamor no podía doler tanto, que era mera hipérbole de las escritoras. Estaba equivocada.

Jairo abre la boca para decir algo, sin embargo, se detiene al ver cómo Lucas pone una mano en mi hombro. No es momento para sus peleas tontas.

─Dione ─susurra él, cerrándose la bragueta del pantalón─, por favor, déjame...

─No… ─Lo interrumpo antes de que diga lo más mínimo─… no se te ocurra decirlo. ¡Sí que tienes que tener el alma llena de mierda para hacerme algo así!

Él baja los ojos y niega con la cabeza. Cualquiera diría que realmente le duele.

─¡Nunca más te vuelvas a acercar a mí en tu puñetera vida! ─pido, conteniéndome para no llorar más de lo que lo hago─. Yo no tendré fuerzas para abofetearte, ni tampoco tengo valor para hacerlo, pero te juro, por ese Dios que está allá arriba que si alguna vez se te ocurre llamarme o hablarme yo voy a… yo voy a...

Y no logro terminar de hablar ya que mi voz se corta y las ganas de llorar se me amontonan.

Aparto a Lucas que se trata de atravesar en mi camino y salgo por la misma puerta que entré escapando de una de las preguntas más difíciles que me han hecho en años. Es que este día no se puede complicar más porque sería una mentira. Nadie tiene peor suerte que yo y la mayoría de las cosas que me suceden son por crédula.

Estrías para tu belleza  [✓] Where stories live. Discover now