Los herederos de Voldemort ✔️

By urriaa

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Tras la desaparición de Voldemort, todo el mundo mágico teme que su hijo, su heredero, siga sus pasos y se co... More

Prólogo
Capítulo 2: Expreso de Hogwarts
Capítulo 3: Ceremonia de Selección
Capítulo 4: Primer día en Hogwarts
Capítulo 5: El regreso de Lord Voldemort
Capítulo 6: La Orden del Fenix
Capítulo 7: Nuevo miembro de la Orden
Capítulo 8: La Mansión Malfoy
Capítulo 9: Ethan Riddle
Capítulo 10: Regreso a Hogwarts
Capítulo 11: Dolores Umbridge
Capítulo 12: El diario de Elizabeth Black
Capítulo 13: Umbridge y secretos revelados
Capítulo 14: La Suma Inquisidora
Capítulo 15: El Ejército de Dumbledore
Capítulo 16: Carta de Ethan
Capítulo 17: Primer entrenamiento
Capítulo 18: Tutor legal
Capítulo 19: Partido de quidditch
Capítulo 20: El ataque a Arthur Weasley
Capítulo 21: Vuelta a casa
Capítulo 22: Nuevo hogar
Capítulo 23: Fuga en masa de Azkaban
Capítulo 24: Nuevo profesor de Adivinación
Capítulo 25: Descubiertos
Capítulo 27: Adiós a los Weasley
Capítulo 28: TIMOS
Capítulo 29: Departamento de Misterios
Capítulo 30: Se ha ido
Capítulo 31: Vuelta
Capítulo 32: Sortilegios Weasley y regreso a Hogwarts
Capítulo 33: Elizabeth Black
Capítulo 34: Felix Felicis
Capítulo 35: El ataque a Katie Bell
Capítulo 36: Reencuentro
Capítulo 37: Navidad
Capítulo 38: En San Mungo
Capítulo 39: Vuelta a Hogwarts
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43: Despedida a Dumbledore
Capítulo 44: Reunión
Capítulo 45: Persecución
Capítulo 46
Capítulo 47: Padrino
Capítulo 48: La caída del Ministerio
Capítulo 49: Vuelta al Expreso de Hogwarts
Capítulo 50: Llegada a Hogwarts
Capítulo 51: Cambios en Hogwarts
Capítulo 52
CAPÍTULO FINAL parte 1
CAPÍTULO FINAL parte 2
Agradecimientos
Mis historias
Premios

Capítulo 1: El callejón Diagon

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By urriaa

—¡Draco, date prisa! —gritó la chica, que esperaba cruzada de brazos junto a la chimenea de la mansión.

Su hermano, a su lado, rió por lo bajo al ver el carácter de la joven. No cabía duda de que su actitud era autoritaria, y de que no permitía que nadie le diese órdenes. Dados sus antepasados y quiénes eran sus padres, no le cabía la menor duda de que quedaría en Slytherin, al igual que él. Le parecía increíble lo rápido que había crecido, que ya tuviese once años y estuviese a punto de entrar en Hogwarts.

Vieron finalmente cómo el rubio llegaba, cinco minutos más tarde de lo acordado. Ethan le lanzó una mirada de desaprobación que le hizo estremecerse y mirar a sus padres en busca de ayuda. El matrimonio Malfoy, sin embargo, no hizo nada. A pesar de haber criado al hijo de Voldemort, le temían, y nunca se habían atrevido a contradecirle o a regañarle.

—Iré primero —comentó Ethan—. Después vendrás tú —agregó dirigiéndose a su hermana menor, quien asintió.

El joven entró en la chimenea y, tras tirar los polvos flu, pronunció claramente su destino, el callejón Diagon, antes de desaparecer entre llamas verdes.

Alice fue la siguiente en meter la mano en el saco y sacar un pequeño puñado de polvos. No era la primera vez que hacía aquello, porque ya había acompañado a su hermano cinco veces a comprar los materiales de Hogwarts, de modo que estaba acostumbrado a hacerlo.

—Callejón Diagon —dijo antes de desaparecer también ella.

Su hermano la recibió al salir y, tomándola de la mano, la llevó con él a iniciar la compra del material escolar. Alice trató de resistirse, queriendo esperar a su familia tal y como habían dicho que harían.

—Los tíos... —comenzó a decir mientras caminaban ya por la calle, hacia Ollivander, donde comprarían la varita de la chica.

—Olvídalos —respondió Ethan mirándola a los ojos—. ¿No puedo estar a solas con mi hermana antes de entrar en Hogwarts? Sabes que en el colegio deberemos disimular aún más que en casa de los Malfoy, y no sé cuánto tiempo podremos pasar juntos...

La chica se rindió al ser consciente de aquello, y se dejó llevar por su hermano a la tienda del conocido fabricante de varitas, a quien acudían casi todos los magos de Inglaterra. Por el camino, fue consciente de la manera en la que muchos observaban a Ethan, con temor o respeto, manteniéndose a una distancia prudencial de él, como si en cualquier momento pudiese lanzarles una maldición imperdonable.

—Tienen miedo de ti —susurró la chica, quien no había sido consciente de la reacción de los magos y brujas al ver a su hermano hasta aquel momento.

—Tengo seguidores en Hogwarts, Alice —le dijo en voz baja, para que solamente ella escuchase—. La gente comienza a creer que seré como nuestro padre...

Calló cuando llegaron a Ollivander y entraron. Alice solamente había estado allí cuando había acompañado a su hermano a comprar su varita, hacía ya cinco años. Sin embargo, recordaba cuánto le había gustado la tienda y que  se había preguntado cuál de entre todas aquellas varitas sería la que la escogería a ella.

—Buenos días —saludó Ollivander en cuanto les vio entrar—. Ethan Riddle y Black, si no me equivoco.

—Alice Black —especificó la joven—. Vengo a comprar una varita.

—Bien, déjame ver... ¿con qué brazo coges la varita?

—Soy diestra —respondió la joven.

Le tomó medidas del brazo y después, dando media vuelta, se perdió entre los estantes mientras buscaba las varitas más adecuadas y murmuraba palabras que los hermanos no alcanzaban a escuchar.

—Yo le vendí la varita a tu padre —comentó, dirigiéndose a Ethan, quien no parecía realmente interesado en la conversación—. Treinta y cuatro centímetros y cuarto. Una varita poderosa, muy poderosa, y en las manos equivocadas...

—No he venido aquí para hablar sobre mi padre —cortó el chico, en un tono que acalló de inmediato al fabricante de varitas.

Alice probó varias varitas, de ébano, haya, de núcleo de pelo de unicornio, de pluma de fénix... ninguna parecía la adecuada para ella. Mientras que la joven perdía la paciencia, su hermano mayor se limitaba a observar, un tanto extrañado de que tardase tanto tiempo en dar con la correcta.

—Esta es de madera de arce y núcleo de pluma de fénix. Diecinueve centímetros y medio. Bonita y flexible.

En cuanto Alice cerró su mano alrededor del mango, sintió un calor recorrer su cuerpo, y supo antes de que nadie se lo dijese que esa sería su varita, porque la había escogido. El hombre quedó un tanto sorprendido, pero no tardó en recuperarse y componer una sonrisa.

—Es un tanto extraño que esa varita te haya escogido —comentó—. Lleva décadas en la tienda, pero nadie parece ser el candidato adecuado para utilizarla. Sin duda es una de las varitas más poderosas que he fabricado, y muy fiel...

Pero ninguno de los hijos de Voldemort estaba por la labor de escuchar cómo el anciano Ollivander describía la varita, de modo que se limitaron a pagar los siete galeones correspondientes y a continuar con las compras.

Mientras salían de nuevo al callejón Diagon, Alice observó las dos cartas que había recibido de Hogwarts aquella misma mañana. La primera de ellas le hacía saber que disponía de una plaza en el colegio, mientras que la segunda era una lista de los materiales que necesitaría.

"COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA

Director: Albus Dumbledore
(Orden de Merlín, Primera Clase,
Gran Hechicero, Jefe de Magos,
Jefe Supremo, Confederación
Internacional de Magos)

Alice Black:

Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en el Colegio Hogwarts de Magia. Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios.
Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su lechuza antes del 31 de julio.

Muy cordialmente,
Minerva McGonagall
Directora adjunta"

"UNIFORME
Los alumnos de primer año necesitarán:

-Tres túnicas sencillas de trabajo (negras).
-Un sombrero puntiagudo (negro) para uso diario.
-Una capa de invierno (negra, con broches plateados).

(Todas las prendas de los alumnos deben llevar etiquetas con su nombre.)

LIBROS
Todos los alumnos deben tener un ejemplar de los siguientes libros:

-Libro reglamentario de hechizos, primer curso, Miranda Goshawk.
-Historia de la magia, Bathilda Bagshot.
-Teoría mágica, Adalbert Waffing.
-Guía de transformaciones para principiantes, Emeric Switch.
-Mil hierbas y hongos mágicos, Phyllida Spore.
-Filtros y pociones mágicas, Arsenius Jigger.
-Animales fantásticos y dónde encontrarlos, Newt Scamander.
-Las fuerzas oscuras. Una guía para la autoprotección, Quentin Trimble.

RESTO DEL EQUIPO
1 varita.
1 caldero (peltre, medida 2).
1 juego de redomas de vidrio o cristal.
1 telescopio.
1 balanza de latón.

Los alumnos también pueden traer una lechuza, un gato o un sapo.

SE RECUERDA A LOS PADRES QUE A LOS DE PRIMER AÑO NO SE LES PERMITE TENER ESCOBAS PROPIAS."

—Perderemos toda la mañana comprando esto —comentó la chica, viendo la gran cantidad de material que les quedaba por comprar.

Ethan no pudo hacer más que darle la razón. Si iban ella mismos en busca de cada material, tardarían horas en acabar las compras. Por tanto, el chico invocó un patronus al que encargó decirle a su tía que comprase todos los materiales de su hermana a excepción de las túnicas.

—Creía que no podías hacer magia fuera del colegio —comentó su hermana, confusa.

—Cierto. Pero, aunque alguien se diese cuenta, lo cual es difícil dado dónde nos encontramos, tengo ciertos privilegios. No me causarán problemas.

Continuaron caminando, dirigiéndose hacia la tienda donde comprarían sus túnicas. Mientras tanto, a Alice una duda le rondaba la mente, algo que siempre le había preocupado pero que en aquel momento lo hacía más que nunca.

—Et... ¿qué sucederá si no quedo en Slytherin? —preguntó.

Había escuchado que su tío Sirius había ido a Gryffindor y había sido borrado del árbol genealógico de la familia Black, por lo que le preocupaba que algo similar le ocurriese a ella. Temía que sus tíos la rechazasen y no pudiese volver a su casa.

—Quedarás en Slytherin —aseguró su hermano—. Todos nuestros familiares han quedado allí, eres descendiente del mismísimo Salazar Slytherin, y te conozco perfectamente. No tengo ninguna duda de que esa será tu casa.

Pero ella no estaba tan segura. Temía decepcionar a Ethan y a su padre, y que no la aceptasen. Temía ser la diferente de la familia y quedar sola por ello. No tenía a nadie a quien recurrir en caso de quedar sola.

—Pero, ¿y si no ocurre? ¿Y si el Sombrero Seleccionador me envía a otra casa?

Su hermano la miró a los ojos fijamente.

—El hecho de que vayas a otra casa no significa que nos alejaremos de ti, Alice. Somos y seremos una familia, sin importar a qué casa de Hogwarts pertenezcas.

Después de aquello, continuaron caminando como si nada hubiese sucedido. Sin embargo, aquellas palabras habían supuesto un auténtico alivio para la chica. Saber que pasara lo que pasase continuaría teniendo una familia la hacía ir más segura a Hogwarts.

Al entrar en "Madame Malkin, túnicas para toda ocasión", la amable señora les atendió, sacando de inmediato las túnicas que los alumnos de Hogwarts necesitaban. Vieron que su primo Draco se encontraba hablando con otro chico de cabello azabache y gafas. Al verle, Alice supo que aquel era el primer contacto que el desconocido tenía con el mundo mágico, algo en su forma de actuar la hizo darse cuenta de ello.

—Alice —llamó Draco—. ¿Dónde estabas? Mis padres te han estado buscando y...

—Estaba conmigo, Malfoy —le interrumpió Ethan—. ¿Hay algún problema?

Su primo se apresuró a negar con la cabeza, mientras que Madame Malkin probaba la túnica a Alice, tomaba medidas y se preparaba para hacer los arreglos necesarios. El chico desconocido salió de la tienda, y Draco se acercó a ellos para esperarles. Por la expresión que llevaba, ambos hermanos supieron que había ocurrido algo que no le había gustado.

—Ese chico no juega al quidditch, ni tiene escoba propia, ni sabe en qué casa va a estar... —comenzó a protestar—. Además, está con Hagrid, ese sirviente de Hogwarts...

—Guardabosques —corrigió fríamente Ethan, más por desprecio a su primo que porque de verdad le importase cómo llamase a Hagrid.

—Bueno... dice que sus padres están muertos.

Los hermanos intercambiaron una seria mirada. Ambos estaban pensando lo mismo, y ambos sabían quién era el chico que acababa de abandonar la tienda. Una expresión de rabia cruzó el rostro de la menor, pero Ethan, adivinando sus intenciones, la agarró del brazo antes de que pudiese salir de la tienda para atacarle.

—Cálmate —ordenó. A pesar de no estar enfadado con ella, debían guardar las apariencias delante de Draco, por lo que trataban de no parecer demasiado cercanos.

La chica bajó la mirada y asintió.

Malfoy parecía sorprendido, pero no hizo ningún comentario al respecto. Ni siquiera él se atrevía a hablar demasiado frente al hijo y heredero de Lord Voldemort, temiendo que cualquier cosa que dijese pudiese molestarle más de la cuenta.

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