P.O.V Katniss
Estoy muy agitada luego de haber corrido tanto. Pude escuchar el cañón muchas veces, y lo primero que me pregunto es si alguno fue de Peeta. Me siento sobre un tronco caído que hay en el suelo y me dispongo a relajarme. Mis músculos se calman, y mi corazón baja el ritmo al que iba. Luego de un rato sigo caminando, con intenciones de evitar cualquier tributo que esté rondando por el lugar, ya que no tengo armas, y no se pelear cuerpo a cuerpo, esto está muy mal, solo tengo una flecha.
Lo único que puedo hacer es esconderme hasta que todos se maten entre todos. Lo pienso dos veces y me doy cuenta que eso no es una opción, los profesionales no descansarán hasta matar a todos y cada uno de los tributos vivos en la Arena, y por ende, me buscarán antes de romper la alianza. Sigo mi camino y comienzo a preparar una de las tantas trampas que Gale me enseñó, tal vez así pueda cazar algo. Me asusto cuando de repente todo se vuelve oscuro.
— ¿Pero qué...?
Entonces recuerdo que la Arena es controlada por los Vigilantes, un grupo de personas que se dedican a hacer, deshacer y rehacer todo lo que ocurre, desde cuando amanece, hasta la caída de un árbol o la aparición de una diminuto insecto. Prácticamente ellos deciden quien vive y quien muere, porque se divierten jugando con los tributos de los diferentes Distritos. Cuando notan que uno está bastante tranquilo, comienzan a molestarlo, provocando algo a su alrededor, y entonces así los Juegos se hacen más interesantes para los Capitolinos.
Abro la mochila y busco algo que me sirva. Al parecer la suerte no está de mi lado: solo hay una soga, un cuchillo, y una frazada de color violeta. Esta frazada me pone en una desventaja enorme, si llego a arroparme con esto lo más probable es que me encuentren, tengo que buscar un lugar más elevado. Miro a mí alrededor y puedo escuchar risas y un grupo de personas hablando. Sospecho que debe de tratarse de los Profesionales.
Me escondo detrás de un arbusto muy grande y me quedo lo más quieta posible. Me basta con ver a Cato a lo lejos para confirmar mis sospechas. Supongo que Marvel, Clove, y Glimmer están con él. Ellos pasan caminando y yo lo primero que hago es cerrar los ojos para que el pánico no me domine. Aprieto con más fuerza la flecha para que, en el caso de que intenten hacerme daño, ya estar preparada. Dejo de escuchar pasos y risas y recupero la respiración. Por un momento me pareció escuchar la voz de Peeta, pero al instante descarto esta idea porque me parece ridículo el hecho de que él se haya aliado con los profesionales, lo matarían al instante. Los Profesionales no son personas compasivas, y saben como ganarse Patrocinadores, porque ellos hacen los Juegos más interesantes.
Decido que estar expuesta aquí es muy peligroso por lo cual pienso que lo mejor que puedo hacer ahora es trepar un árbol, ya que dormir en la tierra con los Profesionales dando vueltas sería prácticamente un suicidio. Miro el entorno, y veo un árbol que tiene bastantes salientes de los cuales puedo agarrarme para trepar. Subo lentamente, procurando no hacer mucho ruido. Una vez arriba, encuentro un espacio donde puedo acostarme y apoyarme sobre el tronco. Entonces ato la soga alrededor de mis piernas para no caer en caso de que algo raro ocurra. Tomo la frazada y me arropo intentando buscar la manera de que no se vea, tengo que camuflarla con algo de barro para que cuando se seque quede completamente marrón.
Aún no he comido nada, y si sigo así no duraré ni un día más... Comienzo a pensar una buena estrategia para sobrevivir: primero ante todo necesito un arco, tendré que fabricar uno si no consigo ninguno rápido, también necesito comida, mañana prepararé una trampa ni bien despierte y cazaré algo, ahora el hambre no es lo que me ataca. La sed es un problema que sé que no tardará en llegar, es probable que mañana cuando despierte tenga la garganta seca. El único inconveniente que tengo en este momento es de donde sacaré materiales para fabricar un arco. Eso, y qué es lo que haré con Peeta, tengo que alejarme lo más posible de él, si no nos encontramos, no nos aliaremos, y por lo tanto, hay más posibilidades de que lo mate otro tributo, así, yo no me veré obligada a hacerlo, ni el tampoco conmigo. Cierro los ojos e intento dormirme, no tardo mucho en lograrlo.
Despierto y me muevo un poco para incorporarme, me detengo al recordar que estoy sobre la rama de un árbol. Miro a mí alrededor para asegurarme que no hay moros en la costa, y guardo todo lo que saqué ayer de la mochila en su lugar. Comienzo a bajar del árbol lentamente y con mucha paciencia para no caerme, lo único que me faltaría es romperme algún hueso, eso sería el colmo. Busco ramas y cosas útiles que me sirvan para atar, no es muy difícil encontrar eso en un bosque, sé de donde sacar esas cosas. Ni bien lo consigo preparo una trampa y busco una manera de atraer animales, no tardo mucho, un par de piedras sirven para golpear árboles y espantarlos de donde estén para atraerlos hacia la trampa. Aprovecho que hay mucha luz para hacer una fogata y cocinar a la presa. Ni bien termina de cocinarse me alejo lo más posible de la fogata, ya que los Profesionales no perderán tiempo en venir a buscar a su próxima víctima.
Sigo caminando hasta que veo que algo, o tal vez alguien, se mueve rápidamente. Miro a mi alrededor y veo que a unos diez pasos míos se encuentra Rue, la niña del Distrito 11. Pienso en evitarla, pero al intentar desviarme noto que lo que había visto hace unos segundos es el chico del Distrito 6, que se está acercando a Rue, pero ella no voltea, al parecer está buscando a alguien.
— ¡Voltéate! —grito pero ella no reacciona— ¡Rue, mira detrás de ti!
Ella no logra escucharme, o tal vez no localiza muy bien de donde viene la voz, entonces decido correr hacia su posición. Ella voltea, pero en lugar de correr solo me mira expresando confusión al no entender lo que digo ni las señas que trato de darle. Yo corro lo más rápido que puedo, pero el chico del Distrito 6 me supera, está muy cerca de la niña de ojos oscuros. No sé de donde saco las fuerzas, pero aumento mi velocidad y me tiro encima de Rue, en el momento exacto en el que el chico del 6 va a ensartar su lanza, provocando así que la clave en el suelo. No tengo tiempo para dar explicaciones.
— ¡Corre! —le grito a la niña y ella en lugar de hacerlo se aleja un poco y se queda mirando la situación.
Volteo para levantarme, pero no me da el tiempo ya que veo que mi atacante toma la lanza y rápidamente busca asesinarme con ella. Como puedo, la tomo con mis manos, evitando que atraviese por completo mi rostro. Es inútil, la lanza se acerca cada vez más y más a mi cabeza y yo no estoy en una posición favorable, la fuerza que hago no es completa, ya que con una pierna estoy intentando alejar al chico para poder levantarme. Sigo haciendo fuerza hasta que decido correr mi cara hacia la derecha y dejar que clave la lanza en el suelo con toda la fuerza que está haciendo. El arma queda clavada profundamente en el suelo y yo aprovecho esta oportunidad para darle una patada en la cara, queda desarmado y en el suelo, por lo tanto es un poco más justo, pero yo no voy a matar a alguien a golpes, aprovecho que el estaba mareado y decido tomar la lanza. Él se levanta y saca un cuchillo con su mano derecha, se acerca intentando cortar, mi arma es muy grande como para hacer algo, por lo cual simplemente intento esquivar los ataques como puedo. Se dirige a mi cuello con el cuchillo en mano, me agacho y recibo un corte en mi mejilla izquierda. Me reincorporo y en un movimiento que no se ni siquiera yo como hago, dejo la lanza en su pecho. El cañón se escucha al instante y la sangre comienza a correr por el largo del arma. Un poco de sangre queda en mis manos, y otra poca que salpicó en mi cara. Limpio mis manos con mi remera y miro a la pequeña, que está boquiabierta por la situación. Me mira asustada, pero no se aleja, por el contrario, Rue se acerca a abrazarme, yo la abrazo también.
— Gracias —me dice nerviosa y con mucho miedo.
— No, por nada —contesto mientras le dedico una sonrisa.
Rompemos el abrazo y voy en busca de mi mochila. Es una niña, no puedo dejar que le pase algo. Puedo escuchar otra vez el sonido del cañón, miro a mí alrededor y puedo distinguir a alguien que se acerca corriendo a toda velocidad. Me separo de Rue, y la pongo detrás de mí. Tomo la lanza y me preparo para atacar, ya que noto que se acerca directamente a mí, a matarme.
— ¡Espera! Ella me salvó —grita Rue muy fuerte al que se acerca cada vez más.
Al escuchar sus palabras reduce la velocidad notablemente. Yo bajo mi lanza al notar que no tiene intenciones de atacarme, es Tresh, lo reconozco al instante. Miro a Rue y trago saliva, miro delicadamente como se acerca hasta que queda delante de mí.
— ¿Eso es cierto? —pregunta él, aún mostrando desconfianza, y yo no hago otra cosa más que apuntar al cuerpo del tributo que maté hace unos minutos, y mostrarle mis manos con sangre.
— Si.
— Gracias, en serio, no podía encontrarla. —me dice y yo no puedo hablar, solo asiento con la cabeza y me encogí de hombros.
Es la primer persona que mato, más allá de que haya sido en defensa propia, lo hice, maté a alguien...
— ¿Sabes usar eso? —pregunta señalando la lanza.
— No —respondo mientras bajo la mirada—. Aunque el saber que la punta tiene filo y puedo matar a alguien me alcanza.
— Bueno, tenemos que movernos —dice Tresh mientras comienza a caminar.
Aunque ni él ni yo sepamos donde estamos ni a donde nos dirigimos, seguimos caminando, lo importante es alejarnos lo más posible de los Profesionales. No quería formar una alianza. Sé lo que significa aliarse con alguien, ocurre en todos los Juegos. Sé que le terminaré tomando cariño a Rue, o tal vez a Tresh, y si mueren voy a sentirme culpable. «Piensa en Prim» me digo a mí misma. Caminamos en silencio, por miedo a que alguien nos escuche. Estamos muy tranquilos hasta que alguien rompe el silencio.
— La «Chica en Llamas»...
No puedo creerlo, no volteo a ver quien es, pero estoy segura de que se trata de Cato. Cuando lo hago me sorprendo, no solo está Cato, también están Clove, Glimmer y Marvel. Pero eso no es lo que me sorprende, los Profesionales se alían hasta matar a todos los tributos y luego rompen la alianza para saber quién es el mejor de ellos, lo que en realidad me impacta es ver a Peeta con ellos. Me traicionó, no por el hecho de que no se haya aliado conmigo o porque ahora esté con los profesionales, sino porque él los ayudó a encontrarnos
— Por fin te encontramos, al parecer tu amigo tenía razón —dice mientras fija la mirada en Peeta, que mira al suelo, decepcionado.
— Corre, a la cuenta de tres —me susurra Tresh mientras aprieta los dientes, procurando que no noten que me habló. Yo respiro hondo para prepararme.
— Entonces, ¿Que harán ahora? —pregunta Marvel mientras nos mira a los tres.
— Solo, dejen a la niña en paz, ella...
— No queremos a la niña, te queremos a ti... —dice Cato, interrumpiéndome. Me señala con la espada y me mira con arrogancia.
— ¡Tres! —grita mi aliado y sin dudarlo comenzamos a correr.
Rue corre de la mano de su compañero. Yo corro por mi cuenta. Sé que me quieren a mí, por lo cual me desvío para que ella esté a salvo. Además, si logro correr lo suficientemente rápido, creo que podré alejarme de ellos.
Miro hacia atrás y veo que Cato y Clove corren hacia mí dirección, mientras que Peeta, Glimmer y Marvel van por Tresh y Rue. Sigo corriendo lo más rápido que puedo, con la lanza en mi mano todavía. Por mi cabeza pasa la imagen de mi pequeña hermana mirando los Juegos del año pasado, la manera en la que se empalidecía. No me imagino como debe estar ahora, probablemente llorando o algo por el estilo. Continúo corriendo, intentando sacar mi cabeza la imagen de mi hermana al ver mi posible, y también probable muerte. Volteo a mirar nuevamente y me doy cuenta de que ya no están siguiéndome. Escucho el grito de Rue, pero no escucho el cañón, lo que significa que está viva. Vuelvo por donde vine corriendo hace unos minutos, y me topo con Tresh.
— ¡Se llevaron a Rue!
— ¡¿Que?! —pregunto yo intentando lograr respirar otra vez—. Tenemos que encontrarla.
— ¿Cómo la encontraremos? Podría estar en cualquier parte —dice él y yo me paro a pensar unos minutos. El bosque es inmenso, no hay manera de que la encontremos si nos dividimos.
— Pero nosotros tenemos una ventaja, sabemos de donde vinieron, podemos encontrarlos siguiéndolos, si nos apresuramos tenemos una posibilidad.
— Tienes razón. Rápido, tenemos que movernos —ordena mientras corre en la dirección en la que habían venido los profesionales hace un rato.
Ya está por oscurecer, y tenemos que dormir. Entiendo que Tresh no pueda hacerlo porque tiene que buscar a Rue, pero estoy muy agotada y no puedo caminar, necesito beber algo y no tengo nada. El se detiene al notar esto y buscamos un lugar cercano para poder dormir. Nos acostamos, y él me ofrece un poco de agua. La tomo sin pensarlo dos veces, no sabía que tenía esto. Ni bien termino de beber, le agradezco y él sonríe un poco.
Al despertar me dedico a cazar algo e intentar cocinarlo, al terminar le ofrezco algo a Tresh y él amablemente lo acepta. Terminamos de nutrirnos y continuamos con nuestra búsqueda, pero algo raro hay en mi aliado del Distrito 11, está muy seguro de por donde va. Yo solamente lo sigo, pero sospecho que algo va muy mal.
P.O.V Peeta
No puedo creer que Cato y su grupo me encontraron. Lo único bueno es que me perdonaron la vida, pero a cambio de que les entregue a Katniss, y no puedo hacerlo. Cato está obsesionado con encontrarla, no le importa nadie más que ella. Seguimos caminando y puedo escucharlos reír y gritar desaforadamente con cada cañonazo que se escucha, yo por mi parte intento buscar cosas que me señalen donde puede estar Katniss. Miro a mí alrededor y no puedo encontrar nada. Suspiro y miro hacia el suelo, puedo ver algo que reconozco al instante: el prendedor de Sinsajo de Katniss que le regalé hace años, ¿Qué hace en el suelo? ¿Estará bien? Disimuladamente me apoyo sobre mi rodilla derecha y finjo atarme los cordones de la bota izquierda, mientras tomo el prendedor y lo guardo en un bolsillo de mi campera. De repente todo se hace oscuro.
— ¿Qué demonios está pasando? —pregunta Clove mientras mira el cielo.
— Supongo que quieren que se haga de noche —responde Cato—. Es mejor así, si Everdeen hace una fogata la encontraremos más rápido, al ser del Distrito 12 ni siquiera debe pensar en eso.
Mis músculos se tensan al instante. No puedo creer que trate a Katniss como una ignorante cuando sabe mucho más que él. Tal vez no recibió el entrenamiento que ellos durante su vida, pero la experiencia la ayudó muchísimo. Claramente no saben esto, pero nunca tienen que subestimar a alguien, y mucho menos si recibió un once como puntuación. Pienso en la manera en la que Cato subestima a Katniss, y la rabia me llena. Cierro mi puño con intenciones de golpearlo, pero no lo hago o saldré muerto de esta. Entonces puedo divisar a Katniss a lo lejos...
— Miren —digo señalando a la derecha, el lugar contrario en el que se encuentra ella—, ¿Vieron eso? —todos miran hacia donde estoy señalando— Es ella, estoy seguro.
— No lo creo Mellark —contradice Cato—. Sigamos por donde estábamos —todos los profesionales asienten.
Los nervios comienzan a entrarme al notar que hay posibilidades de que la encontremos, intento actuar lo más natural posible y los sigo. Al mirar en el lugar en el que ella se encontraba hace un rato y no verla, me tranquilizo un poco, ya que no se escuchó el cañón, lo que significa que está bien. Escucho unos ruidos cerca de unos arbustos, pero los ignoro, tal vez se trate de ella.
— ¿Cuánto creen que durará la chica del 5? —pregunta Marvel y Clove ríe.
— Yo creo que ya está muerta, lo único que sabía hacer era asociar plantas con venenos —responde ella y todos ríen, todos excepto yo.
— Vamos por aquí —digo mientras ellos continúan con sus preguntas acerca de quién morirá luego y todas esas estupideces que a mí no me interesan.
— Tenemos que dormir un poco, o de lo contrario mañana no podremos clavarle una espada a la niña en llamas —dice Cato y todos coinciden con su idea.
Puedo ver que Clove y Cato se acuestan juntos, me da la impresión de que ya se conocían antes de los Juegos, y que sienten algo más que simplemente amistad. Yo también me acuesto, aún inseguro de si me matarán o no, porque, después de todo, ¿Para qué me necesitan? Si tengo la posibilidad de ayudar a Katniss lo haré sin dudarlo dos veces, y tal vez morir ahora mismo sea más conveniente para ella a que yo siga vivo.
Despierto exaltado al sentir el filo de una espada sobre mi brazo.
— Calmate Mellark, ven a comer algo —dice Cato y yo asiento, todavía inseguro.
Me uno a mis “aliados”, si así puedo llamarlos, y me dan algo para comer, yo comienzo a comer dudoso, ya que no confío en ellos, tengo miedo incluso hasta de mirarlos, son capaces de envenenar mi comida, asesinarme dormido, usarme como carnada, y quien sabe que otras cosas terribles.
— ¿Está rico? —pregunta Glimmer con una sonrisa y yo asiento ligeramente, sin querer emitir una palabra.
Terminamos de comer y nos levantamos para seguir buscando a Katniss. No me imagino lo que deben estar pensando los patrocinadores... «Es un traidor, no lo ayudemos», «Ayudemos a la chica, ella está sola», al plantearme esta idea sonrío ligeramente ya que si yo soy un «traidor» los patrocinadores ayudarían a Katniss en lugar de ayudarme a mí.
Estamos buscando todos juntos hasta que escuchamos un grito. Reconozco al instante que se trata de Katniss, pero no les digo nada, ellos solo corren donde escuchan algo, por lo cual no puedo hacer nada para evitarlo. Estamos corriendo hasta que nos topamos con la chica del distrito 5. Cuando ella se percata de que la vimos, intenta correr, pero Clove le arroja un cuchillo que termina en su espalda, y por ende cae en el suelo. La pelirroja intenta voltear, lo logra, pero el cuchillo se clava aún más en su espalda, provocando otro grito de su parte. Cato se le acerca, y clava su espada en el medio de su estomago. Se puede escuchar el grito desgarrador de Foxface y las lágrimas que caen por rostro hacen que me sienta aún peor al saber que no hice nada para ayudarla. Cato y Clove la mataron sin piedad, como si se tratara de un pedazo de carne inservible. Quedo atónito y con los ojos muy abiertos, no puedo seguir con ellos, es muy peligroso. Pensar que pueden matar a Katniss de esa manera o tal vez peor me pone muy mal, tengo que encontrarla y alejarla lo más posible de ellos, o alejarlos a ellos de ella, no tengo otra opción. No solo matan sin compasión, te dejan sufriendo mientras mueres.
— ¿Que ocurre Mellark? ¿Estás nervioso? —me pregunta Clove sacándome de mis pensamientos, con esa mirada de idiota que tiene, igual a la de Cato.
— Oye, ¿Cómo sabes que está por aquí? —pregunta Cato confundido, yo abro la boca y las palabras no salen...
— Bueno, supongo que tiene que comer algo, y tomar algo también ¿Verdad? Tiene que buscar agua, y solo podrá encontrarla en terrenos altos —respondo, tratando de convencerlos de que estoy buscándola también, cuando de repente escuchamos el cañón.
— ¡Espera! Ella me salvó —escuchamos la voz de una niña a lo lejos...
— Es la niña del 11, estoy segura —dice Glimmer y saca una flecha, para luego posicionarla en su arco.
— Vamos allá, ¿Cuántos quedarán? ¿Unos cuatro o cinco? —dice Cato y ríe para luego mirarme.
Luego de caminar unos diez minutos encontramos el cuerpo de un chico del Distrito 6. Seguimos caminando y yo ruego que no encontremos a Katniss. Miro a mi alrededor y puedo ver a una chica rubia, creo que es del Distrito 8, está tirada en el suelo con una espada en el cuello. Tiene los ojos abiertos, muy abiertos, murió sufriendo. Cato le saca la espada del cuello y mucha sangre comienza a salir de la herida que tiene. Yo muestro asco al ver esto...
— Toma, así podrás defenderte —dice Cato mientras me ofrece la espada. En realidad quiere que me defienda, se que al encontrar a Katniss me matará, pero, ¿Por qué no hacerlo ahora?
— Gracias... —le digo un poco tímido mientras acepto su ayuda, tengo miedo, no quiero ni siquiera acercarme a él, es peligroso incluso cuando no está aquí.
Seguimos caminando hasta que los encontramos, están Tresh, Rue y Katniss. Yo estoy atrás de los 4 profesionales, no quiero mostrarme, aunque se que Katniss ya me vio...
— Por fin te encontramos, al parecer tu amigo tenía razón —comenta Cato mientras me mira fijamente, bajo la mirada al instante, no puedo creer que de verdad la hayamos encontrado, no es justo...
— Entonces, ¿Que harán ahora? —pregunta Marvel presumiendo porque les ganamos en número, bueno, en realidad le ganan, ya que yo no me enfrentaré a ninguno de ellos tres...
— Solo, dejen a la niña en paz, ella...
— No queremos a la niña, te queremos a ti... —dice Cato mirando a Katniss con arrogancia mientras le apunta con la espada que tiene en su mano derecha.
— ¡Tres! —grita Tresh repentinamente y comienzan a correr.
Todo pasa muy rápido, en un abrir y cerrar de ojos estamos persiguiéndolos. Katniss se desvía y yo pienso en seguirla, pero Cato no me deja, me detiene poniendo su brazo sobre mi pecho.
— ¡Síganlos! —nos grita a Marvel, Glimmer y a mí—. Clove y yo nos encargaremos de Katniss. Traigan a la niña.
Por unos momentos pienso desviarme, pero si llegan a atrapar a Rue, no habrá nadie que pueda ayudarla luego, por lo cual simplemente descarto esta idea. Los tres comenzamos a correr, y en muy poco tiempo los alcanzamos, ya que él tiene la desventaja de tener que llevar a una niña, que corre mucho más lento. Marvel empuja a Tresh y me hace indicaciones para que atrape a Rue, así lo hago. Sé que no le harán daño, pero aún así me arrepiento de haberlo hecho. Marvel intenta matar a Tresh en más de una ocasión pero no lo logra, por lo cual simplemente le da un par de golpes y lo deja mareado para que podamos escapar. Rue comienza a gritar y yo le hago sonidos para que se calle.
— Sh —le digo mientras hago fuerza en el abdomen para que no me duela tanto sus patadas—. Escúchame, te prometo que no te harán daño, no los dejaré —le susurro y ella lentamente deja de gritar—. No, sigue gritando, así nos encontraran Katniss y tu compañero —le susurro y ella comienza a gritar nuevamente, solo ruego que Glimmer y Marvel no hayan escuchado lo que le dije. Nos detenemos y luego de un momento aparecen Cato y Clove. Puedo notar furia y rabia en la cara de él, lo que es una buena señal para mí, pero una mala para Rue, ya que ahora está en peligro.
— La maldita escapó —dice Cato y de repente la tranquilidad vuelve a mí cuerpo al saber que estaba en lo correcto.
Continuamos caminando un buen rato hasta que anochece. Nos acostamos a dormir, no sin antes encerrar a Rue en una trampa. Obviamente le doy comida cuando estaban durmiendo los otros, no pienso matarla, ella sabe que no le haré daño, y que puede confiar en mí. Me acuesto y me duermo luego de que la niña lo hace. Despierto en un momento porque puedo escuchar la voz de Cato y la de Clove, yo solo finjo seguir durmiendo, al parecer ellos no se habían dormido...
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