Pt. 2
Arissa estuvo presente ese día, ese terrible y doloroso día en el que Leta murió.
Pero de alguna manera se dio cuenta que la morena nunca había amado a Theseus, sino a Newt.
Era un extraño embrollo amoroso, donde Theseus amaba a Arissa pero se casaría con Leta, Leta amaba a Newt pero se casaría con Theseus, y Newt amaba a Tina pero seguía un poco enamorado de Leta.
Gran embrollo.
Arissa tardó una semana completa en animarse a ir a ver a Theseus, no se podía imaginar el dolor que sentía por la pérdida de su prometida.
Aún así lo fue a ver, para su sorpresa lo encontró trabajando y con un semblante completamente sereno.
-Hola- dijo Arissa cuando se encontraron en uno de los pasillos del ministerio de Londres.
-Arissa- sonrió débilmente- creí que habrías regresado a tu casa.
-No podía regresar. Estuve con Newt y Tina, y ese chico, Jacob. Han sido momentos complicados.
-Ya veo- dijo simplemente.
Theseus se sentía algo triste por no haber sabido que Arissa seguía en Londres.
-Quería asegurarme de que estuvieras...- ¿bien? No podía decirle eso- no tan devastado.
Theseus soltó un risita.
-Sigo enfrentando lo que sucedió.
Arissa miró hacia el suelo, vio sus zapatillas y luego miró a Theseus, quien había seguido cada uno de sus movimientos.
-Me preguntaba... ¿quisieras salir a tomar algo? Yo invito— habló la chica.
Las mejillas de Arissa se tornaron rosas.
-De hecho, ya ha terminado mi turno y me gustaría ir por un trago ahora mismo.
Arissa asintió y comenzó a caminar con el pelirrojo detrás de ella.
Llegaron al Caldero Chorreante, lugar muy bien conocido por ambos. Pidieron sus bebidas y se quedaron en la barra.
Theseus se quitó su saco y lo dejó colgado en el respaldo de su asiento, se aflojó la corbata y dasabotonó los dos primeros botones de su camisa.
Arissa se quitó su abrigo y sus guantes.
La pareja se miró fijamente sin tener idea de qué decir a continuación.
-Lamento lo de Leta- dijo.
Theseus bajó la mirada. Era obvio que aún le dolía aquella pérdida, pero se estaba recuperando.
-Habíamos roto nuestro compromiso- dijo de pronto- le dije que estaba enamorado de otra persona y no podía hacerle eso, que era mejor no casarnos.
El corazón de Arissa casi se detenía.
-Ella ya lo sabía- continuó explicando- dijo: "lo sé, y es mejor que se lo digas ahora o yo lo haré por ti", lo dijo con una radiante sonrisa y luego besó mi mejilla.
Inconscientemente sonrió y tomó la mano de su compañera.
Arissa tenía miedo de hablar, pues sabía que si abría la boca comenzaría a sollozar.
Theseus acarició los dedos de su compañera y luego levantó su mano para besarla.
-Te amo, Arissa. Y soy un verdadero idiota por no decírtelo antes.
Las lágrimas salieron de los ojos de la rubia. Se sentía terriblemente culpable, pero a la vez tan aliviada.
-Siempre te amé- dijo Arissa- y aunque te hubieras casado con Leta, te hubiera amado hasta el final de mis días.
Rió con los ojos hechos un mar. Sorbio la nariz escandalosamente y Theseus soltó un pequeña risa.
El cantinero, que había visto y escuchado absolutamente toda la escena dejó las bebidas con suavidad frente a ellos.
-La casa invita- dijo para después ir a atender a los demás clientes.
La pareja tomó las bebidas, chocaron sus vasos y tomaron el líquido.
Más tarde, se encontraban en la pequeña y sorprendentemente cómoda casa del pelirrojo.
Estaba todo muy ordenado y limpio.
Arissa dejó su bolso y su abrigo sobre el sofá.
-¿Quieres té?- preguntó Theseus y Arissa simplemente asintió.
Apenas iban a dar las 10 de la noche.
La chica recorrió la sala de estar, no había mucho, pero se detuvo frente a los retratos.
Había una foto de los padres de Theseus, y una de Newt y él cuando eran más pequeños, también había una bella foto de Leta. Pero lo que más le sorprendió fue ver una de ella y él abrazados el último día del colegio.
-A Leta le gustaba mucho esa foto.
Arissa casi tira el marco con la foto cuando escuchó la voz de su amigo.
-¿A sí?- preguntó distraídamente.
-Decía que mi sonrisa se ve más deslumbrante en esa foto.
-La verdad, es que siempre la veo igual.
Ambos soltaron una carcajada.
Lo que Arissa no sabía, era que ella siempre la veía igual porque sólo a ella le sonreía de esa manera.
Se sentaron a tomar el té, mientras mantenían una pequeña conversación.
Ya estaban en la puerta, Arissa tenía que regresar a casa de su hermana antes de que se pusiera como loca y mandara a una manada de aurores a buscarla.
Theseus no podía dejarla marchar, no de nuevo. Ya le había dicho que la amaba y ella había respondido de manera afirmativa.
La rubia se dio la vuelta pero Theseus la tomó del hombro y sin pensarlo la besó.
Arissa estaba desconcertada, pero no se negó a aquel beso que tanto había estado anhelando.
-No te vayas- dijo Theseus cuando se separaron.
Arissa se puso de puntitas y volvió a besar a su contrario para comprobar que no se trataba de otro de sus sueños.
-Nunca me iré.
Theseus sonrió y ambos volvieron a entrar a la casa.
Ambos se amaban, no había duda alguna de ello.