𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟰𝟰

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Remus llevaba cinco minutos hablándole a James, pero el azabache no lo estaba escuchando

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Remus llevaba cinco minutos hablándole a James, pero el azabache no lo estaba escuchando.

James estaba entretenido viendo cómo Alexandra ayudaba a un niño de primer año en Encantamientos. El azabache tenía una leve sonrisa en su rostro.

Remus suspiró y chasqueó los dedos enfrente de su rostro.

–Al fin reaccionas.

–¿Dijiste algo?

–Bueno, llevo cinco minutos hablándote. –dijo rodando los ojos. –Pero por lo visto estás entretenido con otra cosa.

–No sé de qué hablas.

–¿Cuando vas a admitir tus sentimientos?

James arrugó la nariz mientras se quejaba en voz alta y se acomodaba mejor en la silla de la Biblioteca.

–¿De qué hablas?

–De que te gusta.

–No me gusta, lo dije unas mil veces.

–Ninguna de las mil veces te creí.

–Es sólo una amiga. Si, es atractiva. –asintió. –Pero es una amiga.

–Oh, menos mal entonces. –dijo analizando al azabache. –El otro día oí a unos chicos de séptimo y de quinto decir que les gustaría salir con ella.

–¿Qué?

–Pero a ti no te importa. ¿Verdad? Son amigos, como tú dijiste.

James reprimió una mueca y asintió con su cabeza. El chico se sentía extraño, Alexandra se había convertido en una muy buena amiga y era importante para él. No quería que nadie la lastime.

Él estaba seguro de que por eso actuaba de esa manera. Sólo quería protegerla.

–Si, no me importa. Somos amigos.

–Bien, como digas. –dijo Remus tomando su libro de Defensa Contra las Artes Oscuras y comenzando a leerlo, pero alguien llamó su atención. –Si es sólo tu amiga y no te gusta no tendrás problema con que Macmillan la esté buscando. ¿Verdad?

James alzó su vista rápidamente y miró cómo el tejón se acercaba a la pelirroja, se saludaron con un beso en la mejilla y el niño se retiró de la biblioteca, dejándolos solos.

James hizo una mueca de asco al ver cómo comenzaban a hablar. Remus rió por lo bajo.

–¿Esos son celos, Cornamenta?

–Claro que no. Es sólo que no me gusta para ella.

–Sólo están hablando, no le está pidiendo matrimonio.

–Ya lo sé. –dijo pesadamente. –Pero se besaron en la fiesta, tal vez quiere algo con ella.

–Puede ser. No le veo nada de malo. –comentó a propósito para ver la reacción de su amigo. James hizo una mueca y el castaño sonrió.

QUEROFOBIA; James Potter Kde žijí příběhy. Začni objevovat