Dulce hogar

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Sintió el cambio cuando llegaron a Ciudad Alada.

Cuando Hurcan descendió hasta el balcón de su residencia la tormenta se desató.

Neana se estremeció por la frialdad que le trasmitía las paredes de piedra y la poca iluminación, caminó adentrándose y percibiendo una ligera capa de polvo sobre el mueble de madera cuando lo tocó. Raspó sus dedos allí suspirando.

—Hogar dulce hogar —masculló Hurcan sacudiéndose las gotas de lluvia del cabello.

—Debería reportarme con Persen —dijo ella haciendo un ademan hacia el elevador de madera.

Hurcan la miró con compresión.

No quería irse y él tampoco quería que se fuera, pero ya no estaban en un refugio escondido, estaban en una pesadilla y cada uno tenía un papel por desempeñar.

Dio un paso hacia ella con su mano estirada, Neana se acercó con un paso desesperado hacia él leyendo lo que había en sus ojos. Pero ambos se detuvieron cuando lo escucharon, casi imperceptible por la tormenta, era un aleteo.

Hurcan cuadró los hombros y le dio la espalda cubriéndola por completo con su cuerpo, no pudo ver a la persona que entró por el balcón, solo pudo ver un destello de cabello rojo como la sangre.

—Daniel —suspiró Hurcan, aunque no del todo aliviado—, ¿Qué pasa?

—Tenemos un problema —siseó la alada, escurriéndose el agua del cabello. Neana se hizo a un lado, saliendo de la protección de Hurcan para mirarla mejor, la mujer la reconoció, sus ojos se cerraron solo un poco mientras volvía la mirada al hombre—. Capturaron a un hada, el anciano dice que fue quien creó los rumores de la conspiración, van a ejecutarlo en la plaza como advertencia.

La noticia la golpeó con más fuerza de la que esperaba.

—Comenzará hoy —entendió Hurcan.

—Sí, las hadas se están preparando y te sugiero que…—su mirada verdosa se paseó hacia Neana—, también se preparen.

—¿Sabemos quién es el hada? —interrogó Hurcan comenzando a moverse hacia el armario donde estaban sus armas.

—No —contestó Daniel—. Lo único que sabemos es que ha estado en custodia durante por lo menos un día, el anciano no ha permitido que nadie se acerque, ni siquiera para interrogar. Esto me da un maldito mal presentimiento, Hurcan —la alada se rascó la nuca con molestia—. Deben haber alados involucrados, pero ninguno del equipo ha abierto la boca.

—Tenemos una rata, eso no es nuevo —Hurcan estaba guardando dagas entre los cueros de su uniforme—. De ahora en adelante nos movemos bajo mis órdenes. No prepararemos a los alados, en el mismo momento en que se dicten las ordenes, se harán, no les daremos tiempo para más traiciones.

La tormenta afuera parecía responder ante él, enardecía sus ojos ambarinos hasta hacerlos casi irreconocibles.

—Pero…—dudó Daniel.

—Lidiaremos con las consecuencias sobre la marcha, no podemos perder más tiempo ideando un plan para atrapar a los traidores. Actuamos ahora —sentenció.

Su mirada se tropezó con la de Neana, ella estaba estática, dejando que todo se asentara. Daniel leyó lo que había entre ellos cuando el rostro de Hurcan se ablando solo un poco, a lo mejor sabía que no tenía que fingir frente a esa alada.

—Te espero en la plaza —avisó la alada saltando del balcón y desapareciendo en la tempestad.

Hurcan guardó silencio mientras que ella se removió en su lugar, tomó su mano y en la palma dejó un pequeño cuchillo, apretó los dedos sobre el acero con fuerza. Los dedos de él tomaron su barbilla para que levantara su mirada.

Había acero en sus ojos también.

—Irás a la plaza aunque te pida que no lo hagas —adivinó.

—Sí —no había duda en su voz. Agregó: —. Querías verme pelear a tu lado, no te asustes ahora.

La soltó retrocediendo un paso.

—Estás bajo mi mando, eres mi soldado —dijo, sin contemplaciones—. Vas a quedarte donde pueda verte, ¿bien?

—Está bien —accedió—. Vete ya, te veo en la plaza.

La garganta de Hurcan se movió cuando tragó saliva, asintió, sin decir nada más y fue hacia el balcón. Neana no lo vio saltar, ella misma corrió hacia el elevador y comenzó a descender.

$+$+

Publicaré varios cap, estén atentos.

Ya comenzó.

El Caballero y el hadaWhere stories live. Discover now