Han pasado cinco años desde que Kagome había regresado a su época dejando a sus amigos y a Inuyasha, pero durante ese tiempo guardo un secreto el cual era que ella estaba embarazada ella juro que jamás le diría al padre de su hijo, pero cuando regre...
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Sesshomaru miraba la luna y como está tomaba su forma de menguante, pero aún se preguntaba porque el olor de la Miko se hacía más presente si ella ya no estaba, pero si ella había regresado en el tiempo que a él lo encerraron era comprensible el porque jamás lo supo, también no era buena idea buscarlo, pues a pesar de que pudo salir de aquel lugar los Inukamis aún lo buscaban para sus fines los cuales no apoyaba.
- Esto realmente es molesto - se decía.
Era la primera noche y trataba de aguantar lo más que podía para que sus instintos más primitivos no se hicieran presentes, pero esto se hacía imposible. En el árbol sagrado Nao miraba la luna esperando la segunda noche para por fin conocer a su padre, pues aún cuando no lo dijera seguía creyendo en su madre.
- Mamá te extraño mucho - dijo abrazándose.
En la habitación de Kagome, está se encontraba llorando mirando la peineta entre sus manos recordando aquella noche en dónde se entregó por amor al Lord de su corazón y como este le había correspondido, pero ahora después de años ella tenía miedo de saber cómo reaccionaría al decirle que tenía un hijo de catorce años.
- Sesshomaru - susurró.
En la mañana siguiente Kagome se encontraba limpiando su cabaña cuando en esta entro Sango junto a Rin.
- Hola señorita Kagome - dijo sonriendo.
- Solo dime Kagome, ya no es necesario usar tanta formalidad - mencionó.
- Aún no me acostumbró - dijo.
- Y bueno, ¿A qué han venido? - preguntó sonriendo.
- Bueno amiga, Rin y yo venimos de ver a Kaede y queríamos que fueras la primera en saberlo - mencionó sonriendo.
Kagome confundida miró a ambas mujeres y Rin solo sonreía.
- Kagome, Kohaku y yo seremos padres - mencionó sonriendo.
- ¿En serio? - preguntó sorprendida.
- ¡Sí! -
- Muchas felicidades Rin, seguro que será un bebé hermoso y amable - dijo.
- Gracias Kagome -
Las tres mujeres se encontraban felices por la noticia, hasta que Nao entro cortando toda felicidad.
- Lo siento, pensé que estabas sola - dijo.
- ¡Nao ven! - pidió Rin.
Nao sin entender miro a Kagome y está solo asintió para que se acercará, al estar cerca se sentó a lado de su madre.
- Pronto habrá otro bebé aquí - mencionó - Porque estoy embarazada -
- Muchas felicidades señorita Rin - dijo.
- Vamos Nao, no seas tan serio - regañó Sango.
Nao solo asintió e hizo que las tres mujeres rieran por la timidez que aún tenía, pero para el escuchar la dulce risa de su madre tranquiliza va su corazón. En la tarde Nao se ofreció a llevar a Rin y a Sango a sus hogares, pues pronto comenzaría la temporada de celo y es cuando las personas cerraban sus hogares para que no les pasará nada, pero en la cabaña de Kagome todo estaba tranquilo.
- ¿Piensas esperarlo como cada año? - preguntó tras ella.
- Sabes que siempre lo haré - respondió sin voltear.
- Aún no entiendo, ¿Por qué el? - volvió a preguntar.
Kagome suspiró ante la insistencia de Inuyasha.
- Porque lo amo - respondió - Así como un día logré amarte, pero se que el amor que le tengo a él es aún más grande que lo esperaría el resto de mi vida -
- Espero que jamás te arrepientas - dijo saliendo de ahí.
- Jamás lo haría - susurró.
La noche se acercaba y con ello Kagome sabía que el también lo haría, pues aún sentada mirando la luna lo esperaba.
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