Séptimo año: Borrachines

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—Bien. ¿Pub, entonces? —dijo Lily, una vez más, con aire negociador. —Creo que será mejor que volvamos a Hogsmeade, ¿no creen? No me gustan las probabilidades de aparecer de vuelta a Escocia ebrios...

—Seh, buen plan, —Remus asintió, limpiándose la nariz con su manga, aún respirando pesado. —¿... dónde está James?

—Bueno nos dimos cuenta que iba a lucir realmente sospechoso si ambos, delegado y delegada, estaban desaparecidos, —Lily rio. —Entonces él volvió para cubrirnos. Él em... él envió a Sirius. Ambos pensamos...

—Está bien. —Remus asintió. Finalmente se giró para dirigirse al perro, sentado pacientemente a su lado. —¿Sirius?

Se transformó de vuelta enseguida, y se paró ahí luciendo incómodo, frotándose un brazo con el otro.

—Hola, Moony. —Dijo, suavemente.

—Hola. —Remus asintió de vuelta, repentinamente muy tímido.

—¡Oh, Remus, lo olvidé! —Lily rompió la atmósfera. Ella le entregó una pequeña caja cuadrada de cartón. Una cajetilla de Silk Cut. —Idea de James, —ella se encogió de hombros.

—¡Salva vidas, gracias! —Remus los aceptó agradecido.

—Será mejor que vaya y hable con él, de hecho, —Lily continuó, observando entre los dos chicos, —¿Black, me das el espejo? Iré y le haré saber dónde encontrarnos.

Sirius le entregó el espejo compacto, y ella le sonrió a ambos, antes de caminar unos pasos para alejarse, de esa forma no podrían escucharla.

Remus se sentó en la banca, abriendo la cajetilla de cigarrillos con sus dientes, luego sacando uno. Lo sostuvo frente a Sirius,

—¿Me lo enciendes? Estoy tan tenso que probablemente explote en mi cara.

Sirius chasqueó sus dedos, y el cilindro se encendió. Remus le dio una calada apreciativamente. Sirius se sentó junto a él.

—Moony yo...

—Sirius...

Ambos intentaron hablar al mismo tiempo, luego se sonrieron tímidamente.

—Sirius. —Dijo Remus, —Lo siento. Fui un imbécil.

—Es cierto. —Sirius asintió, tomando un cigarrillo por su cuenta. —Pero no estabas completamente equivocado.

—Tú tampoco. —Remus suspiró. —No sé qué está mal conmigo.

—No hay nada que esté mal contigo, Remus. —Sirius tocó su rodilla, gentilmente, mirándolo a los ojos. Estaba en ropa muggle, lo que era un cambio agradable, pensó Remus. Jeans negros y su chaqueta de cuero negra. Remus sonrió.

—Te ves bastante bien.

—Y cuál es la novedad. —Sirius sacó su lengua. Se tornó solemne de nuevo, —No pude creerlo cuando Prongs me dijo de la carta. Me sentí como la mierda por haberte gritado, solo quería asegurarme que estabas bien, luego él dijo que te habías ido...

—Lo siento, —respondió Remus. —Solo tenía que venir enseguida, ni siquiera lo pensé.

—Yo también lo hubiera hecho. —Admitió Sirius. —Aunque, de hecho, no sé si me apresuraría exactamente hacia el lecho de mi madre.

Remus resopló, de mala gana, y ambos estuvieron en silencio por un rato, pensando sobre sus madres.

—¿Cómo es ella? —preguntó Sirius, finalmente.

Remus consideró esto cuidadosamente antes de responder. Intentó recordar su voz, sus ojos, la forma en que se sentía su mano en la suya.

—Ella es amable. —Dijo. —Creo que me agrada.

All the Young Dudes 5-7Where stories live. Discover now