Nerea se miraba fijamente en el espejo de su tocador. Se estaba poniendo un labial color rojo intenso. El perfecto toque final para su precioso atuendo.
Una vez que miró su reflejo comprobando que todo estaba en su lugar, se puso de pie y se miró en el espejo de cuerpo completo que estaba junto a su armario.
Era un vestido azul marino que le llegaba a la altura de las rodillas, no era nada extraordinario, pero vaya que para ella era simplemente perfecto.
Viktor Krum, su novio, le había pedido que lo acompañara a la boda de su antigua amiga y compañera, Fleur Delacour, Nerea aceptó sin ningún problema.
Dio una vuelta sobre su lugar y sonrió a su reflejo.
-Te ves realmente preciosa- dijo Krum entrando a la habitación.
El chico portaba un elegante traje negro.
-Y tu muy guapo.
Nerea besó la mejilla de su novio y este no pudo evitar sonreir. Una vez listos, ambos hicieron una aparición a la madriguera, lugar donde se llevaría acabo la ceremonia y la fiesta.
Nerea caminó junto a Viktor tomada de su brazo. Realmente amaba a ese chico.
La ceremonia había concluido y era momento de la fiesta y de un buen baile.
Viktor se acercó a los recién casados para felicitar a Fleur y presentar a Nerea.
-Mucho gusto- dijo Nerea a Fleur y Bill.
-El gusto es mío- dijo Fleur con una gran sonrisa y un gracioso acento francés- Victog habla mucho de ti en sus cagtas.
Nera sonrió. Viktor besó su frente. Los cuatro mantuvieron una pequeña conversación.
-Iré por algo de tomar- dijo. Soltó la mano de Krum y caminó hasta la mesa de bebidas.
No tardó ni tres minutos, cuando Nerea se dio cuenta de que Viktor hablaba con una linda chica. De inmediato la reconoció, era Hermione Granger.
Cuando Viktor y Nerea se conocieron, el chico no dejaba de mencionar a la castaña cada que podía y decir lo inteligente que era.
Nerea moría de celos, esa chica Granger era realmente bonita.
Observó desde la distancia a su novio y luego vio cómo invitaba a la chica a bailar. La copa en su mano cayó al suelo, afortunadamente no causó mucho ruido.
Y es que era obvio, Viktor miraba de una manera única a Hermione.
Salió de la carpa y caminó por el jardín que se extendía al lado de la casa. Nerea no era insegura o posesiva con Viktor, en realidad confiaba mucho en él. Pero él seguía enamorado de la castaña, pese a que ya habían pasado varios años desde su último encuentro.
Miró el cielo, estaba completamente despejado. No estaba llorando, en realidad no podía y prefería no hacer una escena frente a todas esas personas que ni siquiera conocía.
Estaba por hacer una aparición en su casa, cuando alguien tomó su brazo. Miró a Viktor con tristeza.
-¿Que sucede?- preguntó Krum.
Nerea rió con sarcasmo.
-Es obvio que aún te gusta, y te gusta mucho. La miras de una manera que... parece que es lo más bello que has visto.
Esta vez Viktor rió.
-Nerea... Hermione es sólo una amiga. Sí, me gustaba pero eso fue en el pasado. Ahora te tengo a ti y te amo más que a nada en el mundo, incluso más que al quidditch.
Nerea mostró una pequeña sonrisa.
-Soy una loca celosa.
Viktor tomó las mejillas de su chica y le dio pequeños besos en sus labios.
-Y así te amo.
-Regresemos a la fiesta.
Tomados de la mano, regresaron y bailaron animadamente el resto de la fiesta. La cual, desafortunadamente, no duró mucho más.
Eran tiempos difíciles, pero Nerea y Viktor no dejarían que eso arruinara su hermosa relación.
Ambos se amaban el uno al otro y nada ni nadie cambiaría eso.