Verano 1977 (Parte 5)

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Lunes 29 de Agosto, 1977

Remus despertó de su segunda luna llena ligeramente mejor que la anterior, pero incapaz de moverse. Moody lo había aprisionado a la cama (mantenida en el ático específicamente para este propósito) usando algún tipo de magia avanzada. No dolía, pero era bastante humillante, teniendo que acostarse ahí y esperar a ser liberado, sin ropa encima. Sirius había estado vehementemente en contra de la idea, pero no lo dañaba, y era mejor que la alternativa. A Remus no le importaba como se sentía el lobo al respecto.

—Hiciste mucho ruido, —dijo Moody, mientras lo liberaba, —Pero es de esperarse.

—¿Qué hacen los otros? —preguntó Remus, poniéndose rápidamente sus jeans, deseando que Moody se fuera, o por lo menos se diera la vuelta, —¿Los hombres lobo de los que sabe el ministerio?

—O lidian con ello en casa así, con un Auror chequeando antes y después, o se reportan a las celdas de mantenimiento del ministerio. Te conseguiré un panfleto, si quieres.

—No gracias.

Remus tenía la clara impresión que Moody no aprobaba la decisión de Remus de no registrarse.

Escaleras abajo, en su habitación normal, la Sra Potter había dejado un conjunto de túnicas en la cama para él, no uniforme, pero normales, cotidianas. El tipo que James y Sirius usaban fuera de la escuela. Esperaba que fueran de segunda mano; no quería saber como les pagaría si empezaban a comprarle ropa.

—Son para salir, —explicó James, cuando Remus preguntó, —¡Callejón Diagon hoy día!

Con el primer día de escuela no muy lejos, habían acordado que los chicos se quedarían en el Callejón Diagon por los últimos días de las vacaciones de verano. El Sr y la Sra Potter se irían una semana por negocios para Dumbledore, aparentemente, aunque no confirmaron ni negaron esto. Incluso Moody no pudo discutir que Remus fuera al Callejón Diagon esta vez.

—Lleno de Aurores, estos días, encubiertos, ni siquiera lo notarías.

—Y tengo diecisiete, —dijo Remus, cortante, —Entonces soy libre de ir a donde me plazca.

—Absolutamente, —dijo Euphemia, cansada.

Sus cartas de Hogwarts habían llegado solo hace una semana, y para la sorpresa de todos James había sido nombrado Delegado, como se evidenciaba por una nueva insignia dorada adjunta dentro de su sobre.

—¡Maldita sea! —jadeó James,

—¿¡Qué mierda!? —Sirius frunció el ceño.

—¡Lenguaje! —les reprendió la Sra Potter.

Había estado bastante orgullosa, por supuesto, pero James solo estaba interesado en contarle a Lily, y se apresuró a enviarle una lechuza enseguida,en menos de media hora, descubrieron que ella había sido nombrada Delegada.

—¡Es el destino! —declaró James, —¡El destino!

Usaron polvos flu para llegar al Calderón Chorreante, un hogareño, pub mágico anticuado que también hacía de hostal, punto de reunión y en general centro de la comunidad, hasta donde Remus sabía. James había registrado dos habitaciones idénticas, y después de haber sido recibidos por un tabernero jorobado de aspecto extraño, los cuatro merodeadores dirigieron sus maleteros escaleras arriba para instalarse. Remus estaba compartiendo con Peter, porque ninguno Remus ni Sirius pudieron inventar una excusa para compartir una juntos. Las habitaciones eran adyacentes, que era pequeño consuelo, pero no mucho.

El Callejón Diagon no era como Hogsmeade, como Remus había pensado que sería; estaba más lleno, bullicioso, ruidoso, lo equivalente mágicamente a cosmopolita. Las calles estaban ocupadas con piñas de estudiantes, y cada tienda estaba ocupada hasta sus techos.

All the Young Dudes 5-7Where stories live. Discover now