𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟳𝟰

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James abrió los ojos mientras se removía en la cama, intentó levantarse pero sintió que algo tomaba la zona de su abdomen

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James abrió los ojos mientras se removía en la cama, intentó levantarse pero sintió que algo tomaba la zona de su abdomen.

Se refregó los ojos con cansancio y bostezó mientras parpadeaba, acostumbrándose a la claridad del sol que entraba por la ventana.

Miró a su lado y sonrió al ver a Alexandra. La chica lo abrazaba por el estómago mientras estaba boca abajo, su rostro miraba hacia él.

Su cabello estaba completamente despeinado, sus labios estaban entreabiertos y su respiración era pausada.

Su espalda estaba a la vista, y los rayos de sol pegaban contra esta haciéndola brillar levemente.

El chico acomodó su cabello mientras sonreía y a lo minutos se levantó, con cuidado de no despertarla.

Se colocó su ropa interior, sus anteojos y se asomó por la puerta, verificando que nadie esté en el pasillo. Cruzó a su habitación y rápidamente se cambió con un pijama.

–Buen día. –saludó Euphemia al ver a su hijo. La mujer se encontraba leyendo el diario.

–Hola, mamá. –sonrió. –¿Alguna noticia?

–Nada de qué preocuparse. –sonrió mientras cerraba el diario y miraba su hijo. –¿Qué haces?

El chico estaba tomando una bandeja de desayuno y servía café en dos tazas.

–Eh, desayunaré arriba.

La mujer entrecerró sus ojos y se acercó al chico mientras asentía con su cabeza. Se paró a su lado y lo miró interrogante.

–¿Y por qué dos tazas?

James apretó sus labios mientras cortaba algo de fruta y elevaba sus hombros.

–Para Sirius.

–Oh, y dime..¿Sirius te hizo esas marcas en el cuello?

James dejó caer el cuchillo y tosió al ahogarse con su propia saliva. Se agachó rápidamente y tomó el cubierto mientras evitaba la mirada de su madre.

Euphemia sonrió burlona y elevó una ceja mientras miraba cómo su hijo se hacía el desentendido.

–De seguro fue un mosquito.

–Claro. ¿Y ese mosquito es pelirrojo?

James cerró sus ojos con fuerza mientras acomodaba todo en la bandeja. Miró a su madre y ella sonrió arrogante.

–No me molestes, mamá. –dijo ladeando su cabeza y mirándola con súplica.

–Bueno, no te molestaré. Pero déjame decirte que me gusta que hayan solucionado las cosas con el mosquito.

James rió y sacudió su cabeza mientras tomaba la bandeja.

–Y cuídense, no quiero ser abuela aún.

QUEROFOBIA; James Potter Where stories live. Discover now