Tenía un malestar en el estómago y un nudo en mi garganta que me impedía hablar, me tomé mi tiempo y pensé bien mis palabras, el ambiente en la habitación estaba tenso, Erin lucía afectada por sus propias palabras, pude ver que hablar de ello le dolía porque sus ojos estaban lagrimosos, su mirada decía que se culpaba a diario por el incidente.
Una fina línea se dibujó en mis labios, todo lo que acababa de escuchar era algo que jamás imaginé oír en mi vida, costaba creer la historia y quizás si Frederick no me hubiese hablado de lo que pasó con su hermano, no estaría creyéndole a la princesa ahora mismo, estaría dudando de ella, pero no tengo dudas, creo en su palabra, la única cosa que no logro procesar con claridad es que ella estuviese embarazada, costaba creerlo.
—¿Qué sucedió con el bebé?
Mi voz fue suave y baja, sin intención de ofender o ser grosera, no podía quedarme con la curiosidad de saber qué pasó con el bebé porque un embarazo no es algo que se puede ocultar fácilmente.
Con brusquedad, se quitó las lágrimas de sus ojos, su rostro se endureció.
—Lo perdí, fue unas semanas después del accidente, no dijimos nada, ni siquiera mis padres se enteraron, los únicos que sabíamos de eso eran Frederick, Bryson, su padre y yo.
Respondió.
—¿El rey sabía del embarazo?
Asintió ligeramente.
—Frederick estaba asustado, creyó que lo correcto era que buscáramos ayuda, dijo que, si salíamos juntos de esa, respondería por el bebé y todo, pero que no podía ocultar el secreto, incluso cuando yo le dije que no dijera nada, decidió contar todo al rey, al principio me moleste por ello, no quería que nadie se enterara de que estaba embarazada, ¿sabes el lío en que me metería con mis padres? No se lo tomarían bien, mi embarazo traería consecuencias, pero el rey decidió ayudarnos, dijo que él no diría nada mientras mi panza no se notara, afortunadamente no iba a notarse porque recién llevaba un par de semanas.
—¿Cómo fue que lo perdiste?
Su mirada se encontró con la mía, no se quejó de mis preguntas, las contesto con amabilidad.
—Tuve un aborto —concluyó—. Los médicos dijeron que fue cosa de todo lo que estuve pasando, el accidente interfirió en el embarazo, quedé delicada después de este y cuando perdimos al bebé, el rey dijo que no era necesario que los demás se enteraran de ello, todos estuvimos de acuerdo, al final de cuentas era lo mejor, podíamos lidiar con que nuestros padres se enteraran de ello, tomaría las consecuencias de lo sucedido, pero no soportaría a la prensa encima de mí si se enteraban de que tuve un bebé con el príncipe de Suecia y después lo aborte, me quemarían de por vida.
Encontraba sentido, una noticia como esa sería un perfecto drama para la prensa, nadie dejaría pasar un tema como ese, serían la comidilla de todo el mundo.
No dije nada, preferí guardar silencio y quedarme con mis propios pensamientos, ahora comprendía muchas cosas, comprendía la parte en que Frederick tenía miedo a enamorarse, no quería pasar por algo como esto de nuevo, lo había dado todo por alguien en un principio y aquel amor no fue recíproco. Bryson apareció en la habitación minutos más tarde llamando la atención de ambas, por instinto nos levantamos al mismo tiempo, Bryson nos dirigió una mirada a ambas.
—Siento entrometerme, pero es mejor que Bethany se vaya ahora, ya es un poco tarde.
Revisé la hora en mi celular y confirmé que el tiempo se pasó volando, no podía quedarme más tiempo, Frederick podía regresar a la residencia en cualquier momento.
—Tienes razón, será mejor que me vaya ahora.
Erin asintió en acuerdo, compartimos una última mirada, aún lucía afectada por toda la situación, le ofrecí una diminuta sonrisa y me acerqué a Bryson para indicarle que podíamos irnos, al llegar a la puerta, Erin vino corriendo hacia mí y me tomó del brazo para detenerme, me giré bruscamente a verla.
—En verdad lamento que te hayas enterado de esta forma. —Forzó una sonrisa que decayó en segundos—. Agradezco que me hayas dado la oportunidad de escucharme.
Sonreí de vuelta y le di un pequeño asentimiento. Fuera del departamento, Bryson y yo nos quedamos en un silencio, no hizo ninguna pregunta sobre qué habíamos hablado adentro, seguramente ya conocía toda la historia, era cómplice de todo esto por lo que no hacía falta que me preguntara, el transcurso a casa también fue callado, salvo al final, cuando ya estábamos por llegar a la residencia.
—Lamento que mi hermano no haya tenido el atrevimiento de contarte todo, debes entender que es difícil para él.
—Ahora lo entiendo.
Si estuviera en una posición similar, también fuera complicado hablar de un tema como ese.
Cuando su auto se estacionó justo en la cochera de Frederick, mi cuerpo se tensó al ver que el auto de él ya estaba en la residencia, compartí una rápida mirada con Bryson, quien no lucía tan contento de saber que su hermano estaba de vuelta, como si el auto de Bryson alertara a Frederick, esté salió al tiempo en que nosotros bajamos del auto, la expresión en su rostro era de pura confusión.
—¿Qué haces aquí? —preguntó a Bryson con confusión e intriga, después volteó a verme—. ¿Y tú qué haces con él? ¿Qué...?
Negó con sorpresa y pura confusión, esperaba que cuando llegara a casa, Frederick todavía estuviera en el palacio y corriera con la suerte de que no supiera que acababa de hacer, desgraciadamente, las cosas nunca pasaban como yo esperaba y el mundo demostraba estar siempre en mí contra.
Intente abrir mi boca para hablar y darle una explicación, sin embargo, Frederick no estaba prestando atención en mi dirección, estaba volteando a ver a su hermano, quien se había acercado un poco a mi lado, Frederick dio un par de pasos más, quedando a solo centímetros de distancia mía, continuó sosteniéndole la mirada a su hermano, quien mantenía una postura relajada que demostraba cero importancias a lo que estaba pasando, la sonrisa que se dibujó en su boca fue algo burlesca y maliciosa.
—Frederick.
Llamé a su nombre, lo que hizo ganarme una mirada de su parte, el asombro fue reemplazado por una expresión dura en su rostro, una risita seca salió de Bryson, haciendo que volteáramos a verlo, de nuevo, el cuerpo de Frederick se tensó en su lugar.
—¿Qué has hecho?
Le preguntó a su hermano con desprecio, quien claramente dejaba ver que estaba disfrutando de la pequeña escena.
—Si quieres a la chica, es mejor que seas honesto con ella desde el principio Frederick, un amor a base de mentiras no significa amor. Sabes bien que he hecho.
Con eso, se dio media vuelta dispuesto a irse, pero Frederick fue mucho más rápido y acorto la distancia entre ambos impidiéndole irse, me tensé temiendo en que los dos comenzaran una escena de pleitos, Frederick no era violento, pero estaba matando con la mirada a su hermano.
—Frederick...
Volví a decir su nombre, intenté acercarme a él.
—Ve adentro, Beth. —Su palabra fue más como una orden que como una petición, en cualquier momento hubiese obedecido, sin embargo, temía en que los dos comenzaran una escena porque sus miradas decían que estaban a punto de herirse—. Por favor.
Insistió sin voltear a verme luego de ver que no me iba. Inconforme, terminé obedeciendo y entrando a la casa, consideré en que podía verlos por la ventada, sin embargo, me pareció que era de lo menos adecuado y que debía de respetar la privacidad de ambos, los dos tenían asuntos importantes que tratar.
Fui a mi habitación y me senté sobre la cama, encendí el televisor a pesar de que no le presté atención e intenté no pensar en qué podrían estar hablando Frederick y Bryson.
Cuando escuché el golpe de la puerta al cerrarse, salí de mi habitación en busca de Frederick, quien se veía afligido y dolido, me sostuvo la mirada y después dejó caer un suspiro pesado. Me mordí el labio inferior.
—¿Estás molesto?
Era una pregunta sosa, le costó un tiempo negar y fruncí el ceño. Frederick se animó a cruzar la habitación y llegar hasta mí, a un par de centímetros míos, bajo la mirada para verme.
—No estoy molesto contigo, si eso es lo que piensas —inquirió en un susurro—. Estoy más molesto conmigo mismo que otra cosa.
Guardo silencio debatiéndose de nuevo, insegura, di un paso más hacia él, nuestros zapatos chocaron, Frederick se tensó por culpa de la cercanía y mi instinto fue abrazarlo por la cintura en busca de sus brazos, le tomo un tiempo abrazarme de vuelto y a mí separarme para encararle.
Quería hablar, su expresión corporal dejaba en claro que estaba luchando consigo mismo para expresarse.
—Lo siento —fue lo que consiguió decir, sus ojos buscaron los míos—. No deberías de conocer la verdad de esa forma. Debí ser yo quien te la dijera, es solo que me cuesta decirlo. —Rio a secas—. Es curioso porque siempre tengo una respuesta para casi todo, incluso si es sarcástica, pero no puedo lidiar con mi propia mierda, eso no sucede tan fácil.
—Hay cosas que a todos nos cuestan —dije, una mueca se formó en su boca y de nuevo me acerqué a él, coloqué mis manos sobre su pecho, una de mis manos se detuvo justo en su corazón, podía sentir que latía con fuerza—. No tienes que decirme nada si no quieres hacerlo, un paso a la vez, ¿lo recuerdas?
Apretó los labios y suspiró.
—Eres tan buena para ser verdad. —Una de sus manos se alzó para acariciar mi cabello—. Aun enterándote de lo peor decides quedarte aquí.
Sus palabras eran lentas y se pensaba cada una de ellas.
—¿Por qué debería de irme?
Cuestione con el ceño fruncido. Se encogió de hombros.
—Porque no soy la mejor persona para estar a tu lado, mi vida es todo un desastre y siempre será así. —Nos quedamos allí quietos por un tiempo, hasta que Frederick volvió a hablar—. Iba a decírtelo yo, no se suponía que ella aparecería, tampoco estaba al tanto de los planes de mi padre, no imaginé que recurriría a ella, pensé en cualquier chica menos ella, pero era lógico que la buscara, es su forma de recordarme aquel accidente, su forma de decirme que tengo que lidiar con la culpa para el resto de mi vida.
—Ey, no es tu culpa Freddy —aclaré, su mirada se perdió por encima de mi hombro, puse una mano en su rostro para obligarle a verme, sus ojos estaban rojos, el color que poseían carecía de brillo y estaba conteniéndose las ganas de llorar, estaba tratando de ser fuerte como siempre—. Lo que pasó con Brayden o Erin no es tu culpa.
—Sí la es. —Su voz se rompió en segundos—. Yo fui quien provoco todo, yo generé aquella discusión, si yo no le hubiese gritado, si no hubiese perdido el control, nada de eso hubiese pasado, si yo jamás me hubiese involucrado con ella, si le hubiese dejado el camino libre a Brayden nada de eso hubiese pasado, él estuviera aquí.
—Sh, no es tu culpa —repetí, acerqué mi mano a su rostro para acariciar su mejilla, sus ojos se cerraron ante el roce de mi mano—. No sabías que Brayden iba a hacer eso, no es tu culpa.
Volvió a negar.
—Él me lo dijo Beth, horas antes lo hizo, yo lo sabía, sabía que tenía pensado suicidarse, ¿y sabes qué fue lo que yo le dije? —Sus ojos me observaron con brusquedad y odio—. Le dije que no me importaba y que nos hacía un gran favor a todos si se mataba, estaba molesto, actué sin pensar, yo...
Su voz se rompió y sus palabras se quedaron a medias, el dolor cruzaba por él, sin dudarlo, volví a abrazarlo, nos habíamos abrazado en muchas ocasiones, sin embargo, este abrazo se sintió diferente, estaba cargado de una emoción pesada y dura, de dolor, a Frederick no le importo más, no pudo contenerse las ganas de llorar y se rompió.
—Nunca me quejó cuando mis padres me culpan de ello, siento que lo merezco, arruine la vida todos por cosa de un capricho mío, pude haber dejado que él se quedara con ella, pero fui egoísta, Brayden no merecía perder la vida.
Lo abracé con más fuerza queriendo dejarle saber que estaba allí para apoyarle, Frederick me distancio un poco de él para verme, sus ojos estaban rojos e hinchados por las lágrimas, no me di cuenta en qué momento sucedió, pero también me encontré llorando junto con él.
Era consciente de que el sentimiento de culpa no desaparecería de la noche a la mañana, pero Frederick venía cargando con él por años y desee que se fuera de inmediato si eso era posible.
—Tú no fuiste quien puso esos pensamientos en su cabeza desde un principio, Brayden debió de planearlo desde antes.
—Lo sé, pero no puedo evitar culparme, quizás sea el hecho de que murió justo después de nuestra pelea. —Rio con sequedad—. Discutíamos todo el tiempo que era casi ridículo, al final siempre terminábamos reconciliándonos, lo quería mucho, era mi hermano, estaba seguro de que pasaríamos de aquella pelea, solucionaríamos las cosas y si las cosas no salían bien entre los dos, siempre existía la opción de dejarle el camino libre con Erin, aun cuando no quería hacerlo. A veces aún lo pienso, podíamos lidiar con ello si Erin no hubiera dicho que estaba embarazada, eso fue la cereza en el pastel para que se desmoronara todo.
La mención del bebé aún me dejaba en sorpresa, necesitaba asimilarlo con más calma, tomé una profunda respiración y contuve el aire el tiempo suficiente para dejarlo caer pesadamente.
—Lamento eso.
Dije apretando los dientes, Frederick dibujó una mueca.
—También yo, pero no estaba preparado para ser padre —dijo en un tono serio—, si te soy sincero, aun después de que Erin dijera que lo perdió ni siquiera sentía que era verdad, tampoco estaba seguro de que fuera mío.
No esperaba que Frederick dijera eso, aunque encontraba sentido de que no estuviera seguro de aquel hijo, si la princesa se había acostado con ambos hermanos, el bebé pudo ser de cualquiera.
—Yo... siento haber ido con Bryson sin avisarte.
Dije después de un largo silencio entre los dos, Frederick acarició mi cabello.
—Tranquila que era algo que imaginaba, lo veía venir tarde o temprano.
—¿Estás molesto por ello?
Apretó los labios intentando no expresar sus verdaderos pensamientos, resignándose a ellos, suspiró.
—No lo estoy contigo, incluso cuando eres toda una detective con tus exasperantes preguntas, me gusta ese lado de ti —aseguró con una sonrisa medio ladeada que dibujo una en mi boca también—, y sé que quieres saber más de mí de lo que digo. No te culpo por buscar respuestas en otro lado.
—Lo siento.
Volví a disculparme, Frederick se inclinó para besar mi frente.
—Preciosa, no hay que disculparse. —Esta vez sus labios buscaron los míos y solo los rozaron lo suficiente como para querer que lo besara—. Te quiero lo suficiente como para dejarte entrar hasta el más recóndito lugar de mi vida.
Me besó. Fue un beso tan tierno que me dieron ganas de derretirme entre sus brazos, mis manos pasaron por su pecho y se enredaron en su cuello en busca de atraerlo más a mí, me fundí en sus brazos deleitándome por el sabor de sus labios.
—También te quiero —inquirí con una boba sonrisa en la boca, Frederick acarició de nuevo mi cabello y levantó mi barbilla para que lo mirara.
—¿En qué piensas?
—¿Por qué supones que pienso en algo?
Rio por mi pregunta.
—Danielsson, siempre piensas en algo.
Di un paso hacia atrás y lo miré con ambas cejas alzadas.
—Wow, parece que alguien aquí se ha aprendido mi apellido después de tanto.
Volvió a reír, le tomo unos segundos desaparecer la sonrisa y tener una expresión seria.
—¿En qué piensas?
Volvió a preguntar, di otro paso atrás en busca de mi espacio personal y me abracé a mí misma mientras desviaba mi vista de la suya.
—Es complicado, la parte de ti teniendo un hijo, Brayden, Erin... —hice una breve pausa mientras me perdía en mis propios pensamientos—. Tu padre. Todo es...
—No es necesario que le pongas un nombre a toda la situación, tampoco tengo uno para expresar como verdaderamente me he sentido todo este tiempo.
Estaba más que claro que era un tema difícil de entender, sobre todo la parte del rey con su relación con Frederick, jamás iba a entender el odio de su padre hacia él.
—No mereces castigarte por algo que no eres culpable Frederick, ni el rey debería de hacerlo.
Se encogió de hombros.
—Ha sido así desde que tengo memoria, ¿crees que desconozco el hecho de que soy su hijo no deseado? ¿De qué prefería a Brayden en vez de a mí? —dijo con dolor en su corazón—. Lo sabes, Brayden sería coronado y no yo, era de esperarse, era el hijo favorito, el niño perfecto. Hay muchas cosas que aún no te dije Beth, hay miles de razones por las que yo he detestado ser el futuro monarca de Suecia, cuando aún era solo un niño, antes de que mis hermanos crecieran, mucho antes de que yo comprendiera todo este mundo, me agradaba la idea de ser el futuro rey cuando creciera, pensaba que cuando sucediera, podría cambiar al mundo, hacerlo un lugar mejor para todos, lamentablemente, aquellas ilusiones se desvanecieron con el tiempo, justo al entender que yo no era la persona que mi padre deseaba que gobernara, en su cabeza, soy demasiado débil para gobernar, me ganan las emociones y cualquier cosa logra conmoverme, un futuro rey debe tener orden consigo mismo, saber dirigir y poner control y no dejarse llevar por emociones absurdas, eso te lleva a la derrota, mientras a mí me faltaba todo eso, a Brayden le sobraba el control, la astucia, inteligencia, era el hombre perfecto para coronarse como rey y después del accidente mi padre me lo dijo, no tuvo otra opción más que dejarme a mí gobernar porque lamentablemente alguien debía ocupar el lugar de Brayden.
Era absurdo el intelecto del rey, ¿cómo podía decirle a su hijo que es débil solo por sus sentimientos?
—Lamento que el rey piense de esa forma y me atrevo a corregirlo. Te aseguro que no eres débil, eres mucho más fuerte de lo que tu padre cree Frederick, nadie carga con tanta pena como tu corazón y has salido lidiar con ello todo este tiempo, no deberías dejarte engañar por las palabras de tu padre.
Hay padres que no merecen ser padres, pienso, el rey era uno de ellos.
—Gracias por apoyarme —dijo cabizbajo—, he estado tanto tiempo solo lidiando con todos esos pensamientos que se siente bien decirlos en voz alta.
—No tienes que agradecerme.
Me permití abrazarle, su corazón aún continuaba latiendo con fuerza, Frederick tenía tanto que decir y yo estaba dispuesta a escucharle, apoyarle.