47° Ya sabe donde estás

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Akem

Estoy pasando por el pasillo de las habitaciones cuando escucho la voz de mi pequeña. Me acerco sigilosamente hasta la puerta y lo que oigo me deja fascinado.

— Papá ese hombre como usted dice, es el hombre que me cuida, el que me mima, el que me da mi lugar porque soy su prioridad, el que me dió la dicha de ser madre, el que me hace feliz. — dice con la frente en alto — El papá, es el hombre que me enseñó amar. — Esa última frase me dejó estático.

¿Le enseñé amar?

Pero si ella fue la que derritió éste frío corazón, es el rayo de luz que alumbra mi túnel de oscuridad. Me quedo allí hasta que corta la llamada, ella al girarse se sobresalta.

— Me encantó la definición que tienes hacia mi persona. — se acerca y la cojo por la cintura — Eres lo mejor que me ha pasado.

— Y tu eres el mío. — nos quedamos mirando por un buen rato — Tengo hambre. — hace un puchero.

— Hoy te cocinaré yo. — le beso la frente.

Nos encaminamos hacia la cocina agarrados de la mano. La cargo para sentarla en la isla.

— ¿Qué se te antoja? — beso su tripa.

— Quiero gratén delfinés. — se relame los labios.

— Así será. — la beso.

Agarro unas patatas las lavo, cojo un cuchillo y comienzo a quitarle la corteza. Luego la pico en rodajas y la coloco en una bandeja; le echo un poco de agua para que esté cocida, enciendo la estufa a llama lenta. En la nevera busco la nata cosa que no hallo.

— Principessa no hay nata. — le aviso — Mandaré a uno de mis hombres que compre una.

— No cielo, yo voy. A una cuadra está el supermercado. Necesito tomar un poco de aire. — se baja de la isla.

— Pero que te acompañe Raúl. — ordeno.

— Pero que cabezota eres macho. — rueda los ojos — En veinte minutos estoy aquí. — me besa, coje su bolsa; se coloca el abrigo y sale del departamento.

Que mujer tan terca. Me preocupa que esté sola pero tengo que dejar la paranoia, reviso las patatas y ya están listas, apago la estufa. Pero se me olvidó decirle que comprara nuez moscada. Cojo el móvil y marco su número.

— ¿Ya me extrañas? — pregunta burlona.

— Siempre, mi diosa. — sonrio — Te llamo para que también compres nuez moscada.

— Vale. — cuelga.

Pongo el móvil en la isla, abro la nevera y agarro la leche líquida. Busco una olla y la hecho allí para luego encender nuevamente la estufa. Mi móvil vuelve a sonar. Al agarrarlo veo que es un mensaje de Boris.

¡Hermano! Hoy me llamó Sebastián Medina y está de nuestro lado. Me comentó que hace meses ha tratado de contactar contigo pero no ha podido; se está haciendo pasar como unos de ellos delante de la familia, aún no recuerda absolutamente nada.

Boris. L

Leo varias veces el mensaje incrédulo.

¿Estás seguro que no es un plan de esa rata? No quiero poner en peligro a mi familia.

Akem. I

Ya lo investigué y dice la verdad. Él escuchó muchas cosas que no te gustarán, hay que idear un plan pero ya. Tú padre ya sabe donde estás ahorita.

Boris. L

Inmediatamente pienso en mi principessa, ella salió sola sin ninguna protección. Apago la estufa, busco mi arma y la coloco entre mi pantalón; salgo corriendo hasta el ascensor pero está parado en un piso, me voy por las escaleras de emergencia.

No les puede pasar nada.

Al llegar abajo me encuentro con Raúl.

— ¿Hacia dónde cogió mi mujer? — indago.

— Para está calle. — me señala hacia la izquierda.

Salgo corriendo como loco, varios transeúntes me miran raro pero me importa una mierda. Veo a pocos metros el supermercado, me encamino para allá a pasado rápido. Al llegar entro mirando para los lados, este puto supermercado es grandísimo así que la llamo. Repica pero no contesta.

Me cago en la puta.

Voy recorriendo pasillo por pasillo pero aún no la encuentro. Escucho dos detonaciones haciendo que me dirija allí rápidamente; cuando llego veo a Santiago apuntando con una pistola en la cabeza a Arabella. Saco mi arma y le quito el seguro pero cuando voy a disparar.

— Baja el arma. — me ordenan.

Me volteo para encararlo, es un hombre cincuentón pero bien dotado.

— ¿Y si no qué? — agarro su pistola y me la coloco en toda la frente — ¡Anda dispara!

Cuándo él lo pretendía hacer le doy un golpe por las costillas, cayendo al suelo inmediatamente; cojo mi pistola y le disparo tres veces matándolo en el acto. Me giro y veo como Arabella está peleando con él a puño limpio, trato de acercarme y comienzan a disparar desde un punto ciego. Con la adrenalina a mil empujo un estante para cubrirme. Desde allí comienzo a disparar como un desquiciado. Las personas empiezan a gritar y a correr.

Raúl llega con más de mis hombres matando todo aquel que se les atraviese. Arabella le da una patada a Santiago cayendo al suelo, le quita una navaja que llevaba en su bota y se la clava en el abdomen; él desde el suelo hace una maniobra para que ella caiga también. Trato de llegar hacia ella pero las balas por doquier no me dejan, si disparo a su dirección temo que la bala impacte en ella. Raúl comienza a lanzar bombas lacrimógenas, Arabella aprovecha esa oportunidad de distracción y sale corriendo hasta la salida.

— Mata a todos estos hijos de puta que yo me tengo que ir con mi mujer. — ordeno.

Él me lanza un bolso lleno de todo tipo de armas. Corro hacia Arabella pero ella cae al suelo; acelero la velocidad, al llegar me lanzo al suelo y la cargo. Corro hasta la salida y Vicente me está esperando con una camioneta blindada, me monto con mi pequeña en la parte trasera y él sale a toda mecha de ese lugar. Varias camionetas nos respaldan.

— Pequeña abre los ojos. — le acaricio el pelo — Vicente pásame algo que conlleve alcohol.

Él busca en la guantera y me da una mini botella de whisky. Me la hecho en la mano y se lo coloco en la nariz. Arabella comienza a toser y abre los ojos lentamente.

— Estoy aquí principessa. — le beso la frente — Siempre estaré aquí.

— Me quiero vengar con mis propias manos de esos hijos de puta. — se agarra la tripa — Me duele.

Preocupado acaricio su tripa, le levanto la blusa y tiene un corte un poco profundo.

— No voy a dejar que les pase nada Akem. — dice llena de rabia — No les daré el gusto a esos mal nacidos. Consigueme un botiquín de primeros auxilios, yo misma me saturaré la herida.

— ¿Tú eres loca? — le reprocho — Te llevaré a un especialista...

— Soy doctora idiota. — me interrumpe — Haz lo que te digo antes de que sea muy tarde.

*******

Gratén Delfinés: Se compone de patatas cocidas en rodajas, nata fresca, leche y nuez moscada. No se añade ningún queso a la receta original, pero es posible que el plato que le sirvan sí lleve un toque. 

CENIZAS +18 [1] ✓ [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora