Quinto año: Secuelas

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Nadie estaba enfadado porque habían intentado de proteger a Sirius. La Sra Potter se levantó de su propia cama cuando el Sr Potter volvió de donde fuera que había estado, y ambos acordaron que Dumbledore llegaría por voluntad propia, eventualmente, y que lo que fuera que quería preguntarle a Sirius podía esperar hasta entonces.

Rescataron el resto de la mañana lo mejor que pudieron. El Sr Potter animadamente ofreció aparecer todos los presentes arriba a la habitación de Sirius, pero Sirius se negó.

—¡Mis piernas funcionan bien! —insistió, —¡Quiero bajar y ver el árbol!

Entonces, todos se reunieron y se vistieron o cambiaron, luego se reencontraron media hora más tarde en la sala de estar. Remus no podía evitar mirar la parte de la alfombra donde había visto caer el cuerpo de Sirius menos de doce horas atrás. El dolor era agudo y alarmante. Tuvo que mirar al actualmente, consciente Sirius; arropado en mantas con otra taza de té en el sofá opuesto al suyo, solo para sentirse normal de nuevo.

Abrir regalos aún se sentía igual de alegre y natural como siempre. Una libertad para todos, sin orden, simplemente rompieron los envoltorios hasta que estuvieron rodeados de estos, tiras de escombros de colores brillantes. No importaba lo que habían recibido, solo el recuerdo de haber recibido algo bueno en esa horrible mañana. Los Potters, por supuesto, tenían bastantes para Sirius y Remus, y le prometieron a Sirius aún más

—Te conseguiremos algunas lindas imágenes, para alegrar tu habitación, —dijo la Sra Potter, —¿Cuál equipo de quidditch apoyas, corazón? ¿O tal vez una de esas estrellas de rock que le gustan a ustedes chicos?

Sirius la miró como si hubiera recibido el regalo más maravilloso de su vida. Tal vez así era.

—La mayoría de mis cosas están en Hogwarts, —dijo. —Solo tenía ropa en casa... —lucía un poco avergonzado, y Remus sabía que estaba pensando sobre los obscenos posters que había fijado permanentemente en las paredes de su dormitorio. Podría estar seguro que no lo haría en su nueva habitación donde los Potters.

—Bueno, puedes usar algunas cosas de James por un tiempo. Tal vez iremos de compras para año nuevo.

Se sentaron para un tranquilo almuerzo Navideño. Evidentemente, alguien había desinvitado a todos los invitados que habían anticipado, lo que para Remus era una bendición. Ya tenía poca paciencia por tanta preocupación y falta de sueño; no necesitaba a Darius Barebones metido en la mezcla. Pensó sobre los Pettigrews, y se preguntó si Peter estaba preocupado, o se sentía dejado de lado.

Gully estaba a punto de encender el pudin Navideño cuando el *CRACK* de aparición sonó afuera de la puerta frontal. Dumbledore. Sirius saltó, y se veía como si quisiera levantarse de la mesa, pero se quedó quieto. El Sr Potter les sonrió tranquilizadoramente y fue hacia la puerta.

Todos escucharon atentamente.

—¡Albus! Feliz Navidad.

—Sí, estábamos a punto de tener...

—Solicité que me contactaran tan pronto como él despertara.

—Adelante, Dumbledore. Acompáñenos para el postre.

Dumbledore entró a la habitación. Estaba usando túnicas sombrías de un profundo marrón pardusco, como sangre seca. Lucía como si su noche hubiera sido igual de larga que la suya. Fue seguido por un hombre rechoncho que se parecía a un bulldog bastante canoso. Tenía una masa de cabello pelirrojo-grisáceo, y ojos tacaños oscuros que viajaban furtivamente por la habitación, como si estuviera buscando problemas.

—Albus, Alastor, —la Sra Potter se puso de pie, moviendo su varita. Dos sillas más aparecieron en la mesa del comedor, al igual que pequeños platos, tenedores, servilletas y copas. —¿No se unirán a nosotros por postre?

All the Young Dudes 5-7Where stories live. Discover now