Sexto año: Separación

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Remus despertó la mañana siguiente con una resaca y una enorme sensación de alivio. Tenía que haber estado borracho para hacerlo, pero lo había hecho. No más celos, no más preocupaciones, no más angustiosos cuestionamientos. La clave ahora, decidió, era mantener una distancia, y construir barreras.

Para cuando había terminado de ducharse la mañana después de su decimoséptimo cumpleaños, Remus tenía un plan de acción. Cerraría bajo llave la puerta de lo que fuera que había sido su relación con Sirius, estaba bien ver la Navidad como un preciado recuerdo, o sentirse un poco solitario, un poco incompleto, pero esto era enteramente necesario, tanto para su salud como para su sanidad.

Sirius no era todo el mundo, a pesar de parecerlo a veces.

Remus había demostrado esto casi inmediatamente. Saliendo del baño, se topó con James, quién lucía como si no hubiera tocado una gota de licor la noche anterior, a pesar de haber bebido tanto como todos los demás. Esa exasperante buen fortuna Potter aparentemente aplicaba a resacas, también.

—¡Buenos días, Moony! —le sonrió con las mejillas sonrojadas, vestido en sus túnicas de quidditch. Hoy no era un día de práctica, ¿pero por qué eso debería detener a James? Alzó su escoba, —¿Te gustaría dar una vuelta por la pista? —esta era un broma antigua, él le preguntaba, y Remus siempre hacía una mueca.

Remus observó furtivamente las dos camas hechas, y las dos con las cortinas aún cerradas, donde (presumiblemente) estaban Peter y Sirius aun durmiendo.

—Seh. —Dijo Remus. —Vamos, entonces.

—¿¡Eh!? —James se detuvo de golpe.

Remus asintió, casualmente,

—Iré contigo. Tengo que mejorar en vuelo, puede que sea útil cuando terminemos la escuela. Tengo tu vieja escoba en algún lado, déjame buscar...

Le dio crédito a James, después de su sorpresa inicial estaba completamente emocionado por la idea, e incluso se mordió la lengua cuando vio el estado de la sucia y descuidada escoba de Remus. Simplemente ofreció pulirla, luego condujo a Remus hacia abajo a la pista de quidditch parloteando sobre ejercicios simples y básicos para 'aumentar la confianza'.

Y no fue terrible. James era un profesor muy paciente, y Remus se sentía en manos seguras, el chico de las gafas ni siquiera se rio después de la tercera vez que se cayó. Después, Remus sintió que incluso entendía a James un poco mejor. Era una sensación saludable, caminando de vuelta al desayuno, hambriento y adolorido y lleno de energía. Su primer experimento había ido bastante bien, de hecho, que Remus decidió, que le diría que sí a todo lo que sus amigos le pidieran de ahora en adelante. De esta forma, se mantendría ocupado hasta que Sirius volviera a ser igual a lo que fuera que había sido antes.

Al desayuno fueron recibidos por una fila de Gryffindors con ojos irritados, todos inclinándose soñolientamente en sus codos, Mary y Marlene sentadas apoyadas en sus espaldas, sujetándose en la otra.

—Cristo, —Mary le hizo una mueca a James y Remus, —¿¡No han estado ejercitando!? Jodidos lunáticos.

—¿¡Tú fuiste, Moony!? —Sirius levantó la mirada, haciendo una mueca de dolor y frotando su aparentemente adolorido cuello.

Remus solo se encogió de hombros levemente, luego desvió la mirada. Sirius no intentó hablarle de nuevo.

Estaban a mitad de la comida, Remus como de costumbre devorando la mitad de su peso corporal en pan, huevos fritos, frijoles tostados y tocino; todos los demás jugaban con su comida con expresiones débilmente nauseabundas o sino drenando una gran taza de café negro, cuando Lily se enderezó, abriendo mucho los ojos repentinamente, como si la hubieran electrificado.

All the Young Dudes 5-7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora