Estrías para tu belleza [✓]

Capítulo Cuarenta y nueve:

Capítulo Cuarenta y nueve: Preguntas.

Dione:

Azulosa, tuve que irme por un asunto urgente e importante. Nos vemos a la hora del desayuno. Un beso.

Me quito las lágrimas de mis ojos leyendo por decimosexta vez la nota que apareció sobre mi cama esta mañana apenas me levanté. Un asunto urgente e importante, ¿es que acaso yo no soy eso? Solo una tonta como Dione Hastings para no darse cuenta que él solo deseaba matar las ganas que tenía de estar conmigo.

Por suerte fui precavida y no le permití tener sexo, aunque lo haya dejado poner su lengua más de una vez anoche en mi sitio prohibido. ¿En qué estaba pensando?

Vale, después de devolver todo lo que había en mi estómago me acosté a dormir y tuve ese sueño erótico con él. Nunca conté con que me lo encontraría junto a mi cama con aquella elevación en sus pantalones y todas las ganas del mundo de quitarse sus deseos sexuales. Pensé que Lucas era diferente al resto de los sujetos que conocí antes ─o sea a Jairo─, pero en esencia los dos son unos capullos que me dieron ilusiones.

Puede que la tonta sea yo que me creo todo lo que me dicen.

La velada fue increíble, las tres veces que nos enrollamos sentí que cada fibra de mi cuerpo le pertenecía y los orgasmos me sacudieron como lo creí imposible. Luego de cada round ninguno decía algo que hiciera sentir incómodo al otro, solo nos quedábamos en la cama abrazados mientras nos hacíamos mimos.

Ayer fue la primera vez en mi vida que vi un pene real a menos de diez metros de mí y tengo que confesar que lo imaginaba un pelín más grande. Supongo que Wattpad tiene que ver mucho con la creencia del súper tamaño.

Lucas me mostró la perla que se puso hace unos meses, en navidad. Cuando me preguntó si quería tocar casi me morí de la pena y eso solo hizo que me ganara muchos besos de su parte. Fue todo tan mágico, que si lo cuento de seguro los demás pensarán que lo soñé o que me lo estoy inventado.

Pasadas las doce los dos nos dormimos sobre mi cama, abrazados, yo virgen y él lo bastante satisfecho como para abrazarme hasta que el cansancio de tres orgasmos, una ducha rota y un secreto inexplicable me venció.

Esta mañana, apenas abrí los ojos lo busqué entre mi colcha y mis brazos, al ver que no estaba me desplacé al baño por si tenía una urgencia, pero no estaba. Me dejó una nota y se fue por la ventana, la que, por cierto, dejó abierta. Reparó mi ducha y se largó sin pensar siquiera en mí.

En mi infancia muchas veces mi madre me utilizó para llegar a la abuela y para que escuchara las propuestas que tenía sobre la empresa, yo era una niña y pensaba que eso era correcto hasta que un día la tía se sentó conmigo, desde entonces no me sentí tan utilizada como hasta ahora. Lucas se acostó conmigo ─en teoría porque no llegamos a la parte de la penetración─ y se fue como si no valiera nada, como si mis sentimientos fueran los mismos que los de cualquier otra. Fui una puta, me abrí de patas demasiado rápido. ¡Ángeles caídos!, pensé que sería todo diferente.

Después de la larga ducha que aproveché para llorar desconsoladamente y un vómito matutino, por si acaso, salí del cuarto lista para entregarme al estudio y olvidarme de Lucas, pero para mayor desgracia me di cuenta de que hoy es festivo. Por ende, no hay clases.

Miro las mantas arrugadas que puse encima de la silla del escritorio para centrarme de nuevo ─desde mi cama─ en la computadora. No sabía que mi carrera llevara tantos programas que ya usaba antes para editar mis portadas en Wattpad, los tenía para teléfono y ahora, gracias al internet, también están en mi máquina.

Siento toques en la puerta que me hacen alzar la cabeza. Genial, yo diciendo que no quiero ver a nadie y algún tonto viene a molestar. Estoy cansada de la gente de la escuela. En dos zancadas estoy en el pórtico y casi quiero gritar una maldición al girar el picaporte y encontrarme a Frank Logan con la bandeja de alimentos que la hermana Sonia envía y un extraño olor a chamuscado impregnado.