Peeta y yo nos encontramos en la cocina, desayunando como todas las mañanas. Él preparó unas ricas tostadas con queso y café caliente. Estamos en silencio, por alguna extraña razón, no hablamos.
Él mira mi mano y yo hago lo mismo. No tengo nada raro, no entiendo que es lo que busca. La toma suavemente y comienza a acariciarme los dedos con su pulgar.
- Te amo infinidades, Katniss - Sonrío ampliamente al escucharlo. - Sé que tuvimos muchas peleas, y que nuestra relación no es perfecta, ni tampoco la mejor, pero creo que más allá de eso, pudimos resolver todo lo que nos hacía mal. - Me dice y aprieto su mano con más fuerza - Sé que habrán nuevas situaciones para afrontar, pero eso nos hará más fuertes.
- Peeta, eres perfecto como eres, y puede que nuestra relación haya tenido muchos percances, pero eso la hace más fuerte - Le digo - Además, no importa lo que ocurra, de ahora en más, sé que todo estará bien, siempre y cuando estemos juntos - Confieso con una ligera sonrisa en mis labios.
Peeta asiente brevemente y yo suspiro. Nos quedamos así un buen rato, disfrutando de la presencia del otro.
Me cuesta mucho pensar que alguna vez llegará ese momento en el que uno de nosotros tendrá que decirle "adios" al otro. Ese momento en el que uno de nosotros muera. En el que mi vida ya no tendrá objetivo alguno, ya que yo vivo solo por y para él.
Pienso en todo lo que sufrió y la tristeza llega a mí al instante. Él sufrió prácticamente lo mismo que yo, o tal vez aún más.
Peeta fue a los Juegos del Hambre conmigo. Tuvo la presión de los profesionales encima, y casi lo matan pir ayudarme. Sobrevivió de una manera casi milagrosa, porque los cortes que le hizo Cato en el cuerpo aquel día eran bastante graves.
Volvió a casa conmigo, ambos pensabamos que tido iba a mejorar, pero ocurrió todo lo contrario. Las cosas empeoraron mucho. Los disturbios en nuestro Distrito terminaron de encender la chispa de esperanza que él y yo avivamos.
Luego llegó el Tour. Aquel viaje de 21 días en el que se suponía que teníamos que arreglar las cosas, pero no lo logramos. Y tuvimos nuestro castigo por ello: El Vasallaje.
Yo me veía obligada a volver, pero él no. Peeta se ofreció voluntario dos años seguidos, y eso nos otorgó los patrocinadores que necesitabamos. El hecho de recordar que Gale murió en ese Vasallaje, solo ayuda a hacerme sentir más culpable de su muerte, porque estoy segura de que Snow hizo algo para que él sea seleccionado.
El Tercer Vasallaje de los Veinticinco. Los juegos que cambiaron el rumbo de la rebelión por completo. Aquellos juegos en los que yo tenía pensado sacar a Peeta con vida, mientras que él, junto a Haymitch, Johanna, Finnick, y la otra mitad de los tributos, querían sacarme con vida a mi para comenzar con la Revolución.
Aún recuerdo como Peeta chocó con el campo de fuerza. Murió por unos segundos, al igual que yo. Aún me pregunto que habría pasado si él hubiese muerto en aquel momento. Creo que todos tendrían que haberse buscado otro Sinsajo, porque no lo habría soportado, me habría suicidado o algo por el estilo.
O tal vez aquel momento en el que Cashmere le clavó el cuchillo en su estomago. Fue uno de los peores momentos de mi vida. No puedo creer que Peeta de verdad haya sobrevivido a eso.
Aún peor fue cuando disparé esa flecha y todo el campo de fuerza voló en mil pedazos. Saqué a varias personas vivas, algunas murieron luego, como Demetria, pero la mayoría logró sobrevivir. Ese fue el momento en el que alejé a Peeta de mi lado. Por mi culpa él quedó en la Arena, y casi muere por ello.
Esa flecha terminó de encender la chispa que no pude apagar. Terminé lo que empecé, aunque no haya querido. Dije que no quería una Rebelión, y luego terminé gritándole a Snow que pelearíamos.
Aquel momento en el que Peeta cayó del tren. Oh dios mío, aún no puedo creer que haya sobrevivido a esa caída.
De una manera u otra, parece que él y yo siempre estuvimos destinados a estar juntos...
Sentimos que alguien toca la puerta, y ambos fruncimos el ceño, ya que nunca recibimos visitas.
Nos levantamos de la mesa, y caminamos hacia la entrada. Abrimos la puerta y nos encontramos con Johanna Mason y Finnick Odair.
- Buscamos la casa de Katniss Everdeen y Peeta Mellark, ¿Los conocen? - Pregunta Johanna con una sonrisa divertida.
- Entra, idiota - Le contesto yo con una sonrisa también.
Ambos ingresan a la casa, y se dirigen directo al comedor. Allí hay varias cosas que mi madre solía usar, pero no las desecho porque sé que las voy a necesitar en algún momento, y soy consciente de que es el único recuerdo suyo que tengo.
Peeta se acerca a Johanna y comienza a platicar con ella sobre algo, no sé que es, pero no tengo por qué preocuparme.
Yo, por mi parte, me acerco a Finnick, que se encuentra sentado junto a Johanna, tomándola de la mano.
- ¿Cómo están? - Le pregunto mientras le sirvo un poco de café.
- Bien, supongo - Contesta con una sonrisa - Johanna fue al hospital a hacerse unos estudios, y todo está en orden - Explica y yo sonrío - ¿Y ustedes? -
- Bien - Contesto - Estamos prácticamente solos, porque nadie nos visita nunca - Le explico y él sonríe.
- Bueno, ahora tendrán visitas todos los días - Me contesta y yo río un poco.
- ¿Sabes como está Emma? - Le pregunto y él niega con la cabeza.
- No. Ni Johanna ni yo sabemos donde están ni ella ni Percy - Responde Finnick mostrando preocupación en sus palabras.
- No creo que les haya pasado nada - Sugiero - Ademas, ella era muy introvertida. Demi era más abierta a los demás, menos tímida. - Explico y él asiente.
- Claro, es muy seguro que se haya olvidado de nosotros - Añade él entre risas, muy irónicamente.
- Eres un idiota, Finnick - Le contesto - Pero no creo que se haya olvidado de nosotros, ella formó una linda amistad conmigo y con Johanna -Digo yo y él hace una mueca extraña.
Miro el reloj y me doy cuenta que es hora de ir a cazar, por lo cual me levanto de la silla y busco la cazadora de mi padre.
- ¿Adónde vas, Katniss? - Pregunta Johanna y yo volteo.
- A cazar - Respondo - Volvere en una hora o tal vez un poco más - Añado y ella se levanta de su silla.
- Voy contigo - Me dice ella prácticamente como una orden y yo asiento. - Bueno, volveremos pronto, no nos extrañen -
- Descuida, estaremos bien solos - Contesta Finnick al instante, con una gran sonrisa en su rostro.
Johanna y yo salimos de casa. Ella me advierte que tenemos que pasar por su casa, que está junto a la nuestra, para recoger sus hachas, y así lo hacemos.
- ¿Tu vas matar animales a los golpes? - Pregunta ella repentinamente luego de unos veinte minutos al notar que no traigo nada encima.
- Mi arco y el carcaj están en el bosque - Le comento con una pequeña sonrisa en mi rostro.
Luego de decir esto, me doy cuenta que ya estamos en la Pradera. Este lugar tan tranquilo, que ahora debe de tener miles de cuerpos debajo. Aún no logro entender la tiranía que puede llegar a tener una persona como para poder matar más de diez mil personas, por culpa de una sola. Jamás tuve la oportunidad de decirle eso a Snow. No, me equivoco, si la tuve, pero no la aproveché como debía.
- El Distrito de los muertos - Susurro en un tono casi inaudible, pero no tanto como para que Johanna no me oiga, porque al instante está poniendo su mano en mi espalda, acariciándome.
- No te culpes de esto, si tenemos que analizar las cosas con tu criterio, se podría decir tranquilamente que nada de esto habría pasado si Snow no hubiese impuesto los Juegos del Hambre. - Explica y yo asiento, ya que lamentablemente tiene razón.
- Si, es cierto - Contesto mientras respiro hondo, para luego soltar todo el aire junto - ¿Vamos a cazar? - Pregunto yo y ella asiente.
Entonces comenzamos a adentrarnos en el bosque. Johanna respira hondo, apreciando el aire que hay aquí. El olor a naturaleza, a las plantas, a los animales. Sé que ella se siente de la misma manera que yo en este lugar: libre. Porque ambas necesitamos el bosque para vivir. No por el hecho de que nos proporcione alimentos, sino porque es parte de nosotras.
Camino lentamente hacia el tronco hueco y saco mis armas. El arco y el carcaj están intactos, como yo los dejé.
- Esto... -
- Te recuerda al Vasallaje, lo sé - Me dice y yo asiento ligeramente - Se terminó, ambas lo sabemos, pero es una marca que quedará en nosotras para siempre, sin importar que hagamos - Añade y yo asiento ligeramente
- Creo que eres una de las pocas personas que logra comprenderme al cien por ciento - Le confieso y ella niega con la cabeza.
- No, nadie puede comprenderte al cien por ciento. Solo Peeta - Dice ella y yo frunzo el ceño - Vivieron situaciones similares, Katniss. Él perdió a su familia, al igual que tu. Fue a los Juegos del Hambre dos años seguidos, como tu. Además, también sufrió lo que tu sufriste. - Explica y yo asiento ligeramente, mi movimiento es casi imperceptible.
- Si, creo que tienes razón, justamente pensaba en la vida que él tuvo - Su mirada muestra asombro - Las situaciones malas que vivió por mi culpa... Su madre lo maltrataba de pequeño, y fue así hasta que los perdió a ambos - Le explico y sus ojos amenazan con dejar escapar lágrimas.
- Katniss... -
- Y eso no es todo - Digo, interrumpiéndola - Tanto su padre como su madre le echaban la culpa de todo, e incluso llegaban a maldecir el día en el que lo tuvieron en lugar de abortarlo - Explico yo con lágrimas en mis ojos - Es tan injusto..., como una persona llena de tanto amor puede recibir tanto odio - Johanna me abraza fuertemente.
- A veces, somos lo que somos por culpa de los demás - Me dice, y yo entiendo que intenta decirme que tanto Peeta como ella se transformaron en lo que son ahora por culpa de terceros - Peeta es así justamente por eso, o al menos eso quiero pensar. Aprendió que no se soluciona nada lastimando a los demás, y ese tipo de cosas. Yo soy así, porque no encontré otra salida mas que esta, Katniss - Me confiesa con una tristeza evidente en sus ojos.
Un ruido detrás nuestro nos alerta de que hay algo, o tal vez alguien, haciendonos compañía. Volteo con una flecha preparada en el arco y apunto. Veo un ciervo muy grande. El animal dirije la vista hacia nosotros, y vuelve a lo que estaba haciendo.
- No podemos llevarlo a ninguna parte, no tiene sentido lo que estamos haciendo - Comenta Johanna y entonces me doy cuenta de que tiene razón.
- No está bien lo que estamos haciendo - Susurro para mis adentros. Johanna tiene razón. - No tiene sentido lo que estamos haciendo, Johanna. Son animales indefensos, no podemos matarlos solo porque sí. Ellos no nos hacen daño, y ya no necesitamos sobrevivir - Le digo, y entonces caigo al suelo al sentir que algo me golpea en la espalda.
Escucho el grito de Johanna, y luego el impacto de su hacha contra el cuerpo de algún animal. Cuando volteo, miro al cielo, esperando el sonido del cañón, pero no llega. Y no tiene que llegar.
- Katniss, ¿Qué ocurre? -
- El cañón, no... - Johanna me mira confundida, e incluso con algo de lástima - Oh Dios mío, lo siento... - Digo mientras me levanto y me apoyo contra un árbol.
- Está bien, no pasa nada, fuiste la más afectada en todo esto, comprendo que estés así - Me dice con una sonrisa en su rostro.
- Gracias - Contesto y tomo mi arco. - Maldito ciervo traicionero, no iba a matarte - Le digo al cuerpo inerte del animal, mientras Johanna se acerca y toma su hacha.
- Bueno, mejor seguimos, después le podemos pedir a Peeta y Finnick que vengan a buscarlos - Me dice y estoy tan de acuerdo con ella, que comienzo a caminar más adentro del bosque en lugar de responder.
Miro a mi alrededor, y me doy cuenta que me va a cosatar mucho acostumbrarme a esto, al bosque, a la vida en la naturaleza, sin miedo a que aparezca un Tributo por alguna parte para asesinarme. Mi vida, o mejor dicho la de todos, ha cambiado completamente, y tengo que aceptarlo en algún momento, pero sé que no estoy lista todavía.
Johanna me toca el hombro, y puedo ver que me señala un ganso a lo lejos. Apunto mi arco y miro detenidamente la escena. Inhalo y exhalo, para poder tener una mejor precisión, para evitar temblar. Disparo, y veo a Coin otra vez, cayendo al suelo con la flecha en su corazón.
Comienzo a gritar como una histerica, y suelto el arco hacia adelante. Johanna hace intentos de calmarme, que son completamente en vano, porque no paro de gritar y de intentar zafarme de su agarre.
- ¡Katniss, calmate! - Me grita y yo niego con la cabeza, para luego comenzar a moverme muy eufóricamente.
Le grito a Johanna que me suelte y que me deje en paz, pero no lo hace. Intento cualquier cosa para poder liberarme, pero ella es más fuerte que yo, y me sostiene con una fuerza que jamás le había visto antes.
- Katniss, vamos a casa, tenemos que volver -
- ¡No! ¡No quiero! - Le grito y ella frunce el ceño - ¡Me están esperando, no quiero ir! ¡Quieren matarme! - Johanna parece empezar a tener miedo, o al menos eso muestra en su rostro.
- ¿Quien está esperándote? - Me pregunta y yo miro hacia los costados. Siento que tengo Agentes de la Paz observándome.
- ¡Ellos! ¡Él! - Le grito y siento como una capa de sudor comienza a cubrir mi frente. - ¡El presidente Snow quiere matarme! - Le grito y Johanna me sacude fuertemente, obligándome a entrar en razón.
- ¡Está muerto! - Grita - ¡Yo lo maté! ¡Nadie está esperándote, Katniss! - Añade y yo comienzo a respirar nuevamente con regularidad.
- Pero... Yo la vi, la maté, ella... - Johanna me niega con la cabeza, mientras me obliga a girar sobre mi propio cuerpo para que vea el lugar al que disparé.
- No hay nadie allí, fue solo tu imaginación, todo está bien - Me asegura y yo asiento ligeramente y luego trago saliva. - Mejor vamos a casa, necesitas hablar con Peeta - Me sugiere y miro un segundo al suelo.
- Si, claro - Contesto. Quiero decir algo más, pero no puedo.
Entonces comenzamos a caminar nuevamente hacia el Distrito. No me preocupo en dejar las cosas en el tronco hueco, simplemente camino con ellas hasta mi casa, porque sé que ahora nadie puede decrime nada.
Una vez que llegamos a la cerca improvisada que crearon los pueblerinos, comienzo a sentirme más segura. ¿Qué me está pasando? Antes me sentía segura en el bosque, e insegura en el Distrito, y ahora es al revés. Algo está mal. Puede que el bosque me recuerde aquellos horribles momentos que viví en los Juegos del Hambre, y que nunca dejarán de atormentarme, pero supongo que no podré volver allí jamás, no mientras me pasen estas cosas.
¿Que habría pasado si Johanna no hubiese venido conmigo? Probablemente ahora estaría aplastada por un ciervo o, en su defecto, corriendo por el bosque al ver como asesiné por tercera vez a Coin. Tal vez una confesión me sirva de algo ya que, hasta ahora, todos piensan que yo no me arrepiento de haber asesinado a la presidenta del Distrito 13, pero sí lo hago, si me provoca tristeza recordar que la asesiné, pero al mismo tiempo, algo me dice que hice bien en hacerlo. Es confuso, pero tengo que intentar no pensar en ello.
No me doy cuenta y ya nos encontramos en la entrada de nuestra casa. Entramos sin tocar, y podemos observar a Finnick charlando con Peeta. Al parecer notan que algo pasó, porque Peeta me mira confundido.
- ¿Te pasó algo, Katniss? - Me pregunta él y yo niego con la cabeza - Estás pálida, ven a comer y tomar algo - Añade y yo asiento, aún sin hablar.
Cuando ingreso en la cocina, veo a Haymitch y Effie, que me esperan con una gran sonrisa en sus rostro, y yo los recibo con una cara de enferma incalculable.
Me largo a llorar y abrazo a Haymitch con fuerza. Él corresponde el abrazo, pero no sabe que está pasando. Nadie lo sabe. Ni siquiera Johanna.
- Ella estaba en el bosque, la maté - Le sigo en un susurro, que fue bastante audible debido al silencio.
- ¿Quién estaba en el bosque, Katniss? - Pregunta Peeta, a lo que yo volteo y lo miro.
- Alma Coin - Respondo, y él frunce el ceño.
- Katniss, ella está muerta... Tú... -
- Yo la maté, ¡Ya lo sé! - Peeta se asusta tanto que se lanza hacia atrás y se apoya sobre la mesa. - Lo siento, es que... La vi, lo juro - Haymitch me toma de los brazos y me obliga a sentarme.
Miro hacia los lados, asegurándome de que Snow no está con nosotros.
- Katniss, escuchame - Dice Haymitch, pero Effie lo interrumpe.
- Dinos tu nombre -
- Katniss - Le respondo, sin mirarla a los ojos.
- Está volviendose loca - Explica ella, mientras yo comienzo a mirar hacia los lados con aún más frecuencia que la anterior.
- A ver... - Dice Haymtich - Empieza con algo sencillo.
- Mi nombre es Katniss Everdeen - Digo, y él asiente, invitándome a seguir - Vivo en el Distrito 12. Fui a los Juegos del Hambre dos veces. Mi esposo es Peeta Mellark. Mi familia está muerta. El presidente Snow perdió la Rebelión. Yo... maté a... - No puedo continuar, algo no me lo permite. - Yo... -
- Continua mi amor, tu puedes hacerlo - Me dice Peeta mientras acaricia mi mejilla y me dedica una pequeña sonrisa.
- Mi nombre es Katniss Everdeen. Vivo en el Distrito 12. Fui a los Juegos del Hambre dos veces. Gale murió. Mi familia también. Snow perdió la Rebelión. Asesiné a Alma Coin. Mi esposo es Peeta Mellark. Ambos estamos bien. - Digo mientras mezco mi cuerpo hacia adelante y atras, abrazando mis piernas. Lentamente noto que mi respiración se calma.
- Eso es... - Dice Effie mientras toma una copa con agua - Toma esto - Me sugiere mientras me ofrece la copa.
- ¿Cómo sabías que estaba volviéndose loca? - le pregunta Haymitch a Effie.
- Oh, estudié un poco sobre eso antes de empezar a trabajar para el Capitolio como Selectora de Tributos, y recuerdo que mi profesor me dijo que lo primero que muestra una persona que está por entrar en estado de locura, es poca atención, y descuido constante, por eso Katniss miraba hacia los lados constantemente.
- Vaya... - dice Haymitch - No sabía eso de tí. Ella sonríe.
- ¿Qué le pasó? - Pregunta repentinamente Peeta a Johanna casi en un susurro.
No me molesta, sé que le pregunta a ella para no afectarme a mí, por lo cual simplemente lo dejo pasar y me centro en lo que Haymitch y Effie me dijeron que haga. Me siento mejor, porque sé que lo que me impedía estar tranquila era saber que asesiné a Coin sin ninguna razón.
Luego de un rato, Peeta me pide que lo acompañe arriba para que duerma un poco, ya que estoy pálida, con ojeras, y bastante decaída.
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Are you, are you coming to the tree?
Aiii les juro que tardé mucho en actualizar porque estos dos días no pude parar de pensar en Sinsajo Parte 1. Intentaba escribir algo, y cuando escribía "Katniss", se me venía a la cabeza sus escenas. No se imaginan cada vez que quería escribir "Peeta". Simplemente imposible.
Bueno, capítulo nuevo, espero que les haya gustado :D Gracias a los que leen, comentan y puntúan la novela :D Nos leemos :)