𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟭𝟱

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James estaba dispuesto a que Alexandra recupere su sonrisa

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James estaba dispuesto a que Alexandra recupere su sonrisa.

No sabía qué hacer, ni qué decirle a la pelirroja de ojos verdes. Pero sí sabía que quería verla sonreír, sonreír en verdad. No cómo antes, que sólo dedicaba media sonrisa y sin mostrar los dientes.

El azabache se levantó al otro día, dispuesto a acercarse a la chica, estaba un poco asustado.

Él a veces era estúpido y decía cosas equivocadas, no quería herirla más de lo que ya lo habían hecho.

Los Merodeadores se dirigían a su clase de Transformaciones.

–Lunático. –llamó James.

El nombrado miró al azabache y notó su mirada preocupada, por lo que disimuladamente lo alejó de Sirius y Peter.

–¿Sucede algo?

–Tú eres cercano a Alexandra. –afirmó.

–Un poco. –dijo haciendo una mueca. –¿Por qué?

–Quiero que comience a juntarse con nosotros. –dijo sorprendiendo al castaño, Remus por dentro se sintió feliz de que James quiera integrarla.

–¿Y qué planeas hacer?

James titubeó y arrugó su nariz.

–Por eso te hablaba.

Remus negó con la cabeza gracioso y soltó una leve risa.

–¿Crees que Canuto y Colagusano quieran estar con ella?

–Peter de seguro sí. –respondió Remus. –Sirius.. él es complicado. Pero estoy seguro de que si ellos hablaran y se dieran cuenta de las cosas que tienen en común, se volverían cercanos.

James asintió, aunque se sintió levemente confundido ya que no sabía a qué se refería su amigo.

Entraron al Aula de Transformaciones y tomaron asiento en su lugar habitual, James junto a Sirius y Peter con Remus detrás de ellos.

–¿Todo bien? –le preguntó Sirius a su mejor amigo al notar que James no dejaba de mirar a su alrededor, buscando algo.

James asintió distraído y frunció el ceño al ver que McGonagall cerraba la puerta y Alexandra no había ingresado al salón.

Las dos horas de la clase transcurrieron con tranquilidad, excepto para el azabache.

No conocía a Alexandra, pero estaba seguro de que no faltaría a clases, por lo que se preocupó.

La imagen de Eric vino a su cabeza y sintió una sensación de incomodidad recorrer su cuerpo.

Cuando la clase finalizó, James se levantó con rapidez para buscar a la chica. Ni siquiera sabría qué decir cuando la encontrara, pero improvisaría.

QUEROFOBIA; James Potter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora