Quinto año: Tablas

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Martes 16 de Marzo, 1976

Cuando llegó la siguiente luna llena, se volvió claro que Remus y Sirius habían quedado en tablas. Remus había intentado ser indirecto, tratando de buscar la mirada de Sirius durante las comidas, o las raras tardes cuando estaban todos juntos. Intentó quedarse en la habitación para ver si Sirius se quedaría atrás también. Pero sin suerte. Los ojos de Sirius nunca se encontraban con los suyos, y siempre era el primero en dejar una habitación con Remus en ella.

Cortó por de hecho tenderle una emboscada a Sirius en alguna parte (lo que se negaba a hacer), Remus estaba quedándose sin opciones. La petición por otra llamada telefónica con Grant había sido devuelta con una nota en la brusca y clara manuscrita de Matrona en el envoltorio, 'El destinatario ya no se encuentra en esta dirección'. Estaba completamente solo.

Una vez, Remus pensó que estuvo cerca de atrapar a Sirius. Estaban dejando Encantamientos, y James se había detenido a hablar con el Profesor Flitwick, y Peter había ido al baño, entonces Remus y Sirius se encontraron esperando solos en un pasillo ocupado. Él aprovechó la oportunidad, diciendo suavemente,

—Mira, sobre la otra noche...

—Seh, estábamos todos muy ebrios, ¿¡cierto!? —Sirius rio fuertemente, lo suficientemente fuerte para que la gente se girara a mirar. —Demente. ¡Casi no puedo recordar la mitad!

—Eh... seh, claro. —Remus se retractó.

Era una completa mentira, ambos sabían eso. Pero era uno de esos horribles casos donde ninguno de ellos se suponía que debían reconocer la mentira; solo pasar sobre ella. No podría presionar a Sirius más lejos de lo que estaba dispuesto a ir. Y él claramente no estaba dispuesto a ir... ahí.

Luego, por supuesto, estaba Mary. Si Sirius sí quería a Remus de la misma forma que Remus quería a Sirius, entonces seguramente la cosa con Mary acabaría. Pero no, Remus iba a tener que llegar a términos con el hecho de que no era 'la cosa con Mary'; era la relación de su mejor amigo, y no iba a ir a ningún lado prontamente. Ella iba a todos lados con él, y más a menudo si no era en su regazo.

Durante este tiempo, Remus brevemente consideró la idea de legeremancia. Ser capaz de leer la mente de Sirius era tentador. Pronto la descartó, descubriendo que era mucho más difícil que cualquier otra cosa que había intentado. Además, su calendario de estudio estaba al máximo, tenía muy poco espacio en su mente para nuevos hechizos.

Ahora, en la noche de la luna llena, Remus se sentó solo en la Casa de los Gritos, esperando a que sus amigos llegaran y no estaba seguro si serían dos o tres, Estaba volviéndose un poco paranoico, de hecho, pero esa no era la culpa de Sirius. En un intento de escape, Remus había estado pasando más y más tiempo abajo en los invernaderos, vaciándose y llenándose con el mareador humo verde. No era ideal. Mejor que beber, supuso. Mejor que conseguir detenciones por bromas estúpidas.

Fumó ese día en particular para calmar sus nervios alrededor de la luna, y para ver si tenía algún efecto en los dolores de la transformación. Aunque solo dios sabía cómo sería un hombre lobo drogado.

Un brusco dolor quemó sus omóplatos, y jadeó con sorpresa. Bueno, ahí terminaba el experimento.

—Buenas tardes Moony, —la puerta se abrió y James asomó su cabeza.

—Está empezando, —Remus apretó su mandíbula, —Apúrense, entren.

James rápidamente se transformó, y fue seguido dentro de la habitación por una enorme rata café y un gran perro negro. Remus cerró sus ojos, aliviado.

La noche de la luna llena no fue diferente de ninguna otra ahora. Como animales, eran menos conscientes, o tal vez solo estaban menos preocupados de sus problemas más humanos. El lobo solo quería correr, y cazar, y revolcarse en la maleza y perseguir al negro y jugar a las luchas con el grande.

All the Young Dudes 5-7Where stories live. Discover now