❝Miedo irracional a ser feliz por temor a que a continuación pase algo malo o negativo.❞
Alexandra White sabe que no puede ser feliz. No sólo por las situaciones que vive día a día, sino también por miedo.
Ella piensa que ser feliz es algo negativo...
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Al otro día, Alexandra se sentía feliz.
Por algún motivo, el estar feliz le trajo un poco de tristeza.
En estos momentos era cuando odiaba pensar tanto. Su mente a veces le jugaba una mala pasada, y le hacía creer que cosas malas iban a pasar.
Nunca podía disfrutar de esa felicidad, pensando que después algo malo sucedería.
Hoy empezaría a estudiar con James otra vez, se encontraba en la Biblioteca esperando que el azabache apareciera.
Estaba leyendo sus apuntes de Transformaciones cuando alguien tomó asiento enfrente suyo.
–James, pensaba que..
Alexandra levantó su mirada y se calló al notar que enfrente suyo no se encontraba James, sino Danielle.
La castaña la miraba con una sonrisa cínica, tenía su uniforme perfectamente puesto y su insignia de Prefecta resaltaba. Su cabello estaba levantado en una coleta alta.
–¿Qué les dijiste para que estén contigo? –preguntó.
–Yo no.. –se quedó en silencio otra vez, estaba confundida y no sabía qué decir.
–Alexandra, ¿saben cómo eres? –preguntó cínica. –Dime, ¿te seguirán queriendo cuando sepan sobre tus ataques de ansiedad? ¿Acaso ya notaron las cicatrices de tu muñeca?
La pelirroja tragó en seco y por inercia tomó su muñeca izquierda. La castaña rió al notar esto.
–Lo dudo mucho. ¿Por qué traerles tanto sufrimiento a su vida? Ellos están bien. ¿Por qué ir con ellos y hacerlos cargar con tantas cosas?
Danielle sabía exactamente lo que hacía. Ella sabía qué decir para herir a Alexandra.
James entró a la Biblioteca con una sonrisa. Sonrisa que se borró al dirigir su vista a la mesa y ver que Danielle estaba con Alexandra.
El azabache apretó su mandíbula y se acercó a paso rápido, se paró a un lado de la pelirroja y miró fulminante a Danielle.
–Vete.
–Sólo estoy hablando con mi ex amiga, James. Nada de qué preocuparse.
James miró a Alexandra y la notó un poco pálida, la pelirroja seguía mirando fijamente a la castaña.
–Soy Potter para ti, no James. –dijo elevando una ceja. –Vete. Soy respetuoso cuando se trata de mujeres pero en este momento eso me importa muy poco, así que te vas o te saco a la fuerza.
Danielle rió y con una sonrisa se levantó, le guiñó un ojo a James y salió de allí.
James suspiró aliviado y se sentó a un lado de Alexandra. La pelirroja lo miró y sonrió levemente, intentando demostrarle al azabache que se encontraba bien.
