𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟭𝟰

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-Creéme, dan asco

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-Creéme, dan asco. -dijo James negando con la cabeza indignado.

Remus terminó de secar su cabello y se sentó en su cama mientras miraba cómo Sirius lidiaba con el tocadiscos.

El castaño reprimió una sonrisa al ver que Sirius rodaba los ojos exhasperado y ponía un vinilo.

-Lo que dijiste es horrible. -comentó Peter.

-¿Estás seguro de que no exageras? -preguntó Remus. -Siempre exageras todo.

-No es cierto.

-Oh. Para nada. -dijo Sirius sarcástico mientras se dejaba caer en su cama. -Una vez dijiste que una araña gigante estaba en tu habitación.

-Y era la verdad.

-James, era una hormiga.

El azabache rodó los ojos al escuchar que sus amigos reían.

-Digo la verdad. Yo estaba con ella cuando oímos la conversación.

Todos hicieron una mueca de asco al pensar en la situación que James relató.

-Si luego de eso los perdona, ya es mucho. -comentó Sirius. -Yo ni hubiera perdonado lo de la fiesta.

-No podemos juzgar. -dijo Remus. -Ella en verdad no tiene a nadie que esté a su lado.

-La invitamos a estar con nosotros varias veces. -dijo Sirius elevando una ceja.

-Invitamos, no. Remus y yo lo hicimos.

-Es lo mismo.

-No todos tienen la misma confianza que tú, Sirius. -dijo Remus cansado de la actitud del chico. -Ella y tú tienen bastante en común, aunque no parezca.

-No lo creo. -dijo riendo. -¿Por qué dices eso?

-James. ¿Estás bien? -preguntó Peter interrumpiendo la conversación del par.

Remus y Sirius lo miraron y fruncieron su ceño al ver que James miraba un punto fijo de la habitación, mordía sus labios y se lo notaba agobiado.

-Es que.. no entiendo. Intenté que tengamos una conversación para que confíe más en mí, también traté de ayudarla en Transformaciones. Nada parece ser suficiente.

-La gente lastimada actúa así. -comentó Remus.

Todos se quedaron en silencio pensando en las palabras del castaño. James suspiró y frotó su rostro con rudeza.

Se sacó sus lentes y comenzó a jugar con ellos mientras pensaba en qué hacer.

-¿Quién la lastimó tanto? -preguntó Potter.

Todos lo miraron y negaron con su cabeza, sin saber qué responder. El azabache se acostó en su cama y tapó su cuerpo con las mantas.

Dejó sus lentes en la mesa de noche y miró al techo mientras mantenía su ceño fruncido.

QUEROFOBIA; James Potter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora