Han pasado cinco años desde que Kagome había regresado a su época dejando a sus amigos y a Inuyasha, pero durante ese tiempo guardo un secreto el cual era que ella estaba embarazada ella juro que jamás le diría al padre de su hijo, pero cuando regre...
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Todos los que luchaban comenzaban a desesperarse, pues se estaban quedando sin fuerzas necesarias para seguir peleando. Kirinmaru al ver a Nao convertido en Shingo decidió acabar con su pelea y ayudar a Kagome, pues está podía correr peligro.
- ¿Dónde crees que miras? - preguntó molestó.
El InuKami siguió atacando ferozmente a Kirinmaru, pero este cansado y molestó decidió matarlo de una vez por todas.
- ¡Jamás serás dignó de mi! - exclamó cortando al Inukami en dos.
Kirinmaru guardo su espada y miró un momento al séptimo hermano mayor para después comenzar a correr hacía la entrada. Con Kōga, Inuyasha y Miroku las cosas se habían complicado al ver a Nao convertido en Shigo, pues las pela se había tornado más intensa entre los hermanos Inukamis y los tres chicos.
- Miroku ve con Kagome - dijo Inuyasha.
- Pero no puedo dejarlos pelear contra tres - dijo algo cansado.
- Has lo que esté pulgoso dijo - apoyó Kōga - Tu eres un monje y tú poder espiritual está disminuyendo esto puede que le pase a Kagome así que debes ir y ayudarla -
Miroku no muy convencido decidió ir con kagome, pero los tres Inukamis no dejarían que eso pasara y sin pensarlo decidieron atacar, pero tanto Kōga como Inuyasha combinaron sus poderes creando un poder realmente de temer y así enfrentandose a muerte siguienron peleando, siendo el más débil de los Inukamis el primero en morir con tan fatal golpe.
- Realmente eres un inútil segundo hermano menor - dijo el quinto hermano.
- Aún no entiendo porque es nuestro hermano si es débil - dijo serio el cuarto hermano - Sin embargó ese golpe pudo matar a cualquiera de nosotros -
Los dos hermanos restantes miraron a sus oponentes, pero estos ya no estaban, pues tanto Kōga como Inuyasha habían decidido ir a auxiliar a Kagome. Sin embargó en la entrada del pueblo Kagome comenzaba debilitarse por el cansancio de haber purificado varios ataques que le lanzaban los dos Inukamis.
- Esto no está bien, ya casi no tengo energías - dijo asustada.
- Esto realmente es una lastima -
Kagome sorprendida se levantó rápidamente y volteandose miro a quien había hablado poniéndose en posición de ataque.
- ¿Quién eres? - preguntó seria.
- Realmente no me conoces, pero por tu culpa perdí a quien podía acabar con todos ustedes - respondió serio - Pero claro nos has dado a dos príncipes que cumplirán con nuestras expectativas -
- ¡Jamás dejaré que se lleven a mis hijos! - exclamó seria.
- Es una lastima, porque realmente no vengo a pedir permiso - dijo serio.
El primer y .as fuerte InuKami se lanzó contra Kagome llegando a lastimar su hombro derecho, Kagome al sentir el dolor y la sangre salir cayó soltado su arco callendo de rodillas.
- Realmente es decepcionante, pensé que eras la sacerdotisa más uerte de todas la eras, pero veo que Kikyō lo fue - dijo sonriendo.
Kagome podía sentir el dolor y el orgullo roto, pues pensaba que ya nadie podía compararla con Kikyō, sin embargo aquí solo demostraba lo equivocada que estaba.
- Bueno ahora acabaré con esto -
El InuKami se lanzó nuevamente hacía Kagome quien arrodillada y con una sonrisa podía sentir su final, Kirinmaru, Inuyasha y Kōga que ya estaban cerca podían ver cómo Kagome iba a morir en manos de ese InuKami y la desesperación en ellos de no poder hacer nada era grande.
- ¡¡Muere maldita Sacerdotisa!! - gritó.
Pero al estar a tan solo centímetros de tocar a Kagome una gran oleada de aire y tierra les impidió seguir mirando y hacer que se detuvieran, pues un gran poder se hizo presente.
- No puede ser - dijo asombrado Kirinmaru.
Al despejarse poco a poco Kirinmaru, Inuyashas y Kōga pudieron ver lo que tanto habían temido por meses, pues al despejarse por completo vieron que el brazo del InuKami había sido cortado con el gran poder de la espada de Sesshomaru.
- JAMAS INTENTES TOCARLA -
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