𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟳𝟯

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Alexandra se miró al espejo mientras terminaba de colocarse un poco de gloss en los labios

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Alexandra se miró al espejo mientras terminaba de colocarse un poco de gloss en los labios.

Su vestido color rojo resaltaba el color de su piel, y le gustaba. Era algo corto pero acorde a la situación.

Amarró su cabello en un moño despeinado apropósito y dejó caer algunos mechones.

La puerta se abrió y Sirius ingresó, al ver a la chica chifló alto. Ella lo miró mal y rió avergonzada.

–Tendré que ir con una toalla detrás de James para limpiar los restos de baba.

–Ya, calla. –dijo golpeando su pecho. –Te ves bien.

–Por supuesto, siempre me veo bien.

Ella rodó los ojos y se colocó sus zapatos y un poco de perfume.

Sirius llevaba un traje gris que le quedaba muy bien. Él era muy elegante, y se notaba por algunas actitudes suyas que venía de una familia adinerada. Aunque él intentaba eliminar esas actitudes.

Alex y Sirius bajaron al living, donde el resto de la familia se encontraba.

Martha sonrió al ver a su nieta y le susurró algo en el oído a James, haciéndolo sonrojar.

Todos se sentaron en la gran mesa y comenzaron a comer la gran cantidad de comida que había. Martha y Euphemia se esmeraron demasiado.

–Todo está riquísimo. –comentó Alex sonriendo.

–Concuerdo. –comentó James con la boca llena. Su madre lo miró mal y él sonrió inocente.

–¿Mañana vendrán los chicos? –preguntó Fleamont.

–Si. –respondió James. –Peter aún no sabe si podrá, pero Remus confirmó que sí.

Los mayores asintieron y entablaron una conversación entre ellos, obligando a los menores a hablar.

–Por cierto, ¿dónde estabas anoche, Sirius? Esta mañana te busqué y no estabas.

Alex reprimió una risa y Sirius sonrió orgulloso, quería molestar al azabache.

–Dormí con la pelirroja.

James frunció su ceño y rió nervioso mientras acomodaba su cabello.

Él se veía malditamente bien, pensó Alex.

Llevaba un traje negro, y la camisa blanca de abajo resaltaba los músculos de sus brazos. Su cabello estaba despeinado y su perfume se sentía por todo el lugar, enloqueciendo a Alexandra.

–¿Qué?

–Oh, si. Como verás estamos bien, le pedí disculpas. –dijo mientras servía algo de vino en su copa. –Dormimos juntos.

James reprimió una mueca y asintió. No era que le molestara, Sirius era su mejor amigo. Pero el azabache deseaba ser él para poder dormir a su lado, la extrañaba.

QUEROFOBIA; James Potter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora