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Habían pasado unos días, Argentina hablaba con los tres hijos de México a veces, eran muy lindos y amables con él, le agradecían su ayuda siempre que entraba a sus habitaciones para traerles comida o alguna que otra cosa

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Habían pasado unos días, Argentina hablaba con los tres hijos de México a veces, eran muy lindos y amables con él, le agradecían su ayuda siempre que entraba a sus habitaciones para traerles comida o alguna que otra cosa. Argentina se sentía seguro con ellos, se veían que eran como México, amables y muy cariñosos, lo eran de verdad.

Argentina estaba con Tamaulipas, el menor estaba algo cansado, débil, pero debía de comer un poco. El del sol lo ayudaba a comer lento y con cuidado. Le hablaba de vez en cuando para no hacerlo tan callado.

—Ustedes son muy lindos.—Argentina dijo, sonriendo, acariciándole la mejilla al hijo de México con su mano libre. Le dió un besito en la frente antes de dejar el platito con la sopa a un lado sobre la mesita de noche.

—... Ah, si, si.

Argentina debía de irse ya con los otros dos, debía de ayudarlos. México no estaba, había salido a buscar las medicinas de sus hijos y algunas ropas para que usen en casa. Vamos, que no podían estar usando su ropa todo el tiempo, suficiente tenía con Argentina que le robaba sus camisas.

Se fue con Nuevo León, quien dormía todavía, se despertó cuando escuchó la puerta de su habitación abrirse, miro hacia la misma, pensando que era su padre, pero era Argentina.

—Buenos días, Nuevo León.

Nuevo León sonrió, le dolía un poco la cabeza, pero ya era menos. Se sentó, bostezando, viendo que el del sol se acercaba a él para tocarle el rostro, todavía se sentía caliente, pero con un poco más de reposo se le iba a pasar.

—¿Te sientes mejor?—Argentina preguntó, el otro asintió levemente. Sonrió, acariciándole el cabello. Le dejó su comidita ahí, Nuevo León podía solo, ya lo había dicho, no quería que Argentina se hiciera cargo de todo.

—¿Dónde esta mi papá?

—Oh, salió por sus medicinas, volverá en unos minutos.

Nuevo León miro a Argentina, dándole un pequeño beso en la mejilla cono forma de agradecimiento por lo que estaba haciendo por ellos, y obvio dejar que se queden en casa con ellos.

—Vendré a verte después, descansa.—Argentina dijo, levantándose, y yéndose de esa habitación para ir con Yucatán.

El yucateco dormía todavía también, estaba cansado, su cabeza ya no dolía tanto, pero su cuerpo era lo que más dolía, solo necesitaba dormir. No dormía nada, y era necesario debido a su estrés.

Argentina despertó suavemente al menor. Yucatán se quejó, después abriendo sus ojos, viendo al argentino frente a él, ,¿Que hacía en su habitación?

—México te dijo que no puedes entrar a nuestras habitaciones de esa forma.—Yucatán dijo, viendo a Argentina y después acomodándose en la cama.

—Lo sé, pero no iba a dejarlos solos, quería que comieran algo, te traje una sopita para que comas por lo menos un poco.—Respondió, dejando el plato ahí.

—Mmh.

—Te dejaré dormir.

Salió de la habitación. Cuidar de los hijos de México no era tan malo, al menos solo ellos tres, cuidarlos a todos sería... Ya sea malo o muy calmado, depende de cómo estén ellos.

𝐒𝐎𝐋𝐄𝐂𝐈𝐓𝐎, mexarg, terminada.Where stories live. Discover now