Regresamos a la residencia, ambos estábamos cansados por lo que después de nuestra rutina de noche, nos metimos a la cama, ninguno de los dos dijo una palabra, en cuanto toqué la cama, caí en un profundo sueño y por la mañana, me desperté un poco más tarde de lo usual, Frederick no estaba en la cama, salí de ella después de unos minutos y fui directo al baño a tomar una ducha, imaginé que probablemente Frederick estuviera corriendo por la residencia como de costumbre, pero al entrar a la cocina, la nota que dejó sobre la barra junto al desayuno que preparó para mí, dejó en claro que tuvo que salir al palacio por asuntos importantes.
Una enorme sonrisa se dibujó en mis labios al recordar lo divertida que fue la noche anterior, con Frederick a cargo del palacio, el lugar no demostraba ser tan frío, era cálido, agradable y de una forma, te hacía sentir como en casa y eso era gracias a él, a la grandiosa habilidad que él tenía para hacerte sentir como en casa aun cuando te encontrabas lejos de ella.
Me entretuve en casa viendo televisión y leyendo un rato.
—¡Preciosa, estoy de vuelta!
Escuché a Frederick gritar desde la entrada y luego cerrar la puerta, dejé el libro que estaba leyendo sobre la cama y salí de la habitación en su búsqueda, al no verlo en la entrada, fui a la cocina donde lo encontré colocando una caja de pizza en la barra.
—Hola.
Saludé acercándome a él, extendió los brazos invitándome a abrazarle, rodeé su cuello con mis brazos y uní mis labios con los suyos en un pequeño beso.
—Lamento no despertarte esta mañana para decirte que debía irme, estabas tan dormida que no quería molestar.
—No ibas a molestarme, de todas formas, gracias por la nota y el desayuno.
—De nada.
Dijo plantándome otro beso, los dos nos separamos y observé la caja de pizza sobre la barra.
—Veo que has pensado en la cena.
Se encogió de hombros.
—La compré de paso antes de llegar a la residencia, ¿no se te antoja?
Preguntó mientras se movía por la habitación para sacar dos platos, fui al refrigerador para sacar un poco de jugo.
—Pizza está bien, ¿podemos comer en la habitación?
—Claro.
Terminamos de servir el jugo, tomamos los platos y la caja de pizza para ir a la habitación donde me decidí por poner una película mientras comíamos.
—¿Qué te hizo ir al palacio eta mañana?
Pregunté antes de darle un mordisco a mi pizza.
—El viaje de mis padres ha terminado, si no me equivoco llegarán más tardar mañana.
—¿Ha sucedido algo?
Se pasó una mano por el cabello, su mirada estaba fija en la pantalla de la televisión.
—No es de nosotros, si eso puede llegar a preocuparte, es sobre un asunto con el canciller de Irlanda —explicó, le dio una mordida a su pizza, masticó y luego habló de vuelta—. Es acerca de política, hubo un pequeño desacuerdo, nada grave, más bien es sobre un desacuerdo familiar desde mi punto de vista.
—¿Y qué tiene que ver Suecia en eso?
—Nada en realidad, sucede que mamá y papá estuvieron de visita estos días para platicar con el canciller y al final se reunieron con los reyes, pero ellos tuvieron un ligero inconveniente familiar que ha hecho que mis padres se regresen antes, tiene que ver con algo de su país, no me han dado mucha información al respecto, papá dijo que hablaríamos de ello cuando regresara.
—Por lo menos Suecia no entrará en guerra con algún país.
Mencioné y rio.
—Somos un país pacífico, además, ningún país quiere meterse en una guerra por el momento.
—Ojalá nunca.
Agregué, dejamos que un silencio nos inundara a los dos por un tiempo hasta que él volvió a hablar.
—Hay una cosa más que debo decirte.
—¿Qué es?
—Papá hará una reunión en la corte real llegando a casa, me ha pedido que esté ahí presente.
Me acomodé mejor en mi lugar.
—¿Tiene que ver con lo que has estado trabajando?
Negó.
—No estoy seguro de eso, ha dicho que quiere que esté presente, me explicará cuando regresé.
—¿Crees que sea por algo malo?
Volvió a negar.
—Lo dudo, por lo general, me pide que esté presente cuando un miembro importante de la corte ya sea de este país o de otro, es parte del protocolo que asista a las reuniones más importantes, así voy teniendo un poco más de conocimiento y aprendo a desenvolverme entre ellos.
—Viéndolo de esa forma tiene sentido.
—Lo tiene, es importante siempre estar presente y poner atención a cada una de esas reuniones, aunque si me lo preguntas, son sumamente aburridas, tiendes a dormirte allí mientras escuchas a todos esos hombres hablar y compartir sus opiniones.
Continuamos viendo películas y conversando por el resto de la tarde y los siguientes días nos enfocamos en trabajar un poco, Frederick continuaba buscando aquellos papeles que decían ser de su abuelo, pusimos la casa de cabeza y no conseguimos encontrarlos, ya hasta estaba dudando de que el rey Carl haya dejado esos papeles por algún lugar de la casa. Después de que los reyes regresaran de su viaje, se reunieron con Frederick antes de convocar la reunión en la corte real y justo después de conversar con sus padres, al parecer, debido a una situación importante de la realeza, se reunirían en el palacio de Suecia después de la corte y permitirían a la prensa entrevistar a Frederick fuera del palacio, ya que estaría anunciando una nueva alianza que se llegó con los reyes de Irlanda, como la entrevista y el comunicado oficial iba dirigido a todo el país, sería televisado por la tarde en directo mientras Frederick daba la entrevista que debía de dar.
Yo no estaba segura de sí era una buena idea presentarse teniendo en cuenta que la prensa estaría dentro del palacio real, sin embargo, Frederick era demasiado insistente y terco que quería que estuviera allí para apoyarle, una parte de mí no quería negarse ante la idea de apoyarlo y la otra no deseaba involucrarse en problemas con la realeza.
No queriendo discutir sobre el tema, Frederick y yo lo dejamos pasar y continuamos trabajando en su discurso, aunque más bien fue Blomberg quien se encargó de él, teniendo en cuenta lo grandioso que era para expresarse, sobre todo, él conocía a la perfección los medios y las preguntas con las que atacarían a Frederick.
—Vamos Beth, muéstrate un poco más segura —susurró Blomberg a mi lado. Él y Frederick hicieron un buen trabajo para convencerme en asistir a la entrevista, porque estaba renuente a presentarme por más que quisiera apoyar al príncipe, sin embargo, con Blomberg a mi lado, la situación se volvía menos tensa que estando por mi cuenta. Tomé una profunda bocanada de aire y la dejé caer pesadamente, asentí ante sus palabras y los dos nos formamos en la fila que había para entrar en donde sería la sala de prensa.
Está situación era muy similar a la primera vez que me encontré en el palacio, seguimos el mismo protocolo y si mal no recordaba, estábamos entrando a la misma habitación en dónde debíamos de entrevistar al príncipe, era curioso estar aquí y pensar que esta debió ser la situación en la que me debí encontrar aquel día en vez de verme encerrada en un cuarto de lavado junto a él.
—¿Ya has estado aquí antes?
Le pregunté a Blomberg, quién se inclinó para escucharme mejor debido a los murmullos de los demás invitados, como estábamos en el palacio real, los periodistas dejaron que yo pasara por desapercibido, todos aquí estaban más interesados en entrevistar al príncipe, algunos venían con sus libretas llenas de apuntes y preguntas que se encontrarían haciéndole y otros solo conversaban sobre las cosas que podían preguntarle.
—Un par de veces —respondió tranquilo, Blomberg se había arreglado para esta ocasión, su escaso cabello estaba peinado y su vestimenta era bastante formal, pantalones de vestir y una camisa de vestir de color blanco—. Mi primera vez en el palacio fue alrededor de los ochenta, estaba muy joven, si no me equivoco, no pasaba de los veinticuatro años, estaba supernervioso, pero hice un buen trabajo si tenemos en cuenta que conseguí hacerme amigo del rey en aquel entonces.
—¿Ya gobernaba el abuelo de Frederick?
—Sí y era pésimo dando entrevistas justo como Freddy.
Su comentario me hizo reír.
—Tranquila que todo saldrá bien, nadie va a acosarte y tampoco involucraremos a Freddy en ningún problema.
—Eso espero.
Dije aun nerviosa, no me preocupaba tanto la prensa sino la reacción que podía tener el rey si ocasionaba un escándalo.
—¡Atención! —gritó un hombre de traje negro que estaba formado frente a la gran puerta del salón, todos los presentes guardamos silencio para escucharlo, cuando se aseguró de que todos le estábamos prestando atención, habló—. Su alteza real se reunirá con ustedes en unos minutos, por favor, les pedimos a todos que sigan el protocolo al pie de la letra para evitar malentendidos, por favor, identifíquense con su gafete antes de entrar a la sala.
Quince minutos más tarde, todos nos encontrábamos dentro de la sala de prensa, nos acomodaron por orden, colocando a ciertos periodistas de periódicos importantes al frente en las primeras tres filas y el resto de los otros conseguimos un buen lugar en la habitación, Blomberg y yo nos sentamos casi en la penúltima fila y muchos de los otros invitados se quedaron parados junto a los camarógrafos que estarían transmitiendo en vivo la entrevista y el informe por uno de los canales locales del país.
—¿Le tomará mucho tiempo?
Pregunté muy cerca del oído de Blomberg, quien se inclinó para hablar.
—Por lo general, suelen tardar bastante en aparecer, les toma un buen tiempo, primero tiene que ponerse de acuerdo con su equipo de trabajo.
Explicó. No volví a hacerle otra pregunta, me centré en beber agua lo cual era una pésima idea si tenemos en cuenta que eso fue lo que me hizo perderme en el palacio la primera vez que estuve aquí, pero era una chica ansiosa y desesperada.
—Todos parecen estar algo emocionados.
Murmuré.
—Lo están, este tipo de conferencias suelen ser las mejores cuando se trata de la realeza, es la oportunidad perfecta para atacar al príncipe con preguntas sobre todo si él será el futuro rey, en estas cosas es cuando todos aprovechan para atacarlo con ciertas preguntas referentes al trono, en algunas situaciones esto puede hacer que un príncipe dude de quien realmente, la prensa aprovecha estas situaciones para distorsionar la información en su contra.
No me sorprendía de eso, era parte del protocolo de muchos periodistas, hacer dudar al príncipe o princesa.
—Pero el príncipe es inteligente.
Agregué, Blomberg sonrió.
—Claro, sabe cómo desenvolverse con los medios, es demasiado listo.
Una de las puertas de la habitación se abrió y Frederick entró, estaba perfectamente vestido para la ocasión, estaba luciendo un traje de vestir color beige, su cabello estaba perfectamente peinado, todos los presentes de inmediato nos levantamos de nuestros asientos e hicimos una pequeña reverencia hacia él, quien nos ofreció su mejor sonrisa, se dirigió hacia el centro de la habitación colocándose detrás de la tribuna, sus ojos escudriñaron la habitación hasta encontrarse con los míos, le di mi mejor sonrisa y él sonrió de vuelta antes de desviarla.
—Buenos días a todos, agradezco mucho que hayan podido asistir a esta reunión —habló—. ¿Quieren iniciar con las preguntas?
Las manos de muchos periodistas se alzaron, Frederick le dio la palabra a un hombre de cabello rubio y traje gris.
—Alteza, mi pregunta va dirigida hacia usted en una forma personal, ¿cómo está?
Todos soltamos una risita ante la espontánea pregunta, Frederick también rio.
—Me encuentro bien, gracias por preguntar, ¿cómo te encuentras tú?
—Estoy bien, Alteza —contestó el hombre contento—. Cambiando de tema, ¿qué nos puede decir de esta reunión? Según tengo entendido, tiene un comunicado importante que ofrecer.
—Claro, pero no hay que adelantarnos a los hechos tan rápido, estoy seguro de que muchos tienen otras preguntas que hacer. Tú.
Señaló esta vez a una mujer de cabello oscuro que estaba recogido en un chongo bajo.
—Alteza, he escuchado que su padre últimamente ha estado reuniéndose con otros reinos, ¿tiene que ver con un nuevo tratado? ¿Alguna alianza?
—Las reuniones que mi padre ha estado teniendo tienen que ver con el comercio de Suecia y efectivamente estamos creando nuevas alianzas entre otros países, como saben, Suecia es un país pacífico como muchos otros, mantenemos una buena relación con la mayoría de los reinos, sin embargo, consideramos que es importante no solamente tener una buena relación con los reinos sino también con otros países como México, Estados Unidos, Canadá, Argentina, Chile, Ecuador, entre otros países.
—¿Quiere decir que sus alianzas ahora serán con países latinoamericanos?
Preguntó otra persona.
—Desde luego, por el momento hemos hecho una buena alianza con México y Ecuador, consideramos que esos dos países son mega diversos y ricos en muchas formas por lo que nuestras primeras inversiones y alianzas han estado centradas en esos dos países, pero desde luego planeamos incluir a otros.
Continuaron por las preguntas alrededor de una hora, Frederick se mostró amable con cada persona y contestó sus preguntas con educación, al finalizar las preguntas abandonamos la habitación, ya que el príncipe se tomaría un descanso de veinte minutos antes de regresar con la siguiente ronda de preguntas.
Quería verlo, pero no había forma en que los dos nos pudiéramos ver sin llamar la atención de los demás.
—Disculpen, su Alteza dará su informe real antes de realizar la segunda ronda de preguntas, después del discurso se encontrará de nuevo atendiéndolos.
Explicó el mismo hombre que nos había dado el protocolo antes de entrar, Blomberg y yo compartimos una mirada, un hombre mayor se nos acercó luego de un tiempo y se dirigió a Blomberg con tanta familiaridad, los dos se enfrascaron en una conversación de inmediato, pues el periodista Johanson trabajó con Blomberg por un tiempo, no era de extrañar que muchos aquí lo conocieran, algunos de los periodistas más jóvenes le pidieron un par de fotos y eso animaba el humor del viejo Blomberg y elevaba su autoestima, era adorable verlo sentirse como toda una celebridad.
Como me sentía como mal tercio al lado de Blomberg y su viejo colega, me alejé y fui a la mesa de aperitivos que estaba en la habitación para los invitados. Tomé una segunda botella de agua y me obligué a beber solo un poco para no tener que ir al baño más tarde.
El himno de Suecia se escuchó por los altavoces de la habitación, habían acondicionado el palacio con tres televisores gigantes para que los que estábamos en la conferencia pudiéramos ver el informe que ofrecería, el rey apareció en la pantalla luciendo un elegante traje de color azul, Frederick traía su misma vestimenta, pero su rostro lucía mucho más pulcro, debieron maquillarlo para salir en televisión.
Como de costumbre, el rey dio un par de palabras, anunció que estarían dando un comunicado importante y después le cedió la palabra a Frederick, quien traía entre sus manos un oficio que estaría leyendo.
Se le veía serio y concentrado en las palabras que estaba compartiendo con todos, después de terminar el informe, anunció que tenía un discurso que compartir con Suecia, era el discurso en el que él y Blomberg habían estado trabajando y donde anunciaría una de sus propuestas hacia el país.
La habitación estaba en silencio, todos escuchábamos atentamente las palabras del príncipe, busque de nuevo a Blomberg y me coloque a su lado junto a su amigo, aunque Frederick ya no estaba leyendo como había hecho con él informe, pues se memorizó el discurso que ofrecería antes de salir en televisión, lo sabía porque yo estuve escuchándolo practicar una y otra vez en casa, su primer propuesta iba enfocada hacia las escuelas locales del país, en mejorar la educación para los niños y buscar nuevas estrategias de aprendizaje, sobre todo para aquellos que vivían en casas hogares y mostraban dificultades para estudiar, para mí, era una propuesta maravillosa.
Entusiasmada para escucharle como todos, me acerqué más a una de las pantallas.
—Lo está haciendo bien.
Dijo Blomberg a mi lado y asentí en acuerdo.
Frederick aún no llegaba a la parte de su propuesta, aún continuaba explicando las razones, lo siguiente que sucedió, fue inesperado.
—Nadie debía saberlo, se supone que yo no iba a contárselo a ninguno de los dos, cometí un error, no debí meterme con ambos, me dejé llevar, éramos jóvenes yo solo quería divertirme y no medí las consecuencias...
Reconocí la voz de Erin de inmediato, Frederick dejó de hablar en confusión, él y el rey compartieron una mirada llena de confusión, al igual que todos los que estábamos presentes comenzamos a mirarnos entre sí.
Aquel audio continuó reproduciéndose como si nada, mi corazón comenzó a latir con fuerza y me puse pálida.
—¿Estás bien?
Preguntó Blomberg tomándome del brazo al ver lo mal que estaba.
Escudriñé la habitación con la mirada, extrañada por desconocer de dónde provenían los audios, por otra parte, yo reconocía aquella conversación, era la conversación que Erin y yo tuvimos, sobre todo, la parte en la que ella confesó haberse acostado con los dos príncipes y cómo fue que Brayden murió.