Quinto año: Bombas apestosas y armarios de escobas

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Lunes 23 de Febrero, 1976

Era una broma lo suficientemente simple para empezar, las buenas bombas apestosas clásicas. Pero los ánimos de Sirius sobre el prospecto de todos los cuatro merodeadores trabajando juntos de nuevo significaba que la idea había seguido creciendo y expandiéndose, hasta que de alguna forma involucraba cuatrocientas bombas apestosas, un hechizo retardador, y a ellos cuatro fuera de la cama después del toque de queda.

Lo habían pospuesto demasiado tiempo. Incluso si Remus accedía a olvidar su tarea por una tarde, tenían que reunir los materiales (no preguntó donde consiguieron cuatrocientas bombas apestosas. Era mejor no saber), y luego contender con prácticas de quidditch y las nóminas de patrullas de prefecto. Luego estaba la luna llena. Todo dicho, la primera noche donde todos ellos estuvieron libres terminó siendo a fines de Febrero.

—¡Ha pasado un tiempo! —sonrió James mientras desaparecía bajo la capa.

La habilidad de Peter de convertirse en una rata era increíblemente útil, especialmente cuando podía encogerse y descansar en el hombro de James bajo la capa de invisibilidad. Desafortunadamente, como todos eran altos ahora, tres eran aún demasiados para caer apropiadamente.

—Ustedes dos usen la capa, —Remus suspiró, quitándosela de encima después de intentar agacharse lo suficiente para que no mostrara sus tobillos, —Solo mostraré mi pin de prefecto si alguien pregunta que estoy haciendo.

—Aunque, le quita toda la diversión. —Se quejó Sirius, levemente ahogado bajo la tela.

—Estoy seguro de que aun así encontrarás una forma de divertirte, —dijo Remus. —Vamos entonces.

Dejaron el dormitorio y se dirigieron escaleras abajo para dejar la Torre de Gryffindor. Remus tenía que caminar lento para que los otros pudieran seguirle el paso, pero estaba ansioso por acabar con todo. Era una buena idea y todo – pero iba a tomar la mayor parte de la noche si querían cubrir todas las bases, y tenía un inicio temprano el Martes.

—¡Hola, Remus!

Antes de haber dado vuelta en una esquina se habían topado con Christopher. Esto se estaba haciendo ridículo. Donde quiera que volteaba, si Snape no lo estaba observando, entonces Christopher lo estaba. Remus se detuvo y sonrió ampliamente, profundamente consciente de que los tres merodeadores estaban de pie detrás de él, invisibles.

—Hola Christopher, ¿Cómo estás?

—¡Nada mal! —el encantado chico chilló de vuelta, —Solo iba a la sala común, ¿se te antoja un juego de ajedrez?

—Eh... lo siento, estoy patrullando. —Remus apuntó su insignia de metal.

—Oh claro. ¿Entonces, dónde está Lily?

—En el baño. —Dijo rápidamente. —Solo la estoy esperando.

—¡Esperaré contigo! —Christopher sonrió. Remus luchó contra el impulso de golpear su frente de incredulidad.

—Oh no, —rio, tratando mantener su tono amigable, —No, tu ve a la sala común... casi es el toque de queda, ¡no quiero tener que darte detención!

—Oh, vale entonces. —Christopher asintió. Remus solo lo decepcionaba. —¿Nos vemos más tarde, tal vez? ¡Olvidé decirte, estoy muy emocionado por tu fiesta!

—¿¡Mi qué!?

Hubo un bajo quejido de irritación justo detrás de Remus. Afortunadamente, Christopher pareció no haberlo oído.

—¡Tu fiesta de cumpleaños! ¡No puedo esperar, no pude ir a la fiesta de Sirius Black en Noviembre, tenía un examen de Pociones, pero este año me aseguraré de tener todo fuera del camino primero!

All the Young Dudes 5-7Where stories live. Discover now