🍓 › ♡˖°꒰ 1 1 4

1.2K 177 38
                                    

México dormía tranquilo en la cama, abrazando la almohada, Argentina se había levantado primero, por lo que lo dejó irse

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


México dormía tranquilo en la cama, abrazando la almohada, Argentina se había levantado primero, por lo que lo dejó irse. Argentina entró a la habitación, yendo a la cama, subiéndose, saltando sobre México para despertarlo.

—¡Argentina!—México se asustó con el tierno ataque del menor, quien lo abrazaba.—Mmh... ¿Cuando te despertaste, mi amor?

—Hace unas horas.

México le acarició el cabello, dándole un besito en la frente. Argentina sonrió, sentándose en el abdomen de México, jugando con las grandes manos de su esposo un momento, acariciando su rostro con estas.

—Oh, que recuerdo es el día de tu bandera.

México al escuchar eso, se levantó de golpe, agarrando su teléfono, viendo que tenía muchas llamadas perdidas. En eso un mensaje que decía que todavía no podían irse. Bueno, pero ya estaban ahí, no podían hacer nada más.

—Verga... Debimos de quedarnos en mi territorio más tiempo...—Dijo, abrazando a Argentina, acostándose otra vez en la cama.—Ya fue, nada más que hacer, ahora quédate aquí conmigo.

—México...

—¿Si, solecito?

—... Siento algo...

—¿Mmh?

—Eh... Creo que tienes un problema por las mañanas que hace que tu...—Se quedó callado por la vergüenza de estar sintiendo eso contra su cuerpo.

México colocó una almohada entre ellos.

—Ya.—Respondió.—Creo que debemos de levantarnos también, debemos de ir a qué te revisen tu pancita, tienes casi cuatro meses.

Asintió. Después de eso, México ayudó a Argentina bajar las escaleras, con cuidado de que no se vaya a caer o algo, cuando el estimado comienze a crecer más debía de tener más cuidado a la hora de bajar, una caída podría ser mortal para el bebé.

—México~

Argentina trataba de llamar la atención del mexicano en el auto en el camino, quería comer algo, no había comido nada en el desayuno, como debería de haber hecho.

—¿Qué pasa, mi amor?

—Tengo hambre, no comí nada.

—... Argentina, ¿Tu quieres matarme, verdad?—México miró al menor. Decirle a México que no habías comido nada era un suicidio, o más bien también una bendición porque era de comprar mucha comida o hacer mucha para que ya no tengas hambre.

—Uhm...—Negó con la cabeza.—Se me olvidó, lo siento.

—Cuando terminemos con la cita te compraré algo de comer.

—Pero tengo hambre ahora...

—Debiste de pensar en eso antes de salir, solecito. Sabias que teníamos que salir a qué te revisen.—Le dijo, llegando al lugar.—Deja de mirarme con esa carita.

Argentina no quería entrar a menos que le den algo de comer. México lo miró ahí dentro del auto, suspiró cansado, a veces el menor podía ser muy berrinchudo.

𝐒𝐎𝐋𝐄𝐂𝐈𝐓𝐎, mexarg, terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora