❝Miedo irracional a ser feliz por temor a que a continuación pase algo malo o negativo.❞
Alexandra White sabe que no puede ser feliz. No sólo por las situaciones que vive día a día, sino también por miedo.
Ella piensa que ser feliz es algo negativo...
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Domingo. Hoy era un día bastante atareado, ya que había partido de Quidditch y en la noche, se festejaría el cumpleaños de James.
El partido entre Gryffindor y Hufflepuff ya había finalizado. Los Merodeadores y Alexandra se encontraban en el lugar de siempre, apoyando al equipo. Pero al ver que había concluido bajaron felices.
Gryffindor había ganado nuevamente, y eso era bueno para ganar la Copa, ya estaban más cerca de poder triunfar.
Se dirigieron al centro de la cancha para poder felicitar al equipo, pero había demasiada gente acumulada.
–¡Marlene! –exclamó Alexandra al ver a la rubia. La chica se giró y sonrió feliz. –Felicitaciones.
–Oh, gracias linda. Me alegro de que hayas venido. –dijo abrazándola y sonriendo.
La rubia estaba muy feliz, por lo que al separarse del abrazo continuó saltando.
Los Merodeadores se acercaron a James y lo abrazaron con fuerza, el azabache tenía una sonrisa resplandeciente en su rostro.
Alexandra se acercó luego de que los chicos dejarán de abrazarlo y hostigarlo y le sonrió ampliamente.
–Felicitaciones.
James sonrió feliz y se acercó a ella para abrazarla efusivamente. Al separase sonrió apenado y despeinó su cabello.
–Lo siento, estoy bastante transpirado.
Alexandra rió y sacudió su cabeza.
–No me molesta.
James iba a decir algo pero Caroline llegó con una resplandeciente sonrisa.
–Hola, Alex.
–Hola. –le sonrió.
Caroline se giró y abrazó a James por el cuello mientras lo felicitaba. El azabache sonrió y le devolvió el abrazo.
Alexandra volvió con Los Merodeadores que se encontraban hablando sobre la fiesta de esa noche.
–Pienso emborracharme a más no poder. –dijo Sirius. Remus rodó los ojos.
–No es novedad, siempre lo haces.
–Yo bailaré con Victoria. –dijo Peter. –Me dijo para estar un rato juntos.
Los chicos empezaron a molestarlo mientras chiflaban y aplaudían, por lo que Peter se sonrojó y miró a otro lado.
–Deberíamos llamar a James para prepararnos. –dijo Remus. –Aún debemos terminar la decoración.
–Iré a decirle.
Sirius palideció y Remus apretó sus labios. El pelinegro tomó el brazo de Alexandra al notar que iba a voltear, impidiendo que lo haga.
