Han pasado cinco años desde que Kagome había regresado a su época dejando a sus amigos y a Inuyasha, pero durante ese tiempo guardo un secreto el cual era que ella estaba embarazada ella juro que jamás le diría al padre de su hijo, pero cuando regre...
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Con forme los días pasaban las estaciones cambiaban y otoño pasó rápidamente llegando invierno con cambios en todo el Sengoku, pues la familia de Sango y Miroku iba progresando como la familia de exterminadores y monjes, la familia de Rin y Kohaku su pequeña bebé de dos meses seguía molestanto a Hisui, pero siendo la princesa de su padre, Inuyasha había obtado por proteger a Kagome, pero desde la llegada de Kirinmaru se dedicó a cuidar al pueblo y ayudar a Kōga con sus tierras y Kagome cada vez estaba más feliz de su pequeña Hanae que comenzaba a gatear intentando perseguir a Nao, quien ahora intentaba una relación con Kin'u, esto hizo feliz a todos, pues el legado de la familia Taisho con mojes y sacerdotisas no terminaría. Sin embargó Kirinmaru que había desaparecido por algunas semanas no le gustaba nada la situación en la que ahora estaría aquel pueblo, pues ahora ni Lady Irasue podía salvarlos, durante esas semanas, Kirinmaru viajo al lugar sagrado de los Inukamis dónde se enteró de gran parte del plan de los ancianos, pero había sido descubierto y lo habían mandado a matar a penas pidiendo escapar.
- ¡Maldion! - exclamó cansado - Debo llegar rápido antes de que ellos ataquen la aldea -
Por las heridas que tenía, a Kirinmaru se le complicaba avanzar, pues cada vez que lo intentaba perdía sangre.
- ¡Esto es una jodida broma! - gruñía.
El quería salvarlos, no por que le importará las personas del pueblo, no porque le importa se la amistad de Inu No Taisho lo hacía por Nao Taisho, por ese príncipe que a pesar de todo su mirada no mostraba maldad ni malicia, lo hacía por Hanae Taisho esa niña hermosa que le había tocado el corazón con sus calidas sonrisas, lo hacía por la sacerdotisa, esa sacerdotisa que lo hacía molestar y pensar mucho, lo hacía por Sesshomaru Taisho, ese niño que conoció siendo muy alegre y risueño, lo hacia por esa familia.
- Vamos, debo seguir - se decía - Yo soy el gran Kirinmaru, el gran Lord Del Este -
Aquellas palabras lo hacían sacar fuerzas y elevar su poder y hacer que sus heridas sanarán más rápido.
- Debo de llegar -
En el templo de los Inukamis, todos estaban preocupados, pues Kirinmaru se había enterado de gran parte de sus planes y eso los obligaba a acartuar antes.
- Debemos atacar - dijo serio - Si Kirinmaru les advierte antes jamás lograremos nuestro objetivo -
- Tiene razón hermano mayor, Kirinmaru podrá ser Lord de otras tierras, pero ha formado un lazo con la familia de Sesshomaru - apoyó.
En gran InuKami molestó apretaba los puños, pues las primeras nevadas llegarían y ellos no estaban listos, sin embargo sus hermanos tenían razón.
- Bien, preparen todo - ordenó - Saldremos esta noche -
- Como órdenes - dijeron retirándose.
Sin embargó ninguno de los nueve hermanos sabía lo preocupado y angustiado que estaba el InuKami mayor, pues una presencia de poder se hacía cada vez más grande llegando hasta los cielos.
- Es hora de hacer lo que Inu No Taisho no hizo - dijo serio.
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