33° Fetiche

9.3K 688 57
                                    

Akem

Maratón 1/4

Verla dormir plácidamente se ha convertido en unos de mis mejores placeres. Su cara se ve tan angelical, cuando ella duerme su semblante se ve relajado. Desde que tuvo ese episodio en el baño no se ha despertado; me preocupa que no haya comido nada. Le dije a mi nana que preparara macarrón con queso porque se que eso le fascina.

Su comportamiento no es normal así que averiguaré que está pasando. Me levanto de la cama y me dirijo a la sala principal en busca de su bolsa; nunca he irrespetado la privacidad de una mujer pero necesito hallar pistas. La localizo en la mesita, me acerco a ella y coloco mi mano en el cierre para abrirla.

— ¿Qué estás haciendo? — me sobresalto al escuchar su voz.

— ¡Joder pequeña casi me iba a dar un infarto! — me agarro el pecho — recuerda que ya soy un viejo.

— Un viejito que me vuelve loca. — se acerca toda coqueta — Quiero pedirte mil disculpas por lo de la cena — me coge la mano — pero creo que me cayó mal el almuerzo — se encoge de hombros.

— ¿Cómo salieron los exámenes principessa? — vuelvo a preguntar.

— De maravilla cielo, no tienes nada de que preocuparte. — me sonríe — Amor, hoy en el hospital estuve hablando con Iván y...

— ¿Te hizo algo? — aprieto su mano.

Las ganas de alejar a ese ser de ella me está matando.

— !Oh por Dios claro que no! él jamás me haría daño. — ruedo los ojos — como te decía, acepté ser la nueva directora del Hospital Clínic de Barcelona — mi sonrisa se ensancha — y también tengo que asistir a un evento.

— Por supuesto que iremos. — me incluyo — Claro si quieres que te acompañe.

— Contigo voy para donde sea idiota — me da un beso — el problema es que ese día del evento es tú cumpleaños y no quiero ir a una fiesta cuando tú cumplirás otro añito de vida.

Arabella me preguntó hace días si iba a celebrar mi cumpleaños, no soy de estar en fiestas además hay personas hipócritas en mi vida para estar invitándolas.

— ¡Principessa! — le cojo el rostro con mis manos, nuestras miradas se encontraron — de verdad solo quiero compartir contigo hoy, mañana y siempre.

— Y así será, cielo — asegura.

Me agacho un poco para besarla y nos sumergimos en un beso lleno de deseo. Alzo a mi diosa e inmediatamente ella enrolla sus piernas en mi cintura. Camino dirección a nuestra habitación pero en ningún momento dejamos de besarnos. La puerta de la recámara ya está abierta por lo que nos adentramos sin problema; la dejo en el suelo y le quito la blusa de algodón que lleva puesta. Queda expuesta con el brasier, ella misma se quita el vaquero. La quedo observando de arriba hacia abajo, es más la venero; toda ella está hecha por los mismo dioses.

Me quita la camisa de un solo golpe cayendo los botones al suelo, la ayudo a quitarmela y quedo con el torso al descubierto. Ella toca mis pectorales lentamente, me quito el cinturón y me bajo el pantalón de golpe quedando solamente con el bóxer. La empujo a la cama y ella cae riéndose, abre las piernas invitándome a comer ese manjar. La miro, tiene un cuerpo demasiado voluptuoso y es solo mío.

— Tú con tantas curvas y yo sin freno — me muerdo el labio inferior.

— Entonces ven y navega en mi cuerpo — sonríe.

Me bajo el bóxer y me abalanzo sobre ella. Reparto besos húmedos desde su cicatriz hasta su clavícula y viceversa.

— Esta cicatriz — se la beso — representa a una guerrera que luchó a todo pronóstico — sonrio — esta cicatriz significa nuevas experiencias. Experiencias que voy a cumplir a tu lado.

Le saco un seno y me lo meto a la boca; esas gemelas se han convertido en un nuevo pasatiempo para mí. Lamo, muerto y chupo. Le presto atención al otro también. Arabella me jala por el pelo y me besa con lujuria, la polla la tengo dura así que le bajo su braga, agarro mi miembro y se lo paso por todo su coño.

— ¡Joder! — se queja — me estás matando — sonrio.

Y de una sola estocada me adentro en ella, suelto un gruñido por la sensación tan placentera que estoy viviendo. Ya su cavidad se acopla totalmente sobre mi polla; sus piernas se aferran a mi pareciendo nosotros uno solo. Me muevo levemente pero ella alza su pelvis para adentrarse más.

La fiera quiere jugar》.

De una sola sublevación giramos y ella se sitúa sobre mí apoderándose de todos los movimientos. Cabalga descontroladamente, sube y baja por mi falo; grita, jadea y gime como una posesa. Volvemos a girar y la pongo en cuatro, la azoto varias veces porque sé que eso la excita. Mi mano queda tallada en su nalga como un tatuaje.

— ¡Más! — gime — ¡dame más duro!

Y como sus palabras son órdenes para mí hago lo que me pide. Cada vez que follamos me siento complacido pero necesito más.

— Quiero que cumplas algo para mí — le susurro en el oído haciendo que su piel se erice.

— Lo que tú quieras cielo — jadea.

— Quiero tú sangre — ella se voltea y se acuesta en la cama.

— ¿Es algo como un fetiche? — enarca la ceja.

— Puede ser — sonrio.

— Claro que voy a complacerte cielo — sonríe — busca algo para cortar.

Arabella adora su cuerpo y se que la cicatriz que lleva en él la trauma un poco. Pero una cosa es que una persona imponga en ella y otra que ella quiera ser marcada por mi.

Sin pensarlo dos veces me levanto y me encamino a la cocina. Veo todos los tamaños de los cuchillos, tampoco quiero montar una carnicería con ella así que escojo el más pequeño pero filoso. Regreso a la habitación y mi diosa está completamente desnuda, se ha quitado el brasier.

— ¿Preparada? — secundo.

— Contigo siempre.

Me subo a la cama y ella agarra el cuchillo, sin más preámbulo lo pasa por el costado de su cadera, ella sabe perfectamente donde cortar y que no sea una herida profunda. Al ver la sangre voy a lamerla sin ningún pudor. Se hace otros pequeños cortes por su entrepierna y mi habilidosa lengua se dirige a su clítoris. Comienza a jadear sin parar. Meto mi polla nuevamente haciendo que arquee la espalda. Arremeto con fuerza; ambos estamos tan excitados que ella está a punto de llegar al orgasmo y yo voy a correrme. Quince embestidas más y llegamos juntos. Me corro en su interior, es demasiado placentero tener mi polla adentro cuando su cavidad aprieta aún más el miembro.

— Como siempre fabuloso. — le quito un mechón de cabello que está pegado con el sudor de su frente — ¿Nos duchamos juntos?

— Anda tú primero pequeña — le digo — ahorita te alcanzo.

Se levanta de la cama con las piernas temblorosas.

Así la dejamos compadre. Dice mi polla.

Dirán que estoy loco pero yo hablo con mi pene. Veo como esa diosa que tengo como mujer desaparece al entrar al baño. Recopilo en mi mente todo lo sucedido.

Arabella no temió por mi fetiche.

Arabella no huyó al saberlo.

Arabella sin ningún impedimento aceptó complacerme.

Arabella es el complemento que necesitaba.

Arabella será mi esposa.

CENIZAS +18 [1] ✓ [Borrador]Where stories live. Discover now