35. Una conquista.

31 3 2
                                    

Muchos prefieren dar la noticia buena antes que la mala, otros prefieren que la buena sea después para así aminorar el dolor de la otra

Ahora en el auto iba Skylar manejando y su hermano de copiloto, mientras que Chelsea y Lily estaban en el asiento de atrás. Los chicos se habían ofrecido a llevar a sus amigas a casa y el camino ya estaba siendo lo bastante silencioso como para continuar así.

-Lindo corte- dice Finn mirando a Lily por el retrovisor.

La chica inmediatamente posa su mano en su cabello, como si de pronto recordara lo corto que es ahora.

- ¿Lo hiciste por él? - pregunta Skylar esta vez.

Lily asiente- Iba a hacerlo con la maquina igual que él, pero me detuvo cuando deje las tijeras- explica-. Estaba horrible, pero Josh me llevó a que me hicieran un corte decente.

-Es lindo- dice Chelsea ofreciéndole una sonrisa- Me recuerdas a Alice Cullen.

La chica ya estaba acostumbrada a llevarlo largo, hacía años que su cabello siempre llegaba más debajo de su cintura y aunque no quería decirlo frente a Josh, si le había costado hacerse la idea de que tendría que llevar el cabello corto por mucho tiempo antes de que volviera a como estaba antes.

Aunque los cumplidos de sus amigos le hacían pensar que el corte no le iba tan mal después de todo.

No tardaron mucho en llegar a la casa de Lily, así que cuando la chica salió del auto, todos emprendieron camino a la casa de Chelsea.

Su teléfono estaba apagado desde que había llegado a casa de Josh, sus padres ya se habían dado cuenta de que había abandonado la iglesia a mitad del recorrido y las llamadas estaban siendo constantes. Lo que le sorprendió fue cuanto habían insistido antes de que apagara el teléfono, no la llamaban ni cuando llegaba a casa en la madrugada, ni tampoco cuando no avisaba que pasaría la noche fuera.

-Ay, mierda- se queja Skylar encendiendo los parabrisas- Creo que vas a empaparte cuando llegues a casa, Chels.

-Tenemos un paraguas atras- dice Finn girándose para buscarlo-Allá- lo señala- Te acompaño a la puerta de tu casa si quieres.

Skylar no puede reprimir una sonrisa y cuando su hermano regresa la mirada al frente voltea a verlo.

-Sí, por favor- dice Chelsea algo distraída esperando a que su teléfono encienda.

Apenas enciende la pantalla y todos los mensajes comienzan a aparecer en su barra de notificaciones. No quería leerlos, sabía que serían hirientes con el solo hecho de que provinieran de sus padres.

-Que caballeroso- murmura Skylar para que solo su hermano la escuche.

El chico le muestra su dedo medio sabiendo que ahora cada vez que sea amable con Chelsea, su hermana encontrará la manera de molestarlo con eso.

-No es como piensas- responde.

Echa un vistazo al asiento de atrás y nota que Chelsea lleva el ceño fruncido mirando su teléfono.

Tenía razón; los mensajes de su madre solo le recordaban lo fácil que era y que seguramente se había ido con algún chico por ahí. Ya estaba harta de escucharlo a pesar de que una parte de ella se había acostumbrado a no pertenecer ni a su propio hogar.

-Creo que no hay nadie- dice Skylar llamando la atención de ambos chicos.

Al estacionarse frente a la casa de los Murphy, Chelsea parece salir de su trance al estar viendo los mensajes y se da cuenta de que la casa está vacía. Debían seguir en la iglesia.

Epifanías de media nocheWhere stories live. Discover now