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Durante toda la conferencia, se podía ver algo de incomodidad entre ambos países, y era obvio el porque, lo que había pasado hace unas horas cuando llegó. México no tenía muchas ganas de estar ahí pero debía. En todas esas horas estaba nervioso, quería llegar a casa y decirlo de una vez.
Era noticia ambos, sacando conclusiones de que tal vez tuvieron algo entre ellos hace mucho tiempo, por la forma en la que se miraban a veces o llegaban a contestar algunas preguntas sobre su relación de trabajo.
Argentina lo estaba viendo en todo momento, mientras jugaba con Mextina, no le agradaba mucho USA, pero no sé preocupaba, sabía que México estaba incómodo por las preguntas que le hacían que nada que ver con trabajo. Eso le molestaba.
Preguntándole si había estado en una relación con Estados Unidos antes de que con él. No le gustaba mucho recordar cuando México estaba con USA, algunas veces llegaba con moretones a las reuniones, o con vendas en los brazos que nunca había usado, eso le apenaba mucho.
Constantemente también los escuchaban pelear fuera. México juraba que todo estaba bien, que se amaban al final del todo, pero todos sabían que no era así.
—¿Mextina?
—Papá... ¡Es papá!—Mextina apuntó a la televisión, riendo al verlo ahí.—¡Es papá, es papá!
Argentina rió suavemente.
—Si, mi amor, es papá, va a regresar en unas horas, ven.—Lo volvió a sentar, siguiendo cepillando su cabellito, ya tenía bastante, era castaño, como el de México, algo difícil de cepillar a veces.
Esperaba que no fuera nada malo lo que México quería decirle, no quisiera que fuera un problema grave. Suspiró, Mextina se quedaba quieto, viendo a su padre en al televisión, escuchando lo que decía.
