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Cómo Argentina un día dijo, México iba a ser un gran padre, y si, lo era, lo podía ver desde que le presento a sus hijos, el como los cuidaba todos los días que iba de visita, como jugaba con ellos, los cuidaba, los llevaba de un lado a otro y hasta hizo que mejoren su actitud con él, no solo eso, pero hacer que hasta lo llaman "papá" o "papi" de vez en cuando, como una figura paterna.
México le había prometido a su padre antes de morir y después de su muerte que iba a ser un buen padre para sus hijos, para sus estados principalmente.
Lastimosamente cometió muchos errores con sus estados, a pesar de que ya era diferente, cambio muchas cosas de él, para el bienestar de sus hijos, disculparse por sus malas decisiones y el daño que les hizo en el pasado, quería todavía ser un buen padre como prometió un día.
Iba a ser un padre excelente con Mextina, quería estar con él en todo momento, apoyarlo, amarlo y protejerlo, que nada malo le pase nunca aunque habían peligros de ello, pero quería lo mejor para él, aunque todavía era un bebé.
—¿Por qué me miras así, corazón?—México le pregunto a Argentina, sonriendo mientras jugaba con Mextina que lo tenía en sus brazos, era impresionante como Mextina lucía tan diminutivo al lado del cuerpo de México, de suz brazos y manos pero aún así era suave y delicado a la hora de jugar con Mextina.
—Oh, nada... Solo es tierno verte jugar con el bebé, se ve muy pequeño contigo, es adorable.—Sonrió acariciandole la cabecita a Mextina.—Eres un hombre tan tierno, México, te amo.—Le dió millones de besos en el rostro.
Mextina se quejó, llorando por eso, pateando a todos lados porque Argentina estaba cerca de México, hasta quería empujarlo.
—Dejame besar a tu papi un poco más, cariño.—Argentina le sonrió al bebé, besando a México en los labios para después sentarse a su lado, viendo la expresión de molestia del bebé.
—No parece gustarle que me beses... Se ve celoso el bebé.—México lo alzó, abrazándolo. Aún así, Mextina seguía molesto y miraba de mala forma a Argentina.
—... El bebé me está dando miedo.
—Asi mirabas a mis ex novios cuando se acercaba para saludarme las primeros días de nuestra relación.—México dijo, riendo después, besandole la mejilla a Mextina quien solo cerró sus ojos, durmiendo.
—¿En serio?
—Si, le dabas miedo a Canadá. Mextina se parece mucho a ti, mi amor, no me sorprendería que crezca como tú.—Mextina se acurrucó en México, ya dormido ahí mismo, a veces soltando soniditos de bebé, moviendo sus piernas o su cabecita.
Mañana iba a ser el gran dia de la presentación de Mextina.
