19. Sacrificios.

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La cena entre Hazel, Peter y sus padres había transcurrido bastante bien el sábado por la noche. Habían hablado un poco sobre la escuela, comieron, luego se rompió el hielo entre sus padres y ya parecían llevarse bastante bien.

Ya era domingo por la tarde y la chica no había hecho sus deberes por haber estado todo el fin de semana hablando con su novio para arreglar todo lo relacionado con esa cena.

- ¿Puedes recoger esto? -Pregunta su madre señalando los libros en la mesa.

Hazel asiente, pero solo termina despejando el lado de la mesa donde se encuentra su madre sentada. Normalmente solía hacer la tarea en su habitación, pero creyó que esta vez terminaría antes de la hora de la merienda. La señora Davis enciende la pequeña televisión de la cocina y mientras come un plato de frutas se pone a disfrutar de su programa.

-Mamá, ¿puedes bajar un poco el volumen? - Pregunta sin despegar la mirada de su libro-Ya casi termino, pero no puedo concentrarme.

La mujer baja el volumen de la televisión y voltea a ver a su hija, aunque se molesta al momento en que ve como junto a sus libros hay un plato con brownies.

- ¿Estas comiendo eso, Hazel?

La chica levanta la mirada a ella y luego regresa al plato con brownies que tiene en frente. El día anterior había preparado algunos para llevar a la cena, tal como su novio le había pedido, aunque también decidió dejar un par de estos para ella en casa.

Y eso no era algo que su madre aprobara.

-Sí- responde dudosa.

-No has ido a danza en toda la semana, ¿y todavía te atreves a comer eso?

-No voy a morir por comerlo, mamá- dice la chica restándole importancia y volviéndose a centrar en sus deberes.

- ¡Vas a engordar más! Ya estás pasándote de kilos, ¿no crees?

Extraño como una simple frase podía herir tanto a alguien.

Las píldoras le habían causado el aumento de peso, pero eso no podía decírselo a su madre o todo con ella iría peor, y a pesar de que la mujer parecía muy feliz ayer por su relación con Peter, las cosas cambiarían drásticamente en cuanto pudiera acusar a su hija de fácil por disfrutar de una relación donde se implique el sexo.

La familia Murphy no era la única estrictamente religiosa.

-Tal vez es de esos tiempos donde aunque tu dieta y ejercicio sean iguales hay algo que cambia dentro y comienzas a subir de peso- responde Hazel intentando hacer que olvide el tema.

-Pues nunca te había pasado, y creo que debes haber estado comiendo comida basura por ahí sin decírmelo- toma el plato con los brownies-. ¿Vas a volver a las clases de danza o voy a estar pagándolas para nada?

-Mamá, dame eso- dice intentando tomar el plato, pero su madre da un leve golpe a su mano para evitarlo y de inmediato los tira a la basura. La chica solo suspira con resignación-. Sí, volveré mañana a practicar, lo juro.

-Yo hago esto por ti- dice su madre volviendo a la mesa-. Tal vez no hoy, pero un día vas a agradecerlo.

Tal vez un día llegaría a agradecerle muchas cosas a su madre, pero sabía que también podía odiar muchas otras. Al menos sabía quedarse callada para evitar hacer más grandes los problemas.

Mejor recoger todo antes de que se molestara por el desorden, mejor no permitirse dejar algún plato sucio a escuchar sus gritos toda la tarde, mejor llegar a casa veinte minutos antes de lo establecido para poder seguir teniendo permisos de vez en cuando.

Epifanías de media nocheWhere stories live. Discover now