Séptimo año: Hope

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Sra Hope Jenkins.

Remus se ahogó en su cigarrillo, luego lo dejó caer, quemando un hoyo en sus pantalones. Soltando un gritito de dolor, saltó, dándole palmaditas al hoyo caliente en su muslo.

—¡Remus! —Lily lo miró, alarmada, —¿¡Estás bien!?

—Seh, seh... —levantó el cigarrillo y lo lanzó por la ventana. Había arrugado un poco el pequeño sobre en su otra mano. Metió el papel arrugado en su bolsillo. —Solo... necesito ir al baño.

Se apresuró dentro del pequeño baño y cerró la puerta de golpe, tratando de regular un poco su respiración. Vale. Vale. Debió haber esperado esto. Él fue quien le había escrito a ella, después de todo.

Remus sacó la carta de su bolsillo y la estiró. No podría haberla abierto en frente de Lily y James; podría decir cualquier cosa, y él estaba tan poco preparado. Mordió su labio. Quería otro cigarrillo, terriblemente, pero recién había lanzado el último por la ventana. Típico.

Abrió el sobre, lentamente, con cuidado de no romperlo, como si eso pudiera significar algo. El papel era delgado, y lo desdobló gentilmente. La manuscrita era más reconocible ahora. La conocía de la carta original, escrita todos esos años atrás, excepto que ahora estaba más larga y delgada; notablemente torcida, como si la mano hubiera estado temblando.

Querido Remus,

Lamento que me haya tomado tanto responderte. Me temo que no he estado bien de salud, y no he estado en mi casa para recibir correspondencia.

Estaba tan feliz de oír de ti. Lamento no poder escribir más, querido, pero amaría oír más de cómo te va. Por favor escríbeme de nuevo. A la dirección de más abajo.

Con amor, Mamá.

Las propias manos de Remus estaban temblando ahora. 'Con amor, Mamá'. ¿¡Qué mierda significaba eso!?

Sintió la rabia inundarlo, lista para tragárselo completamente. La pelea con Sirius se desvaneció como algo insignificante; ahora estaba verdaderamente furioso. Era una furia que había estado durmiendo por un buen tiempo ahora, pero siempre había estado ahí, en su centro. Una furia que no tenía dirección, ningún otro propósito más que llenarlo con manía al rojo vivo. Tal vez Greyback la había puesto ahí. Tal vez el abandono de Hope. Justo ahora no le importaba un carajo.

Incapaz de controlarse, le dio una patada a la puerta del baño. La pateó tan fuerte que astilló la madera, rompiéndola justo a través.

—Mierda. —Masculló. —Auch. —Esperaba no haberse roto un dedo del pie.

—Oh por dios, ¿¡Remus!? —sonó la voz de Lily de nuevo.

—Lo siento. —Dijo, casi por instinto, mientras sacaba su pie de la puerta. La abrió.

James estaba de pie justo ahí, sus ojos grandes y amplios, Lily justo detrás de él, como si la estuviera escudando de Remus.

—¿¡A qué jodidos demonios estás jugando!? —dijo James, su voz era severa. —¡Mira, si estás teniendo una pelea con Padfoot entonces arréglenlo entre ustedes, no empieces a hacer pedazos la habitación!

—Lo siento. —Dijo Remus nuevamente, sintiéndose bastante pequeño.

Nunca había sido reprendido por James antes; era más aterrador de lo que había esperado.

—¿Remus? —Lily hizo a un lado a su novio, impacientemente, —¿Qué pasa?

Él sacudió su cabeza, mirando hacia abajo la carta en sus manos. Sus hombros se desplomaron. Estaba aún respirando muy pesadamente para ser capaz de hablar. Se la entregó.

All the Young Dudes 5-7Where stories live. Discover now