Seremos eternos.

Από albardelamo

862K 7.3K 1.9K

Ella sueña con que sus historias sean leídas. Él desea que sus canciones sean reproducidas en todas las radio... Περισσότερα

¡Bienvenidos/as!
Prólogo.
-
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25.
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32.
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43.
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50.
Epílogo.
SEREMOS ETERNOS EN FÍSICO.

Capítulo 8.

17.4K 167 31
Από albardelamo

Aquella mañana, el chico que entró por la puerta rompió la rutina a la que estaba acostumbrada y más tarde, también cambió mi mundo por completo. Oliver sonrió en cuanto me vio.

-Otra vez tu. -Comenté, intentando fingir algo de fastidio a pesar de que sentía como las comisuras de mis labios se levantaban.

Se sentó en uno de los asientos de la barra, justo en frente de mi, al igual que la otra vez, tres días atrás.

-Suponía que me habías echado de menos, así que no quería hacerte sufrir mucho más. -Y se encogió de hombros. Puse mis ojos en blanco pero a pesar de su arrogante comentario, volví a sonreír.

-Que considerado por tu parte. -Respondí con ironía

Pidió lo mismo que el día anterior y mientras se lo preparaba, podía volver a sentir su curiosa mirada, como si de cierta forma estuviese pendiente de cada uno de mis movimientos.

-¿Te parezco entretenida? -Le pregunté algo irritada, aunque en realidad aquella irritación era tan solo una manera de ocultar lo nerviosa que sus ojos me ponían.

-Bastante. -Y durante ese instante, sentí como si se estuviese burlando de mi.

Era la única persona que se encontraba en la cafetería en esos momentos por lo que me quedé tras la barra pues no había nada más que hacer. O quizás porque realmente me apetecía estar allí con el, disfrutando de su compañía y conversación.

Le entregué su café, tomó un pequeño sorbo de este y volvió a hablar.

-Olly me ha dicho que te gustan los libros. -Comentó, mirándome con cierta curiosidad y no pude evitar sorprenderme ante su comentario. Me pregunté si habían estado hablando de mi y tan solo imaginarlo, me hizo inexplicablemente feliz. -Dice que siempre solías llevar uno contigo, ¿lo sigues haciendo? -Lo único que pude hacer fue asentir con la cabeza, mientras el seguía mirándome, como si intentase descubrir algo más sobre mi. Segundos después, volvió a hablar. -Apuesto a que eres una apasionada de las novelas románticas.

No me molesté en intentar negar aquello.

-Lo sabía. -Comentó orgulloso ante mi silencio y entonces, esbozó de nuevo su sonrisa, aquella que parecía que cada vez me gustaba más ver.

-Apuesto a que ha sido Olly el que te ha dicho eso. -Intenté adivinar.

-En realidad, no ha hecho falta que lo hiciese. -Quise preguntarle que quería decir con aquello, pero preferí no hacerlo.

-Pareces saber muchas cosas sobre mi cuando yo aun no se nada sobre de ti. -Comenté, en un descaraado intento de conseguir así algo de información.

-¿Y que es lo que quieres saber? -Preguntó con curiosidad, alzando ligeramente sus cejas en un gesto divertido.

No sabía si algún cliente necesitaba en aquel momento mi atención, no sabía si Martha requería dr mi ayuda en alguna otra cosa o si Santi pudiese encontrarse o no en la puerta observándome. En ese instante, estaba segura de que el edificio de en frente podía arder en llamas y yo ni si quiera me hubiese dado cuenta del fuego. Era como si la presencia de ese chico me absorbiera de tal manera que no creía que tuviese explicación. Quizás eran sus ojos; ese color azul que parecía ser capaz de hacer que te perdieras en el.

Quería saber tantas cosas de el que cuando me lo ofreció, me quedé totalmente en blanco.

-Tu nombre, por ejemplo. -Me limité a pedir, a pesar de que Olly ya me lo había dicho hacía un par de días atrás.

Aquello pareció decepcionarle.

-Vaya, pensé que ibas a ser más original. -Se lamentó.

-Es solo el comienzo.

Tardó unos segundos en responder.

-Oliver. -Y sentí como ese nombre pegaba completamente con el.

-Yo soy Jane. -Me presenté, aunque acto seguido caí en la cuenta de que era bastante probable de que el ya lo supiera.

-Lo se. -Respondió, confirmando así mis sospechas.

De pronto, demasiada gente empezó a entrar, personas que necesitaban de mi atención y muy a pesar y realmente fastidiada con ello, tuve que dejar a Oliver con su café e ir a atender a los recién llegados.

El chico esperó a que volviese a la barra para dejar unas cuantas monedas encima de esta, levantarse y dirigirse hacía la puerta.

-Hasta mañana, Jane. -Se despidió, haciéndome saber que al día siguiente iba a volver, provocando que deseara que no tardase en llegar.

Era la primera vez que oía mi nombre con su voz y la sensación que recorrió todo mi cuerpo fue una que nunca antes había experimentado, que nunca creí que se pudiera llegar a sentir con tan solo escuchar tu propio nombre en voz de otra persona.

Y aquello me asustó.

Quizás fue ese sentimiento, esa culpabilidad que comencé a sentir en cuanto Oliver salió por la puerta, lo que me hizo querer llamar a Santi aquella noche nada más salir del trabajo, creyendo que así compensaría lo que había sentido por el otro muchacho horas atrás. Era esa pequeña atracción, esas pequeñas ansías que sentía al quererle ver de nuevo entrar por la puerta y esa manera en la que mi mente parecía volver a el con frecuencia lo que me hacía sentir una persona horrible.

Mientras iba caminando de vuelta a casa, busqué el número de Santi y le di a llamar. Al cuarto tono, el contestó.

-Jane. -Saludó en cuanto descolgó y de inmediato pude oír un ligero ruido al fondo. -¿Que tal?

-Bien, acabo de salir del trabajo. -Al otro lado del teléfono, escuché unas cuantas risas seguidas de murmullos que creía reconocer. -¿Que haces? -Acabé preguntando.

-Han venido los chicos un rato. Hemos estado estudiando y ahora estamos esperando a que venga la comida que hemos pedido. -Explicó y le oí algo mejor, como si se hubiese apartado a algún lugar más tranquilo.

Y entonces, no pude evitar sentir un ligero pinchazo en el pecho al saber a quien se refería con los chicos. Sabía que probablemente se encontraba con Gabriel, Lila, Nora y Grace, los cuales habían sido mis amigos en los últimos años a pesar de que apenas había conseguido intercambiar más de un par de mensajes con tres de ellos en los últimos meses.

-¿Si? -Pregunté, intentando disimular el pequeño dolor que aquello me había provocado, porque de nuevo, no me habían vuelto a invitar, porque de nuevo, parecía no tener ya lugar con ellos. -Entonces te dejo, supongo que estaréis ocupados.

Aun así, no colgué y Santi tardó unos instantes en contestar.

-No te he dicho nada porque mañana tienes que madrugar y supuse que te gustaría descansar. -Intentó explicar. Quería decirle que al igual que todas las semanas desde el primer momento en el que comencé a trabajar, los miércoles eran mis días libres por lo que, no tendría que madrugar al día siguiente, pero en su lugar, decidí callarme y dejar que hablase. -Pero puedes pasarte si quieres, será divertido. -Acabó añadiendo, aunque su voz sonó algo monótona, sin ningún tipo de emoción.

Durante un instante, sentí el impulso de ir; reencontrarme con mis amigos, pasar el tiempo con ellos, reír como en los viejos tiempos y quizás incluso pasarlo bien al igual que solíamos hacer antes. Pero entonces, volví a notar ese pequeño pinchazo, ese que me decía que si me hubiesen querido allí, quizás se hubieran molestado en invitarme en un primer momento, que si realmente querían que estuviese con ellos, como mínimo me hubiesen enviado algún mensaje en las dos últimas semanas.

Acabé sonriendo con cierta tristeza, a pesar de que el no me podía ver.

-En realidad, estoy bastante cansada, creo que iré a casa y dormiré todo lo posible hasta mañana. Quizás para la próxima, pero gracias por invitarme. ¡Pasadlo bien! Y saluda a los demás de mi parte.

Antes de que el pudiese decir nada más, colgué, finalizando así la llamada.

Minutos después cuando llegué a casa, me dejé caer en el sofá, agotada. Y entonces, cogí el disco que llevaba descansando encima de mi mesa todos esos días y lo puse en una radio vieja que mi padre me regaló hace años.

Me quedé sentada allí, escuchando Rumours de Fletwood Mac hasta quedarme dormida.

Συνέχεια Ανάγνωσης

Θα σας αρέσει επίσης

La Menor Από Msol Sánchez

Ρομαντική

6.6M 322K 104
El prominente abogado Bastian Davis conocido como "El Lobo de Minnesota" ha decidido casarse con unas de las hijas de Rob Walton y todo para unir fue...
240 77 12
Dos mafias, una palabra de venganza que cumplir. Isadora Mancini controla toda Sicilia a su antojo, pero su adversario más letal lidera toda Roma. Su...
954K 42.5K 50
¿Como algo que era incorrecto, algo que estaba mal podía sentirse tan bien? sabíamos que era un error, pero no podíamos estar sin el otro, no podíamo...
248K 12.6K 69
"𝙀𝙡 𝙖𝙢𝙤𝙧 𝙣𝙪𝙣𝙘𝙖 𝙢𝙪𝙚𝙧𝙚 𝙮 𝙡𝙖 𝙫𝙚𝙧𝙙𝙖𝙙 𝙩𝙞𝙚𝙣𝙚 𝙧𝙖𝙯ó𝙣 𝙥𝙤𝙧 𝙦𝙪𝙚 𝙙𝙚𝙟𝙖𝙣 𝙪𝙣𝙖 𝙝𝙪𝙚𝙡𝙡𝙖" "-𝙔 𝙖𝙡 𝙛𝙞𝙣𝙖𝙡 𝙚�...