Capitulo 4: La investidura.

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Moscú.
Unión Soviética.
Auditorio del Soviet Supremo.

Era 19 de mayo, el día que en el que se había acordado que sería la investidura de Gennady Ziuganov como Secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, siendo éste puesto equivalente al de un presidente era de suma importancia para los medios cubrir el acontecimiento.

Aparte de los medios y los políticos de las repúblicas soviéticas, habían asistido numerosos líderes del bloque socialista, como Fidel Castro, Jambyn Batmönkh, entre otros.

A las 11:00 horas sería la investidura, por tanto antes de esa hora hubo un repaso entre los programas de televisión acerca de lo que sucedió en los últimos días y que repercusiones tendría en un futuro.

Los arreglos eran exquisitos ante la llegada de un líder extremadamente popular, ahora era cuando, un adulto de cuarenta y tres años se hizo presente en el centro del auditorio. Gennady Ziuganov caminó hacia la zona del foro.

"A continuación el electo Secretario general, Gennady Ziuganov pasará a juramentar ante el Soviet Supremo y ante a la Unión Soviética".

Un grupo de personalidades del Kremlin acompañaron a Gennady, uno de ellos le estaba indicando al líder que palabras decir en la ceremonia que estaba por comenzar.

"Yo, Gennady Andreyévich Ziuganov.

Juro servir y proteger a los pueblos y naciones de la Unión Soviética.

A salvaguardar los derechos e intereses de cada ciudadano soviético en tiempos de paz y en tiempos de guerra.

A dirigir con disciplina, benevolencia y honestidad a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas

Y a conducir a los pueblos soviéticos a la victoria del socialismo".

Unos estruendosos aplausos sonaron a lo largo y ancho del auditorio, el himno de la URSS comenzó a ser entonado.

Después de que se acabara el canto, el recién nombrado Secretario general comenzaría a dar su discurso.

"Pueblos y naciones de la Unión Soviética, hoy no solo ha iniciado un nuevo gobierno, sino que también una nueva era. A lo largo de los últimos años hemos presenciado la debilidad de la izquierda moderada y por tanto, el debilitamiento de la Unión, ¡¡No más!!, Aún estamos a tiempo de rectificar nuestro camino y lograr la victoria final.

¡Nos levantaremos una vez más y le ganaremos a éstos tiempos de dificultad!.

¡Somos fuertes camaradas!, No lo duden ni un segundo, la Unión Soviética es fuerte, y si gente también es fuerte.

¡Lo demostramos durante la Gran Revolución de Octubre!, ¡Lo demostramos en la Gran Guerra Patria!, ¡Y lo demostraremos una vez más!.

¡No nos daremos por vencidos!, ¡No caeremos en el derrotismo!.

¡Viva pues!, ¡Viva pues la Unión Soviética".

La gente aplaudió exaltada ante el discurso del nuevo líder, a partir de ese día la Unión Soviética oficialmente estaría en una carrera en contra del tiempo para asegurar su propia existencia.

En ese día más tarde, se llevó a cabo una conferencia de prensa dónde se pregunto todo clase de cosas; como por ejemplo la dirección que tomaría la URSS en la política internacional, los planes económicos que se ejecutarían en los próximos días, el anunciado plan agrario que prometía devolver la autonomía alimentaria, etc.

Después de tal conferencia Ziuganov se reunió con los líderes que estuvieron presentes en la investidura. El líder soviético aseguró que habrían integraciones al Pacto de Varsovia para evitar agresiones de países terceros.

Finalmente en una reunión de los países firmantes del Pacto de Varsovia, se solicitó el llamado de la alianza a la intervención en Afganistán. De antemano se sabía que los países de la OTAN y del golfo pérsico estaban apoyando a los extremistas musulmanes que combatían al ejército rojo, el armamento decomisado en diversas operaciones lo confirmaron.

Gennady sabía perfectamente que de no pedir el apoyo del Bloque del Éste no tendrían la victoria fácil, aunque deberían justificar su presencia ahí.

Esa parte quedó atrás cuando el Secretario general propuso la creación del Pacto Económico de Bucharest, que según Ziuganov, podría escapar del control del dólar estadounidense. Los líderes tuvieron que analizar cuidadosamente ésta propuesta, desde hace años los occidentales habían sancionado e incluso bloqueado a algunos países, ésto provocó un atrasó que por años sólo se agravó. Algunos aceptaron de inmediato, otros se tomaron días para pensarlo y consultarlo con sus respectivos ministros de economía.

Ya era el final del día, fue una agenda ocupada que sólo se podía explicar a grandes rasgos debido a la complejidad, aún así tendría que hacer una reunión privada con alguien importante y que tenía hasta cierto punto misticismo.

Al entrar a su nueva oficina en el Kremlin, vió a un señor de unos cincuenta años sentado en un pequeño sillón.

"Así que diriges a Perseus". Afirmó Ziuganov.

"Parece que ha escuchado hablar de nosotros Señor Secretario general".

"Correcto, y debo decir que estoy asombrado por su impecable historial de operaciones. Verdaderamente me alegra que haya tomado de su tiempo para venir".

"¿Qué es lo que necesita?". Preguntó con indiferencia.

"Le seré honesto, hay muchas cosas que Perseus debe de ocuparse, lo primero es encargarse de ciertos presidentes de las Repúblicas Soviéticas y algunos líderes del Partido".

"¿Yeltsin?". Refiriéndose a un miembro del PCUS, quien había sido foco de sospechas por la facción ortodoxa.

"Él... Creemos es sólo la punta del iceberg, si logra hacerse de información que comprometa a él, a sus colaboradores y a su facción tendrá todo los recursos que quiera".

"Sabe perfectamente que decir Secretario general, Perseus hará lo que ha pedido".

"Bien, entonces, nos encontraremos en otro momento".

El hombre se levantó y se retiró dejando sólo al nuevo Secretario general.

[Fin del capitulo 4]

Oriente: La Unión Soviética.Where stories live. Discover now