Prefacio

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Voy caminando un poco apresurada ya que llego tarde al trabajo, me encanta saber que puedo salvar vidas me llena de una gran satisfacción, aunque tengo que dejar ser un tanto perezosa a la hora de levantarme cada mañana. Estoy en la ciudad de Barcelona y hay un poco de tráfico, como todas las mañanas.

Mi auto lo tengo en el taller pero no importa mucho, vivo a unas pocas calles del hospital donde laboro. Estoy tan concentrada por lo que pasa por mi mente que cuando voy cruzando la calle no me doy cuenta del automóvil que viene hacia mí. Quedo completamente en shock, no puedo moverme de donde estoy.

Solamente estoy esperando el impacto contra mi cuerpo, pero eso nunca llega, en cambio, escucho el chillido de las llantas del auto por el asfalto. Tengo los ojos cerrados y mis nervios todavía están en punta.

Se escucha la puerta del auto cerrarse y nos pasos acercarse.

— ¿Te encuentras bien? — me preguntan, esa voz está cargada de un tono ronco y sensual por lo que inmediatamente abro los ojos.

¡Está buenísimo! Grita mi subconsciente.

— Estoy perfectamente bien — le digo —. La culpable soy yo por no ver antes de cruzar.

El me queda viendo fijamente con esos hermosos ojos color tormenta, pero no me intimida, por muy bueno que esté no le bajo la mirada a nadie así que nos retamos con la mirada.

Eso mamona.

— Mi día estaba empezando con el pie izquierdo pero.... — Se queda callado por un momento —, pero acaba de mejorar — se aclara la voz.

— ¿Ya acabó? — Cuestiono

Frunce el ceño ¡Se ve tan divino! Vuelve a decir mi mente.

— ¿Disculpa?— pregunta algo confundido.

— ¿Qué si ya acabó de hacer su exploración visual hacia mi cuerpo? — me queda viendo sorprendido — Mire señor ¿Usted cree que diciéndome eso va a conseguir algo? Pues está muy equivocado, yo no soy ese tipo de mujer que le sonríe a cualquiera solamente porque le dijeron algo "bonito" — hago comillas al aire —, así que si usted no tiene nada que hacer, yo sí — me volteo para continuar con mi camino.

— Es usted una fiera — se ríe —, como a mi me gusta — me volteo —. Le diré señorita... — queda viendo mi bata de doctora dónde se encuentra mi apellido — Duarte, me queda muy claro que no es cualquier mujer, más bien me intriga saber más de usted ¿Tomamos un café?

— Serás idiota. — sigo con mi camino.

No voy a negar que está muy bueno pero eso no significa que me comporte como una cualquiera.

Pero algo en mi dice que él será mi perdición o rendición.

Quizás esté un poco loca, o un tanto paranoica pero ese hombre me ha dejado con una ganas inmensas de conocerlo más, de probar sus labios, de perderme en su mirada y amanecer entre esos brazos tan fuertes y marcados.

Mientras que voy caminando algunas personas atentas al casi accidente, me quedan observando cómo hablo sola pero no le presto atención.

¿Lo volveré a ver?

¿Tendrá esposa e hijos? Quizás los tenga porque se ve que es mayor que yo.

¿Será así de picaflor con toda mujer que le pasa por los ojos?

¿Qué preguntas haces Arabella? Tu te lo quieres comer y ya.

Exactamente, comer y listo ¿Pero y si no lo veo más?

Entro en una acogedora cafetería y hago la fila para hacer mi pedido, voy tarde al trabajo pero necesito cafeína en mi cuerpo para las emergencias que se muestran en el hospital y así no recaer en un cansancio como meses atrás. No dormí por una setenta y cuatro horas, y ya parecía un zombie que no podía ni dar un paso más. Gracias a Dios que solo era agotamiento y no otra cosa porque mi madre me lo reprochaba. Y con razón.

— Un café con leche bien espumoso, por favor. — empiezo a ordenar — Unas donas rellenas de arequipe con un poco de chocolate.

El chico que me atiende me sonríe coqueto y yo le correspondo de la misma manera. Le doy mi nombre para que cuando esté lindo me llamen y poderme ir a trabajar.

— Arabella. — me llama esta vez una chica — Aquí está lo que pidió.

Le regalo una sonrisa y le pronuncio un "Gracias" para luego salir del establecimiento.

Cuando voy a coger mi café, veo que hay una nota con mi nombre pero al darle la vuelta se encuentra el número del chico que me atendió primero. "Soy Rafael, este es mi numero guapa"

Aunque estos gestos siempre me suben el ego, es tan poca cosa que un hombre venga y se humille de esta manera. Y no digo que todos pensemos igual, pero yo Arabella Duarte pienso que quien quiere ligar contigo, tiene que ir de frente; no con absurdas notas como si estuviéramos en el kinder. Yo necesito en mi vida alguien como mi hermano, sabe lo que quiere, va hacia la chica que le gusta sin mirar para atrás y aun corriendo el riesgo de que lo rechacen.

¿Cuando me tocara un buen tipo que solo no sea para follar?

¿A quién quiero engañar?

Me encanta follar con quien me dé la gana, lo matutino aburre. 

CENIZAS +18 [1] ✓ [Borrador]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon