Maia Potter es muy cercana a su hermano, siempre se han tenido únicamente el uno al otro.
Y nada en el universo podría cambiar aquello. O eso creía Harry.
Su pequeña hermana había comenzado a salir con Michael Corner.
Maia estaba realmente contenta con su nueva relación y aunque quería mucho a su hermano, no cambiaría por nada a su amado.
Ella sabía que Harry no estaba a favor de su nueva relación y aquello era causa de múltiples discusiones.
—¿En qué piensas, Mai?— preguntó Corner a su novia.
—Nada importante— sonrió al chico y se acercó a besarlo.
Maia prefería no comentarle nada a su novio respecto a la molestia de su hermano por salir con él.
Michael estaba profundamente enamorado de aquella chica y haría lo que fuera por ella.
Se sonrieron y regresaron a su beso, el cual se volvía cada vez más profundo y apasionado.
No les importaba nada, más que demostrarse el amor que ambos sentían el uno por el otro.
Y así lo hicieron, sólo eran ellos dos.
Los días comenzaron a transcurrir. Harry se dio cuenta de que Corner no era un capricho más de su hermana y eso lo hacía enfadar.
Ya no recibía la misma atención de la chica y siempre que la veía, estaba con ese odioso chico.
Harry nunca lo aceptaría, pero estaba tremendamente celoso y para su mala suerte, tanto su hermana como Corner pertenecían al ED.
Era una clase más en la sala de los menesteres, todos estaban concentrados en su práctica y Harry aprovechó aquella oportunidad.
No sabía por qué lo hacía, tal vez era un tipo de impulso pero su idea era lanzar un crucio al novio de su hermana. Tal vez así se alejaría de ella.
Harry tomó su varita con fuerza y fijo su vista a Corner.
Maia estaba cerca y vio lo que su hermano estaba a punto de hacer.
Harry pronunció la maldición y Maia se interpuso empujando a su amado.
La chica gritó de dolor y fue cuando todos detuvieron su práctica para acercarse.
Harry corrió a su hermana totalmente lívido y preocupado. La chica no reaccionaba y se preocupó aún más.
Michael empujó a Harry y cargó a su novia en brazos para llevarla a la enfermería.
• • •
Cuando Maia abrió los ojos se sintió muy débil y cansada. Se sentía terrible.
La enfermera se acercó y la miró con una notable pena. Corner estaba allí, no se separó ni un momento de su novia.
—Oh... querida. Tengo que darte una terrible noticia.
Maia tomó con fuerza la mano de su novio, su pulso se aceleró y sintió que el aire le faltaba.
—¿Qué sucede?— preguntó incómoda.
—La maldición que te lanzaron... te provocó un aborto. Lamento que te hayas enterado de esta manera.
Las lagrimas se desbordaban de sus ojos de manera desesperada.
Corner abrazó a su novia, él también sollozaba pero sabía que el dolor de su novia era más intenso.
La enfermera se fue, dejando a la pareja un momento a solas. Desde su despacho escuchó el desgarrador grito de la menor y se sintió mal.
Maia no volvió a hablar con su hermano, jamás se lo podría perdonar.