Han pasado cinco años desde que Kagome había regresado a su época dejando a sus amigos y a Inuyasha, pero durante ese tiempo guardo un secreto el cual era que ella estaba embarazada ella juro que jamás le diría al padre de su hijo, pero cuando regre...
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Los siguientes meses que pasaron en la aldea fueron alegres, tristes y algunos deprimentes. En esos meses los aldeanos restaban en el árbol sagrado para que el Lord despertará de su sueño profundo, Nao recorría las tierras del Oeste junto a Jaken protegiéndolas de algún enemigo o inclusive invasor, Kagome se había quedado junto a Sango, pues se negaba a abandonar la aldea con su pequeña de semanas de nacida a la cual le había puesto el nombre de Hanae. Inuyasha cuando pudo ver a la niña le nació aquel instinto de protección hacia ella, Kōga a bien o a mal había tenido que lidiar con la idea de que había perdido para siempre a Kagome. Hoy después de meses Inuyasha se encontraba en el árbol sagrado mirando a Sesshomaru.
- Realmente luces tan tranquilo - dijo - Aún no entiendo cómo alguien como tú pudo tener a una alegré niña -
Sin embargó, entre lo que Inuyasha decía no se dió cuenta que Nao lo observa y escuchaba sobre un árbol.
- Hanae es demaciado para el perfecto asesino que eres - dijo - Pero lo que realmente me preguntó es, ¿Qué harás cuando sepas que no nació como Daiyokai? Si no como una hanyō con más poder espiritual -
Nao molestó por lo que decía Inuyasha saltó del árbol y caminó hacia el.
- ¿Acaso crees que mi padre mate al bebé que hace meses tu quisiste matar? - preguntó serio.
Inuyasha sorprendido volteó encontrándose con los fríos ojos ámbar de su sobrino.
- Vaya, así que escuchaste lo que dije - mencionó.
- Sabes que esa no es la respuesta que busco - dijo serio.
- Mira niño para que lo sepas tengo razones para decirlo - dijo - Tu podrás ver la perfecta cara de tu padre, pero así como lo admiras así odia a los hanyō -
- Si quieres que odie a mi padre no lo lograrás y solo perderás tu tiempo - dijo.
Inuyasha gruñía por lo altanero que podía llegar a ser Nao, pero debía controlarse, si no lo más probable sería que Kagome termine por alejarlo para siempre de ella y de Hanae.
- Pues ya lo veremos cuando llegue el momento - dijo marchando se.
Nao al ver cómo se alejaba suspiró y miró a su madre con tristeza.
- Jamás la odiarias, ¿Verdad? - preguntaba con tristeza - Espero que no -
Nao se alejó del árbol sagrado con dirección hacía la aldea, sin embargo no se dió cuenta que dentro del árbol el Lord comenzaba a despertar de su descanso. En el pueblo Kagome amamantaba a su pequeña bebé mientras la arrullaba.
- Realmente es hermosa - dijo Sango.
- Lo sé - suspiró - En esos seis meses pensé que sería como Nao, pero veo que no -
- Tranquila señorita Kagome, el Lord Sesshomaru jamás le haría daño a su propia hija - mencionó Miroku.
- Es verdad amiga - apoyó.
- Pues yo digo que no te confíes tanto Kagome, porque puede que pase lo contrario - dijo Inuyasha.
Kagome sonrió y miro a su pequeña bebé.
- Yo creó que no pasará, además Hanae es el nombre que Sesshomaru escogió - mencionó - Estoy segura que el ya sabía que yo estaba embarazada -
- Te fe en eso madre, y no dejes que nadie te haga pensar mal de papá - dijo llegando.
- ¡Nao! -
Todos se alegraron de ver a Nao y más Kagome, pues hace cinco meses que no lo veía y ahora estaba casi toda su familia completa.
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