52° Adictos

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Arabella

Moscú /Rusia.

Aterrizamos a Rusia aproximadamente hace dos horas, desde que llegué no me he sentido bien, tengo un dolorcito en la parte baja del abdomen y en la espalda. Son como contracciones pero no tan frecuentes, tocan la puerta y entra Franco que al verme con la cara roja y sudando se acerca a pasos largos.

— ¿Qué tienes, mi muñeca? — me ayuda a sentarme en la cama.

— ¡No sé...! — grito del dolor — Me duele muchísimo. — coloco la mano en mi vientre.

Siento un líquido correr por mis piernas, paso mi mano por mi muslo y al verla está empapada de sangre; mi ritmo cardíaco se acelera y voy quedando sin oxígeno. Franco corre hacia la puerta y grita por ayuda, el primero que aparece es Raúl pero me ve y suelta una sonora carcajada.

— ¡Ah no! mi señora, esta vez no voy a caer. — menea la cabeza de un lado a otro.

— Imbécil voy a perder a mis bebés. — grito desesperada.

Akem y su madre entran a la habitación, él corre hasta donde me encuentro; su mirada se percata de la sangre, su rostro palidece y sin ningún preámbulo me carga. Baja las escaleras a toda prisa gritándole a Raúl toda mala palabra que llegaba a su boca. Se sube conmigo en la parte trasera de la camioneta.

— Conduces tú. — le dice a Franco.

Mi mejor amigo sin rechistar obedece, busca en el GPS el hospital más cercano, enciende el motor y sale de la mansión Ivanov. El dolor ha aumentado, cojo la mano de Akem y mis uñas se aferra a ella con fuerza haciendo que sangre, en ningún momento se a quejado; solo me dice que nuestros bebés están bien, que solo es un susto pero creo que él dice todo esto más para tranquilizarse a él mismo que a mí.

Al cabo de veinte minutos llegamos, él me carga y me lleva a urgencias, las enfermeras y camilleros al verlo entrar sus tonos de piel se colocan pálidos, veo terror en sus ojos.

— Kto, chert voz'mi, zdes' khodit? — no entiendo nada de lo que dice.

"Kto, chert voz'mi, zdes' khodit?: ¿Quién puta madre atiende aquí?"

Un enfermero llega con una silla de ruedas, Akem me sienta en ella y pasamos por un pasillo a la velocidad de la luz. Atravieso una puerta con dicho enfermero pero no dejan pasar a mi idiota. Escucho dos disparos, el chico que me llevaba se detiene, me volteo y veo el suelo teñirse de sangre; Akem entra y el camillero pasa saliva.

— Idite durakom, yesli ne khotite, chtoby s vami sluchilos' to zhe samoye. — dice él, necesito aprender a hablar ruso.

"Idite durakom, yesli ne khotite, chtoby s vami sluchilos' to zhe samoye.:Avanza imbécil si no quieres que te pase lo mismo."

Continuamos con el camino hasta llegar al otro pasillo, a diferencia del pasillo anterior éste sí tiene varias personas. Una doctora se acerca y le dice algo al chico y me adentran en una habitación.

— ¿Hablas español? — pregunta la doctora por lo que asiento — Perfecto, te haremos un examen pélvico para ver si el cuello del útero se empezó a dilatar y también te haremos un análisis de tejido para saber ¿Qué ocasionó el sangrado?

— Haga lo que tenga que hacer, pero no quiero perder a mis bebés. — digo entre hipos la desesperación ha hecho que llore.

— ¿Bebés? — pregunta.

— Son mellizos. — responde Akem — Y por el bien de usted es mejor que mi mujer y mis hijos estén fuera de peligro.

— Por supuesto mi Boss. — le tiembla un poco la voz — Voz'mite yeye na testy. — mira al enfermero.

"Voz'mite yeye na testy: Llevala para las pruebas."

Él asiente y salimos de ahí pero esta vez mi idiota no viene conmigo.

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Akem

Me quedé esperando en la habitación por que inevitablemente estoy nervioso, todo esto es culpa mía por tener las ganas de follar a mi pequeña a cada rato; después de ese encuentro en la ducha Arabella quedó exhausta pero como jamás voy a saciar éste deseo por ella, me la follé toda la noche como un animal.

Quien te manda a pensar con la polla. Me regaña mi voz interna.

Una hora después mi principessa llega con el enfermero y la ayuda a recostarse en la cama. Me acerco a ella y la beso en la frente.

— Todo esto es culpa mía amor, yo tuve que controlarme pero es que eres peor que una droga. — la miro a los ojos — Ni yendo a rehabilitación me quitaré éste deseo, este vicio que tengo hacia ti. Me he convertido un adicto a tu piel, a tu cuerpo, a tus labios, a tú mirada, a tu toque, a tu todo joder.

— Tú no tienes la culpa, la tengo soy yo por ser una adicta al sexo. — me acaricia mi mejilla — Si yo no quisiera que me tocaras, no tendríamos sexo.

En ese momento entra la doctora con los resultados.

— Señora Ivanova ya pudimos parar el sangrado, pero eso no significa que todavía no tenga amenaza de aborto. — explica — El examen pélvico reflejó que el cuello del útero no llegó a dilatarse y el análisis de tejido nos indicó que a sido un aborto espontáneo provocado por estrés o alguna fuerza.

— ¿Qué recomienda? — indago.

— Evitar tener relaciones sexuales por lo que queda del embarazo...

— Es broma ¿cierto? — pregunta Arabella.

— Lamento informarle que si quiere que su embarazo concluya sin ningún problema, tiene que evitar el sexo. — advierte — No debe tomar medicamentos prescritos por el médico tratante, no hacer fuerza y por lo menos durar unos días en cama; eso es todo y ya puede irse, cualquier cosa no dude en venir.

— ¡Muchas gracias! — sonríe triste mi pequeña, la doctora se retira dejándonos nuevamente solos.

Franco todo éste tiempo se quedó en la sala de espera, al vernos salir se levanta inmediatamente.

— ¿Mis sobrinos están bien, muñeca? — pregunta preocupado.

— Tranquilo cariño, ellos están bien, solo tengo que guardar reposo.

Llegamos a la mansión, en la sala principal está mi madre, mi nana, Boris, Chiara, Sebastián, Beatrice, Massimo y Valentín. Su madre se dirige hacia ella y la abraza, luego se agacha para besar su tripa.

— Me tenías el corazón en la boca con la angustia mi reina ¿Mis nietos están bien?

— Si madre estamos bien, estoy algo cansada y quiero descansar — bosteza.

— Querida preparé una habitación en el piso de abajo para que no estés subiendo escaleras. — dice mi madre — Me imagino que van a aplazar la boda.

— ¡No! — decimos al unísono mi pequeña y yo, todos sueltan a reír — Bueno lo que quiero decir es que esto solo fue un susto.

— Exactamente. — le sigo la corriente — No es ningún impedimento.

— ¡Ujum! par de tortolos. — ríe mi nana — Vayan a la habitación a hacerse arrumacos.

Noto como Massimo tensa la mandíbula, Valentín le da un codazo y disimula que está de acuerdo. Nos despedimos de todos y nos encaminamos a la habitación. Al llegar recuesto de la puerta a mi pequeña y la beso.

— No sabes cuanto espero ese día para que seas mi esposa. — beso su clavícula — Estos cuatro meses van hacer una tortura no poderte tocar, no poder hacerte una vez más mi mujer.

— ¡Akem! — jadea — Detente, porque no vas a terminar de apagar ese fuego que ya creció en mí. — obedezco — Voy a tomar una ducha.

Se va directo al baño sin vacilar, miro mi paquete y está abultado.

La mano será nuestra nueva amiga. Dice mi polla.

Mi polla y yo vamos a sufrir un calvario.

CENIZAS +18 [1] ✓ [Borrador]Where stories live. Discover now