Mi romance real

By bonnell99

1.8M 125K 22.3K

Bethany tiene la fortuna de ser una de los periodistas seleccionados para entrevistar al príncipe de Suecia... More

Sinopsis + aviso importante
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Epílogo
Agradecimientos
Capítulo extra - 1
Capítulo extra - 2

Capítulo 14

28.5K 2.1K 298
By bonnell99

Por un segundo, pensé que Frederick rechazaría el beso, sin embargo, estiró una mano para enredarla entre mi cabello mientras que su otra mano tiró de mi cintura para acercar mi cuerpo al suyo, me deje llevar y fue como si el tiempo se paralizó a nuestro alrededor, no me importo que había personas a nuestro alrededor observándonos, su boca se abrió al igual que la mía y nuestro beso se profundizó, sus labios eran suaves y cálidos, la manera delicada en la que su boca se movía con la mía mando miles de sensaciones a mi cuerpo, lo estaba disfrutando y él también.

Nos separamos por falta de aire y nuestros ojos se encontraron, la sonrisa más grande amenazaba con formarse en mi boca, me mordí el labio inferior y una risita nerviosa se escapó de mí, Frederick también rio.

¿Qué acababa de suceder? Pensé.

Deseando que los demás no notaran el rubor en mis mejillas, oculté mi rostro en el pecho de Frederick, realmente había disfrutado el beso, pero me hubiese gustado que no fuera en estas circunstancias, lo que me hacía pensar, ¿si esta no fuera la situación nos hubiésemos besado?

Había cambiado de parecer, ya no odiaba a Trevor.

—De acuerdo, de acuerdo. Eso sí que fue un beso —interrumpió Trevor sacándonos de nuestro pequeño momento, el pecho de Frederick se hinchó y me aparté de él con brusquedad y rápidamente volví a mi lugar, nadie pronunciaba ni una palabra en la habitación y el silencio era incómodo. Hice un gran esfuerzo por no voltear a ver a los ojos a Frederick, podía sentir su mirada fija en mí—. Bien, continuemos con el juego. Es tu turno de girar la botella Bethany.

Apreté los labios y me levanté de mi lugar de golpe.

—Yo... Lo siento, necesito ir al baño, pueden jugar sin mí. —Era una excusa tonta, pero sirvió para abandonar la habitación.

Fui directo a la cocina en busca de aire fresco, mi corazón aún latía con fuerza y la escena se reprodujo en mi cabeza provocando nuevamente una sensación de agrado a mi cuerpo. Suspire.

No estaba asustada por el beso, ya había besado a otros chicos anteriormente, sin embargo, los besos nunca resultan buenos cuando tienes que fingir que no ha sucedido nada e ignorar las emociones que tu corazón siente, lamentablemente, iba a ser difícil, había disfrutado el beso. Frederick besaba muy bien, tenía que darle puntos por eso.

—¿Está todo bien?

Su voz hizo que me sobresaltara en mi lugar y mis mejillas se tornaran rojas, no podía leerme la mente, pero sentí que mis pensamientos eran claros y que había una gran probabilidad de que supiera que estaba pensando en él. Me forcé a sonreírle.

—Sí, estoy bien. ¿No estás jugando?

Una mueca se formó en su boca.

—Quería venir a ver que estabas bien.

Sus ojos estaban atentos a mis movimientos, sobre todo a mi rostro cosa que me incomodó. No estaba lista para el contacto visual con él, pase una mano por mi cabello.

—Estoy bien —mentí. Estaba muy lejos de estarlo—. Es solo que no tenía ganas de jugar.

En parte era verdad. Frederick asintió y se animó a entrar por completo a la habitación, me quede estática en mi lugar, quería retroceder.

—Tampoco quería jugar. —Consiguió llegar hasta el extremo de la cocina en donde me encontraba, detuvo sus pasos a un par de centímetros míos. Un pequeño silencio nos envolvió, sus ojos me miraban curiosos, hice mi esfuerzo por sostenerle la mirada a pesar de que estaba nerviosa—. Lo que paso hace rato...

—Fue solo un beso —interrumpí y me encogí de hombros para restarle importancia—. Las personas a veces se besan entre desconocidos, ¿no?

Rio. Una risa seca y corta.

—Lo hacen —dijo casi en un susurro. De nuevos sus ojos se encontraron con los míos, eran intensos—. Eso no tiene que cambiar nada entre nosotros, ¿verdad?

—Claro, las cosas siguen normales entre nosotros —contesté con una mueca—. ¿Por qué deberían de cambiar?

Frederick dio otro paso hacia delante y se encogió de hombros.

—No lo sé, ¿deberían?

De nuevo caminó, nuestros cuerpos quedaron a solo centímetros de distancia. Fue imposible no mirar a su boca, noté que él también estaba mirando a la mía.

—Yo... Creo que todo sigue normal entre nosotros.

Mi voz fue casi un susurro, Frederick alzó su mirada a mis ojos, se quedó observándolos por un largo tiempo, estaba absorto en sus pensamientos, tenía curiosidad por saber en qué pensaba.

Puso una sonrisa en la boca, una forzada.

—Bien Anderson, todo está normal entre nosotros.

Rodé los ojos, el cambio de mi apellido sirvió para que no pensará por un segundo en el beso.

—Tú seguirás llamándome por otro apellido, ¿no?

Su socarrona sonrisa lo delató.

—¿Qué no es ese tu apellido? —fingió inocencia. Volví a rodar los ojos al tiempo en que bufé. No había manera en que continuara discutiendo mi apellido con él, lo seguiría cambiando—. Estoy aburrido Beth, ¿Quieres regresar a casa?

Regresar a casa significaba estar a solas y no creo que estaba preparada para estar a solas con él, sin embargo, no quería continuar más en la fiesta por lo que termine asintiendo, una sonrisa torcida se formó en su boca.

—En ese caso, hay que despedirnos de Trevor.

Lo hicimos, nos despedimos de su amigo tan pronto como este abandonó el juego cuando vio que Frederick le hizo una seña hacia la salida, Alissa continuo en el juego por lo que no tuvimos oportunidad de despedirnos de ella como me hubiese gustado, la chica me había agradado bastante. Dentro del auto, no sabía si debía de hablar o mantenerme callada, no estaba preparada para entrar en una buena conversación, estaba aturdida por el beso y estar a solas dentro del auto con él me hacía pensar en los suaves, dulces y cálidos que eran sus labios. Si me dieran oportunidad, lo volvería a besar y no me arrepentiría, lo disfruté y presiento que él también.

Me sonrojé de tan solo pensar en el beso y me gire a verlo con brusquedad para encontrarlo viéndome fijamente, aquello hizo que mi sonrojo aumentara, intente ofrecerle una sonrisa, pero salió como una mueca, él hizo lo mismo, soltó un suspiro y encendió el auto para empezar a conducir por las frías calles de Estocolmo.

A pesar de que era algo tarde las calles no estaban tan solas después de todo, Frederick encendió la calefacción, ya que la noche era helada, me dieron ganas de acurrucarme en el asiento y dormir un poco. Teniendo en cuenta que ninguno iniciaría una conversación cerré mis ojos, dispuesta a descansar, escuche que Frederick le subió el volumen a la radio en un volumen moderado que apenas fue casi audible para mis oídos, sin embargo, el dulce tarareo de su voz fue suave y agradable, era como una pequeña serenata personal para mis oídos.

Cuando el auto se detuvo, abrí mis ojos para encontrar que estábamos estacionados en lo que era el autoservicio de McDonald's, fruncí el ceño y me reincorporé en mi lugar, miré a Frederick quien observaba el gran menú frente a nosotros.

—Buenas noches, bienvenidos a McDonald's, ¿en qué puedo ayudarles?

—Buenas noches. Quiero dos hamburguesas con papas y refresco medianos, por favor.

No dije nada, solo escuché con atención a la chica tomando nuestra orden, cuando termino de hacerlo, Frederick estiró su brazo hasta los asientos traseros del auto y allí rebusco a tientas una gorra de color negro y unas gafas de sol que se colocó.

—¿Qué haces? Creí que dijiste que iríamos a casa —dije al tiempo en que le miraba acomodarse bien la gorra entre su cabello.

—Tengo hambre —contestó encogiéndose de hombros—. Pensé que sería bueno comprar la cena para ambos.

Juraría que no estaba hambrienta, pero mi estómago rugió —apenas fue audible para los dos— indicando lo contrario.

—¿Por qué las gorras y las gafas? No hay sol.

Cuestione, una sonrisa se formó en su boca a medida en que el auto avanzaba.

—Porque así no habrá necesidad en reconocerme.

Contesto lo que tenía sentido, pero me gustaba cuestionarle así que volví a criticar.

—Aun así, las gafas me resultan innecesarias.

El auto se detuvo frente a la ventanilla del local y Frederick se bajó las gafas a manera en que solo yo tuve oportunidad de mirar sus ojos, me guiño un ojo y en segundos, la ventanilla se abrió, una chica nos extendió los pedidos y ni se inmutó con el hecho de que Frederick estaba hablándole con las gafas de sol y la gorra en plena noche, si yo fuera ella, estaría frunciéndole el ceño o mirándolo raro.

Tan rápido como recibimos nuestro pedido, volvió a conducir hacia carretera, el aroma a papas fritas y hamburguesa hizo que mi hambre incrementara, fue imposible no tomar una bolsa y sacar una papa de ella.

—Y me cuestionabas...

Murmuró otra cosa que no comprendí.

—¿Uh?

—Me cuestionaste por no ir a casa de inmediato.

—Porque dijiste que iríamos a casa luego de la fiesta.

—No. Yo te pregunté si querías regresar a casa, pero nunca mencioné cuando.

Iba a discutir, pero estaba en lo cierto. Me llevé otra papa frita a la boca.

—Tengo hambre, ¿Crees que podrías darme un par de papas?

Preguntó sin despegar la mirada al frente. Saque un puño pequeño de papas y las estire en su dirección, sin despegar su mirada, ladeo la cabeza hasta poder llegar a mi mano y tomar las papas con su boca, solté una risita absurda.

Frederick aún tenía los lentes y la gorra puesta.

—¿Sabes? Ya no hace falta que sigas trayendo los lentes de sol.

Continúe comiendo las papas.

—Lo sé.

Se limitó a decir.

—¿Por qué no te las quitas?

—Estoy conduciendo.

Fruncí los labios. No me parecía adecuado que condujera con ellas puestas, podríamos tener un accidente, estire mi mano y las retire de sus ojos.

—Por si las dudas, evitamos un accidente de esta manera.

Rio.

—¿Te parezco mal conductor?

Hasta el momento, respetaba los autos y manejaba a una velocidad moderada. Me encogí de hombros.

—Nunca está de más.

—¿Me das más papas?

Tomé otro puñado, volvió a acercar su boca a mi mano y esta vez, me mordió los dedos.

—¡Oye!

Chillé, fue un mordisco leve, no había dolido, pero me había mordido. Rio.

Arrugué la nariz fingiendo disgusto, mis manos tenían un poco de sal por las papas y para demostrarle mi desagrado por morderme, me limpié en su camisa.

—No fue divertido.

—¿Qué cosa?

—Me mordiste.

—¿Estás segura de ello?

Le di una mirada seria.

—Lo hiciste a propósito.

No dijo nada, dejo que el silencio nos inundara, no entrando en una discusión, continúe comiendo mis papas, aproveche que no volvió a hacer un comentario y yo no le discutí el hecho de que me había mordido, concentrada en las papas, me distraje por completo hasta que, de nuevo, Frederick acercó su boca a mi mano antes de que pudiera meterme un par de papas a la boca.

Lo fulminé con la mirada.

—No es gracioso, Frederick.

—¿Quién dijo que lo era?

De nuevo, le di una mirada seria.

—Tendrás que darme la mitad de tus papas, te has comido la mayoría de las mías y eso no es justo.

—Has sido tú quien lo ha permitido, preciosa.

No dije nada, solo me quedé observándolo fijamente.

—¿Sucede algo?

Preguntó luego de un tiempo, negué.

—¿Por qué tendría que suceder algo?

—Estás observándome demasiado —dijo serio. Mis mejillas se volvieron rojas, estaba a punto de contestarle, pero él se adelantó—. Uhm... Yo realmente lo siento.

Dijo en un tono algo serio. Me encogí de hombros tratando de ignorar su seriedad.

—Descuida, no ha dolido del todo —dije y una risita salió de él.

—No me refiero a eso —contestó. Tuve que voltear a verlo, se llevó una mano a la nuca y rasco nervioso—. Tú sabes a lo que me refiero.

Él no hablaba de morderme, hablaba del beso.

—Uh —susurré—, eso...

Asintió incómodo.

—Debí imaginar que Trevor haría algo como eso, siempre es típico de él. Molestarme es como su pasatiempo favorito, pero por esta ocasión se ha salido un poco.

Volví a recordar el beso y deseé no haberlo hecho. Queriendo que no se diera cuenta de que estaba sonrojándome, me encogí de hombros.

—No ha sido tan mal —dije y tan pronto como mi respuesta salió de mi boca deseé que no haya sido así—. Quiero decir, no estuvo bien pero no fue malo, bueno, fue raro, pero tú sabes, no es como que andes por el mundo besando a los demás, quiero decir es... Fue solo un beso, nada del otro mundo.

Bufé.

Estaba comenzando a sonar absurda. Me sentí frustrada por no poder aclararme.

Divisé que una diminuta sonrisa quería formarse en la boca de Frederick, pero la contuvo.

—¿Qué?

Solté queriendo saber que era lo que estaba causándole gracia. Negó.

—Nada —dijo tornando su rostro serio, soltó un pequeño suspiro—. Pero lo digo en serio, Trevor fue un idiota, no debió pedirte algo como eso, sobre todo cuando nosotros no... Salimos.

—Bueno, no hacerlo iba a levantar sospechas entre nosotros, ¿no?

—Ese es un punto. —Ya habíamos llegado a la residencia, marcó su tarjeta de residente y las rejas se abrieron, su atención se dirigió a mí antes de avanzar—. Supongo que te debo una, preciosa.

No intercambiamos más palabras hasta llegar a casa, Frederick encendió las luces y espero a que entrará para cerrar, con las dos bolsas de hamburguesas en mis manos, fui hacia la cocina y las coloqué sobre la barra, Frederick entró y tomó asiento frente a mí, comenzamos a comer en un pequeño silencio, aún trabajábamos en esa parte de conversar.

Para cuando ambos terminamos, Frederick me acompañó hasta la habitación —bueno, su habitación estaba al lado de la mía—, se quedó frente a mi puerta observándome, sus ojos eran curiosos, había algo en ellos que me costaba descifrar.

—¿Crees que habrán sospechado de nosotros?

Pregunté deseando hacer un poco de conversación, además, ese pensamiento había pasado por mi cabeza, Frederick pensó.

—No lo sé, Trevor es listo, pero no hizo ningún comentario al respecto cuando estábamos solos.

—¿Eso es bueno o malo?

—Bueno. Y estoy casi seguro de que el beso no ha dejado con duda a nadie de nuestra relación. —Me sonrojé ante su comentario, la sonrisa tierna y sexy que me ofreció fue inexplicable—. Incluso yo quedé impresionado.

Con este último comentario, me dejó allí parada frente a mi puerta mientras él se daba la vuelta y entraba a su habitación con despreocupación. Supe en aquel instante que las cosas no volverían a ser igual por mucho que intentara decirme que todo seguía estando normal entre los dos.

Continue Reading

You'll Also Like

78.3K 8.4K 18
Landon ha crecido escuchando las historias de amor que su abuela le contaba y eso ha hecho que, a sus veinticuatro años, siga creyendo en la leyenda...
3M 285K 45
En edición Helena Hamilton es una chica tierna e inteligente. Sin embargo odia la vida social a la que esta sujeta por ser hija de un conde. Aprender...
37.7K 2.7K 26
Donde Sophia Latorre vuelve a mexico por trabajo y se reencuentra con la persona que la amo y la daño al mismo tiempo. o Donde las dos chicas piensa...
328K 22K 28
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca. -¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen. -Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a e...