Seremos eternos.

By albardelamo

862K 7.3K 1.9K

Ella sueña con que sus historias sean leídas. Él desea que sus canciones sean reproducidas en todas las radio... More

¡Bienvenidos/as!
Prólogo.
-
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7
Capítulo 8.
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25.
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32.
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43.
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50.
Epílogo.
SEREMOS ETERNOS EN FÍSICO.

Capítulo 4.

17.7K 196 40
By albardelamo

Querida autora,

Agradecemos su interés al querer formar parte de nuestra editorial. Lamentablemente, en estos momentos su obra no entra dentro de nuestros planes editoriales.

Aun así, le deseamos suerte para lo próxima vez y quizás en un futuro podamos llegar a colaborar juntos.

Un saludo.

Leí el mensaje varías veces, como si haciéndolo fuese a cambiar alguna frase, como si leyéndolo por décima vez aquel rechazo fuera a convertirse en lo contrario. Quizás creía que iba a doler menos al hacerlo, pero lo cierto era que cuantas más veces lo leía, más dolía. Ni si quiera recordaba cuando había enviado aquel manuscrito; probablemente hubiese sido un año atrás cuando aun creía que tenía potencial, cuando aun tenía ilusión y pensaba que podría cumplir todos los sueños que me propusiese.

Aquel mensaje, aquel rechazo me hizo sentir como si me hubiesen dado un gran golpe; era exactamente lo que menos necesitaba mi vida en aquel momento. Supuse que así eran las cosas para algunas personas,que había veces que no importaba lo mucho que lucharas por algo; simplemente no era para ti, simplemente no valías para ello. Y no había nada que hacer. Tan solo tenía que aceptarlo.

Noté las lagrimas corriendo por mis mejillas, a pesar de que no sabía en que momento estas habían comenzado a caer. Lagrimas de frustración, decepción y sobre todo de impotencia, de impotencia por sentir que ni en lo que más me apasionaba llegaba a ser lo suficientemente buena.

Quizás Santi tenía razón cuando decía que todo aquello de escribir era simplemente una bonita fantasía; un entretenimiento bonito, agradable y con el que podía pasar un buen rato, pero una fantasía al fin y al cabo, algo que nunca podría llegar a suceder. Una tontería como alguna vez había dicho el.

Y entonces, mientras lloraba cada vez con más ganas, miré la hora en el reloj del ordenador y tuve que pegar un pequeño brinco, sabiendo que debía de salir ya por la puerta si quería llegar a tiempo al trabajo.

Ni si quiera tenía tiempo para derramar unas cuantas lágrimas.

Cuando entré de nuevo en la cafetería, ya tenía los ojos secos, algo maquillados para disimular el llanto anterior y con ganas de volver a liberarlo al ser consciente de las cuatro horas que aun me quedaban por delante.

-¿Todo bien, chica? -Preguntó Martha cuando me vio, de forma algo despreocupada pero con cierto interés tras su voz.

-Si, todo bien. -Contesté algo cortante, mucho más de lo que había pretendido en un primer momento. -Simplemente ha sido una semana algo larga. -Añadí, esa vez de forma algo más suave.

Noté como Martha me miró con cierta extrañeza.

-Vaya, eso que estamos aun a martes. A este paso, no se si llegarás viva al viernes. -Gruñó, aunque noté un cierto toque divertido en su voz.

-¿Es eso una especie de broma, Martha? -Pregunté, alzando ambas cejas, claramente sorprendida pero también agradecida pues estábamos intercambiado más de unos simples gruñidos.

-¿Es que no se puede estar de buen humor? -Preguntó ella, volviendo a su semblante serio pero aun con el fantasma de la sonrisa anterior. Al menos alguna de las dos si que estaba contenta. -Pero no te acostumbres, chica.

-¿Y se puede saber a que se debe ese buen humor? -Le pregunté, aun sabiendo cual iba a ser la respuesta. La mujer me dirigió una rápida mirada de advertencia.

-No, no se puede. -Contestó. -Y ahora basta de tanta cháchara, es momento de trabajar.

Y reprimiendo las ganas de reír, hice lo que me pidió.

Cuando volví por la tarde a la cafetería, lo hice aun con menos ganas que por la mañana. Lo único que había hecho al llegar a casa fue tumbarme en el sofá y lamentarme, aun pensando en el rechazo, en que Santi seguía sin venir a visitarme por las mañanas ya que todavía no habíamos intercambiado palabra desde lo sucedido el miércoles anterior. Y a todo esto, se sumaba el rechazo que había recibido por la mañana, el cual había conseguido que dejase el ordenador a un lado, sin querer mirarlo si quiera. Las ganas de sentarme frente a el y escribir habían pasado por mi cabeza pero entonces, no había podido evitar preguntarme el para qué, si al fin y al cabo no iba a valer para nada, si al final del día tan solo acababa siendo una perdida de tiempo.

La primera hora pasó algo lenta debido a que apenas había gente en la sala y lo único que me dediqué a hacer fue limpiar una y otra vez los mismos cubiertos, las mesas y los suelos los cuales ya se encontraban lo suficientemente limpios. Revisé la hora al menos diez veces en el mismo minuto y me frustré al ver que el tiempo parecía no querer pasar. Martha a mi lado parecía igual de aburrida que yo pero aun así ninguna de las dos intercambiamos demasiadas palabras y pasamos el resto de la jornada intentando buscar algo con lo que entretenernos, atendiendo a los pocos clientes que recibimos esa tarde y echando numerosas miradas al reloj, mientras esperábamos a que las horas pasaran.

Me encontré con Nora en el restaurante al que estábamos acostumbradas a ir, cuando las cosas eran mucho mejor, cuando nos veíamos todos los días y creíamos ser las mejores amigas posibles.

Llevábamos una media hora juntas pero en realidad no habíamos hablado demasiado, esperando a que nuestra comida viniera, sumergidas en un extraño silencio; de esos que podían llegar a ser incómodos a pesar de que la persona con la que lo compartías suponía ser una de tus más queridas.

Aunque habíamos conversado, no habíamos dicho nada en realidad; como si las dos personas que se encontraban sentadas en esa mesa no fueran realmente tan unidas como creían; como si entre ambas hubiese un gran muro, miles de kilómetros de distancia la una de la otra.

-Hacía tanto que no nos veíamos. -Comenté, tan solo para romper aquel silencio, deseando que la comida no tardase mucho en llegar pues de ese modo nos mantendríamos ocupadas comiendo. Había estado deseando verla durante esas últimas semanas, pero en aquel entonces después de hacerlo, me encontraba contando los minutos para que el encuentro terminase en cuanto antes.

-Ya sabes, hemos estado tan ocupadas últimamente. -Contestó con una forzada sonrisa, y pegó un pequeño sorbo a su refresco.

Y de nuevo, aquel silencio volvió a instalarse entre nosotras y ambas dejamos que este nos envolviese mientras intentaba entender que nos estaba pasando. Meses atrás, en la misma mesa en la que estábamos, no hubiésemos dejado de hablar ni si quiera durante un segundo, nuestras risas se hubiesen escuchado por todo el restaurante y temería por el momento en el que tuviésemos que volver a casa. En aquel momento, todo era distinto, era todo lo contrario y estaba mal, muy mal.

Miré a mi mejor amiga, intentando descubrir algo en su rostro pero no saqué nada de ello. Nora no parecía enfadada; simplemente aburrida, cansada y al igual que yo, algo incomoda. Justo tal y como parecía pasar con Santi, lo que tan solo me llevaba a preguntarme en que momento la gran mayoría de mis relaciones habían comenzado a derrumbarse, si es que no lo habían hecho ya.

Era cierto que habíamos estado ocupadas, cada una con sus cosas, con una vida más distinta que antes. Aun así, no podía pasar por alto la de veces que tanto ella como Santi y los demás habían acudido a distintas fiestas, a cenas, comidas y juntadas que luego habían quedado grabadas en las redes sociales. Encuentros de los que no me había enterado hasta después, cuando ya habían sucedido.

-¿Pasa algo, Nora? -Le pregunté por fin, incapaz de seguir manteniendo esa situación. Si había sucedido algo de lo que no me había enterado quería que fuese capaz de decirlo, de hablarlo y así poder solucionarlo. Sabía que no habíamos discutido, que no había pasado nada malo entre nosotras, pero aun así ella no parecía poder mirarme a la cara y necesitaba saber porqué. Necesitaba que lo que quiera que sucediese se arreglase o de lo contrario, no creía poder ser capaz de estar sentada en aquella mesa durante mucho tiempo más.

Ella me miró con cierta extrañeza.

-No pasa nada. Solo estoy algo cansada. -Respondió y yo había usado tantas veces aquella excusa que sabía perfectamente que no está diciendo la verdad. La miré alzando las cejas y entonces ella suspiró. -Simplemente ha sido una semana algo dura, Jane. He tenido que hacer muchas cosas para la universidad y sabes que aun sigo un poco mal por lo de Troy.

Me mordí el labio al escuchar eso último, sintiéndome algo mal por no haberlo notado, por no haber prestado más atención.

-¿Se ha ido ya? -Le pregunté y ella asintió con cierta tristeza.

-La semana pasada. -Contestó y me volví a sentir aun peor por dos motivos; por no haber podido estar a su lado y por no haberme enterado hasta ahora, por no haber confiado en mi para hablarlo. -Pero las cosas ya están habladas y cada uno hará su vida este año y cuando el vuelva pues... no se, supongo que ya se verá lo que hacemos.

Hablaba de forma despreocupada aunque después de tantos años conociéndola sabía que le importaba mucho más de lo que se atrevía a mostrar. Troy había sido su novio desde hacía cuatro años atrás y cuando dijo que había conseguido un buen trabajo en Irlanda, todo el mundo creímos que Nora iría con el, pero esta nos sorprendió al comunicar que el se iría solo y que ella se quedaría aquí.

-Todo saldrá bien. -Le hice saber y puse mi mano junto a la suya que descansaba encima de la mesa. -Simplemente quiero que cuentes conmigo, ¿vale? Sabes que yo estoy aquí, para lo que necesites, que no tienes que guardarte todo para ti misma. -Ella se quedó mirándome unos cuantos segundos y durante un instante, sentí que iba a ponerse a llorar, pero al final acabó sonriendo.

-Gracias, Jane. -Dijo al fin y en ese pequeño momento parecimos volver a ser las de antes, aquellas amigas que siempre se habían apoyado mutuamente, que siempre habían estado cuando la otra la necesitaba. -Y ahora, dejemos de hablar de mi. Cuéntame, ¿que tal van las cosas con Santi?

Aquel tema era del que menos me apetecía hablar pero al mismo tiempo el que más necesitaba soltar. Tenía que desahogarme y decir por fin en voz alta todo lo que había estado reteniendo. Y así lo hice; le conté todo lo que había estado pasando entre nosotros, mis sentimientos, los cuales creía que eran los suyos, lo poco querida que me sentía a su lado, lo poco que creía quererlo yo en esos instantes, lo fría y vacía que se había vuelto nuestra relación. Le dije la verdad, aquella a la que no quería enfrentarme.

Y dolió, dolió soltar todo aquello y ver que era verdad, que aquello era realmente lo que estaba pasando y pareció hacerse mucho más real al decirlo, al soltarlo de una vez por todas.

Nora me escuchó en todo momento, asintió con la cabeza de vez en cuando y me dejó hablar hasta que ya creí no poder decir nada más.

-Jane, -comenzó a decir una vez que me quedé en silencio. -es normal que una relación pase por este tipo de épocas pero eso no quiere decir que vaya a ser el final.

-Lo se. -Murmuré con cierta pesadez; sabía que tenía razón pero al mismo tiempo sentía que no la tenía para nada, que así no deberían de ser las cosas.

-Santi te quiere, estoy segura de ello. -Aseguró y me dedicó una sonrisa, una que me pareció forzada, que no llegué a creerme del todo.

-Supongo que lo hace. -Pero me ahorré el decir que todo en el parecía demostrar lo contrario.

Fue entonces, cuando se me quedó mirando durante unos instantes, como si intentase leer mi rostro. Al final, acabó preguntando lo que sabía que estaba rondando por su cabeza.

-¿Estás pensando en dejarle?

Y estuve a punto de contestar, pero entonces una camarera vino con nuestra comida y la pregunta quedó perdida en el aire mientras engullimos nuestra comida y hablábamos de otras tantas cosas sin importancia.

Cuando llegué a casa seguí pensando en aquella pregunta a la cual no había contestado.

Tampoco creía tener una respuesta.

Continue Reading

You'll Also Like

6.6M 323K 104
El prominente abogado Bastian Davis conocido como "El Lobo de Minnesota" ha decidido casarse con unas de las hijas de Rob Walton y todo para unir fue...
210K 18.7K 34
Hyunjin es el chico más guapo y coqueto de la preparatoria, Felix es un chico estudioso y el líder del club estudiantil. ¿Podrá Hyunjin lograr que Fé...
775 147 19
Anne es una chica común y corriente; al menos lo es para todos los que la conocen. Está llena a no más poder de complejos y baja autoestima, y siemp...
9.2K 689 37
Emma Miller. Una hija de un famoso empresario. Una chica que quiere poder hacer lo que le gusta y le apasiona pero tiene obstáculos; sus padres. Así...