El lobo de los ojos amarillos...

By LaChica_Aburrida

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❝La vida típica de un adolescente siempre está basada en ilusiones, amoríos, odios, traiciones y descubrimien... More

PRÓLOGO
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4: "Rojo del atardecer"
Capítulo 5: "Lampades"
Capítulo 6: "Lo siento por lo de hoy" PARTE I
PARTE II
Capítulo 7: "Mi casa es tu casa"
Capítulo 8: "Déjame estar contigo"
Capítulo Especial
Capítulo 9: "Dicha"
Capítulo 10: "Una vez en Teddy's"
¡¡¡1K LEIDOS!!!
Capítulo 11: "Te necesito a mi lado"
Capítulo 12:"Sueños"
Perdón
Capítulo 13: "Josephine"
Capítulo 14: "Vergüenza"
Capítulo 15: "Un clavel rojo en un campo nevado"
Capítulo 16: "Retención"
Capítulo 17: "Una guerra de plumas"
Capítulo 18: "Un beso en la frente"
¡FELICES FIESTAS!
Capítulo 19: "Loba blanca"
Capítulo 20: "Huele a perra"
Capítulo especial Navidad
Capítulo 21: "Dulce Eleanor"
Capítulo 22: "Escondido"
Capítulo 23: "Manos sucias"
Capítulo 24: "Guardián"
Capítulo 26: "Alfa"
Capítulo 27: "Amanecer"
Capítulo 28: "Perros y un gato"
Capítulo 29: "Faros en el estacionamiento"
Capítulo 30: "Carretera"
Capítulo 31: "Vampiro"
Capítulo 32: "Pasado"
Capítulo 33: "Fuego" PARTE I
PARTE II
Capítulo 34: "Frente a la chimenea"
Capítulo 35: "El ritual de emparejamiento"
NOTICIA
Capítulo 36: "Quince días"
Capítulo 37: "Magdalenas"
Capítulo 38: "Mary/Eleanor"
Capítulo 39: "Convocatoria S"
Capítulo 40: "Una promesa de la tierra"
Capítulo 41: "Caída"
Capítulo 42: "La obra"
Capítulo 43: "Penúltimo"
Capítulo 44 FINAL: "Flores de primavera"
EPÍLOGO
¡Segundo Libro!

Capítulo 25: "Luces en el techo"

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By LaChica_Aburrida




SCARLETH

Habían pasado un par de días después del episodio con mi madre. Nunca más he vuelto a tocar el tema por mi supuesta "gripe", y ella parecía no querer hablarlo, es más, casi fingía como si nunca hubiera sucedido. Aunque ella ya no hablaba sobre el incidente, yo tenía muchas dudas al respecto. Mamá no volvió a perder los estribos y trataba, lo mejor posible, de que mi enfermedad se fuera lo más pronto posible. Incluso me ayudó a levantarme de mi cama y para ser sincera, fue uno de los momentos más doloroso y difícil para mí. Puesto que, mis piernas parecían fideos flácidos que temblaban cada vez que intentaba de dar un paso. Pero, lo más increíble, fue cuando mi madre me ayudó a ir al jardín a tomar aire, después de mucho tiempo encerrada y acostada. Y en el momento, en el que toqué por primera vez la tierra con mis pies, sin importar si estaba usando calzado; sentí la energía de ella. Una energía que fluía como si fuera agua fluyendo libremente entre las rocas de un riachuelo. Sentí como la energía de la tierra revitalizaba todo mi cuerpo, volviéndolo casi nuevo.

Me encontraba recostada en mi cama, observando como el brillo azul de la luna llena, se colaba por las sedosas cortinas que cubrían las ventanas, las cuales se balanceaban al son de la fresca brisa de la noche. Caleb debe estar ahora transformado y correteando por ahí como un ser libre, como un ser de la noche. En lo más profundo de la oscuridad, se lograba escuchar el aullido de los lobos y más tardes, se alzaban una gran orquesta de diferentes aullidos, tanto como en melodía y en fuerza. Me pregunto, ¿Cuál será el aullido de Caleb? Según recuerdo, él me confesó que los licántropos no sólo usaban el aullido para comunicarse con los otros, sino que también lo usaban para cantarle a la Luna junto a su compañero.

Sentí ganas de llorar al pensar en Caleb aullándole a otra mujer o loba. Pensé en Kira, y en la elegancia y el poder que demostraba al verse como una bellísima loba de un pelaje tan blanco, que casi llegaba a ser plateado. No soy nada comparada con ella o con Eleanor. Ambas son, espectacularmente hermosas y yo... Soy solamente Scarleth, una chica de tercer año que trata siempre pasar desapercibida.

Me hundí entre las mantas y almohadas que me rodeaban, hasta quedar completamente cubierta por todas ellas. Mi corazón estaba inquieto y lo sentía en mi garganta. Me mordí el labio inferior para apartar el mero pensamiento de Caleb con otra mujer. Tenía miedo, miedo a su traición. Y sentía, que si él me alejaba de su lado, sentiría como algo en mi interior muriera y yo sucumbiría en la oscuridad.

Mi corazón latía tristemente y mi cerebro se perdía en los lejanos recuerdos del pasado. Se me hacía difícil respirar y cada recuerdo que tenía de Caleb, me hacían erizar y sin darme cuenta, de manera lenta y casi sin poder sentirlo. Me volví dependiente de Caleb.

—Eres un bueno para nada—Me acurruqué más en las frazadas de mi cama, impidiendo que el frío ambiente que se colaba por las cortinas de mi habitación, llegaran al interior de mi refugio.

Mordí mi labio inferior cuando sentí como las lágrimas quemaban mis ojos, avecinándose el llanto. Mi cuerpo empezó a convulsionar frenéticamente y sentí como en mi cuerpo, se creaban dos bandos. Team Caleb y Team independencia.

Las cortinas se movieron violentamente y algo se recostaba junto a mí, para luego, sentir sus manos en mi cabeza y a continuación, bajaron hasta mis mejillas y las acarició con una ternura familiar. Salí de mi escondite para encontrarme con el rostro de Caleb, quién tenía horribles ojeras bajo sus oscuros ojos. Se veía mucho más pálido de lo normal y sus ojos brillaban de una manera sorprendente. Si Caleb sería un perro, ahora mismo estaría moviendo la cola completamente emocionado. Mi corazón volvió a su sitio y todo pensamiento negativo, se esfumó con la helada brisa que entraba por la ventana abierta.

—¿C-Caleb? —Alargué mi mano completamente atónita por verlo ahí, recostado en mi cama. Sonrío cuando las yemas de mis dedos tocaron sus ardientes mejillas— ¿Qué haces aquí? —Puso su enorme mano por encima de la mía, y a pesar de sentir la calidez de su mano; mi cuerpo aún seguía estando frío o quizás era mi alma por su ausencia. No sabría decirlo.

Caleb se levantó de mi cama, aun teniendo mi mano encerrada en la suya. Me sacó de la cama y me guío hacia la ventana, bajo la luz azul. Él miró hacía la ventana y yo imité su acción, y un enorme lobo, de pelaje tan negro como la noche, me miraba sentado en medio del patio. A pesar de la distancia, sentí su calor llenar mi alma y mi corazón. Miré nuevamente a Caleb, pero éste ya no estaba a mi lado. ¿Era una alucinación? Me senté en la ventana y lentamente, pasé una pierna y luego la otra, para después tener mi cuerpo casi en el exterior. Nunca había intentado bajar por la ventana, pero cuando deje mi cuerpo caer hacía las ramas más cercanas a mí, me hizo sentir, como si esto lo hiciera muy a menudo. Pero, en realidad estaba siendo guiada por las mudas indicaciones de Caleb, quién se había acercado a los pies del árbol. Ágilmente, puse mis pies entre medio de unas ramas y mis manos no dudaron cuando las puse entre las ramas para ayudarme a bajar. Mi cuerpo se volvió uno con el árbol, y me sentí liviana, como una gotita de agua deslizarse por las hojas.

El frío suelo, provocó que mi cuerpo convulsionara por el cambio repentino de temperatura, pero no duró mucho, cuando mis pulmones se llenaron por el peculiar olor a tierra mojada de Caleb. Me tiré encima de él, rodeando su cuello con mis brazos y sintiendo su áspero pelaje rozar mis mejillas y hombros. Hundí mi cara en su cuello y lo olí, llenándome de él, de ese olor que jamás me cansaría de sentir.

—Oh, Caleb—Lloré, lloré en su pelaje—. No sabes lo mucho que te he extrañado—Lo abracé con más fuerza.

Es increíble, que a pesar de que habían pasado un par de días, mi corazón lo haya extrañado como si no lo hubiera visto hace muchos años.

No llores. No me gusta verte llorar—Su voz inundó toda mi cabeza, haciendo eco en cada rincón de mi cerebro.

—¿Qué? —Me separé de él y su enorme lengua me acarició toda la mejilla, humedeciéndola—. ¿Qué has dicho?

Caleb se sentó en el suelo y aun así, se veía mucho más grande que yo. Me miró con sus espectaculares ojos, las cuales brillaban de una manera increíble bajo la tenue luz de la luna.

—¿Te acabo de escuchar hablar? —Me abracé a mí misma, buscando en mi mente alguna respuesta.

Las orejas de Caleb se movieron en muchas direcciones y al final, las dejó abajo, mostrando un aspecto inocente.

—¿Cómo hiciste eso? —Me acerqué nuevamente a él y su calor tranquilizó mi cuerpo, alejando toda inseguridad que yacía en mí ser.

No tengo ni idea—Mi cuerpo se estremeció por completo, logrando que varios de mis pelos se me erizaran, cuando su melodiosa y tranquila voz rozó mi mente—. Pero... ¿Tú me escuchas? —Asentí y escuché una leve risilla en mi cabeza. Caleb estaba riendo.

—¿Qué es chistoso? —Le pregunté y él negó con la cabeza—. Vamos, cuéntame.

Es muy raro que una humana pueda escucharme hablar. Ni aunque fueras una criatura mágica, no podrías escucharnos jamás. Sólo eres una humana y además de eso, eres mi compañera y tendrías que ser un lobo o ser mía oficialmente para que me puedas escuchar.

—¿Y yo no soy tuya oficialmente? —Pregunté caminando con él, profundizándonos más en el patio. Caleb ronroneó un no—. ¿A dónde estamos yendo? —No me había dado cuenta que ya nos habíamos alejado considerablemente de mi casa y nos encontrábamos caminando en las profundidades del bosque. No podía ver nada y me sentía ciega caminando a oscuras. Aunque estuviera la luna en lo más alto del cielo iluminando, era imposible caminar debajo de los árboles y con poca luz.

Sube—Caleb se agachó e incitándome a subir a su lomo, como si de un caballo se tratase—. Descuida, soy un lobo, no un caballo. —Me sonrojé.

—Sé que eres un lobo y no un caballo—Puse mis ambas manos en cada lado del lomo de Caleb y con poca agilidad, subí torpemente a su lomo, teniendo cuidado de no lastimarlo y obviamente algo incomoda. Debo pesar demasiado. Caleb superaba la altura de un caballo común y corriente, incluso podría compararlo con la altura de un caballo de raza.

Gracias por el cumplido—Río suavemente y me estremecí.

Me acomodé en su lomo, teniendo ambas piernas a cada lado de él y me aferré a su negro y espeso pelaje, sintiendo su espesura con mis dedos. Olía a hojas y a tierra mojada. Me encanta.

Sin dificultad, Caleb se levantó, teniendo cuidado de no tirarme al piso y empezó a caminar sin ningún problema por mi peso. El viento sacudía mi cabello, haciendo que estos se enredaran entre sí. Estaba helado y las patas de Caleb se perdían entre la espesa neblina que no se separaba nunca del suelo, pero el calor corporal de él y mi propio fuego interior, alejaba todo el frío de mi ser.

Las copas de los árboles se movían al compás del viento, haciendo que sus ramas crujieran por encima de nuestras cabezas, cantando nuestra llegada y bailando con el gélido viento de la noche.

Caleb siguió caminando sin pisar las hojas secas de los árboles o las ramas que pudieran crujir bajo sus pies. Es más, parecía que él estaba flotando, apenas sentía sus movimientos, mientras que nos perdíamos en el corazón del bosque. Sonreí cuando Caleb me pidió que me sujetara y más tarde, empezar a moverse con velocidad por todo el bosque.

El viento empezó a golpear mi rostro y arrastrando mi cabello hacía atrás. Caleb jadeaba cada vez que esquivaba un árbol que se encontrara en su camino o saltara para evitar algún tronco que se encontraba en el suelo. Y sin darme cuenta, Caleb estaba escalando alguna colina o montaña, por la escasez de árboles y la gran variedad de rocas de diferentes tamaños.

—¿Caleb? —Me apegué más a él cuando vi que nos íbamos acercando más a la cima de la montaña.

El cielo estaba cubierto de estrellas y la luna iluminaba cada espacio de la tierra, ocultando en su luz, algunas estrellas que se encontraban cercanas a esta.

Cuando ya habíamos llegado al punto más alto de la montaña, el viento era un poco más violento que antes y sin darme cuenta, miré hacia abajo y un gran y oscuro abismo se movía al son del viento, el cual al parecer, no estaba tan violento como lo era aquí arriba.

Caleb no se agachó para que yo bajara, y sus orejas se movían a cada lado, escuchando el aleteo de algún bicho o el viento chocar con las ramas de los árboles. Esa noche, era especial, y algo en mi interior me lo decía.

—¿Qué estamos esperando? —Pregunté mirando los árboles que se movían como olas en un mar intranquilo.

Espera y lo sabrás.

Caleb miró a la luna, la cual estaba mucho más grande y de a poco se iba ocultando detrás de un manto azul que teñía su luz en el mismo color en el que la cubría.

Las estrellas brillaban con menos intensidad, permitiéndole al satélite brillar con fuerza, cubriendo la tierra en una luz azul. Y más tarde, un coro se alzó como marea, resonando en el cielo y dejando que el helado viento, se lo llevara a cada esquina del bosque, llegando hasta en lo más alto, justo en donde nos encontrábamos.

Caleb alzó su cabeza al cielo y una exquisita y melodiosa voz salió de su garganta, aprovechando el silencio ocasionado por las demás criaturas. Su aullido estremeció mi corazón y no existía ninguna melodía más perfecta como el aullido de Caleb. A continuación, más aullidos se presentaron en el silencio de la noche, y en varias direcciones del bosque. Algunos se escuchaban debajo de nosotros y otros se escuchaban justo detrás de nosotros. Cada aullido tenía una melodía diferente, a pesar de que se escucharan todos iguales, pero cada una, era una canción diferente.

Sentí ganas de llorar al escuchar los aullidos. Cargadas de emociones que se almacenaban en mi corazón. Algunos, no eran canciones, la mayoría eran relatos o peticiones que le pedían a la luna. Como si esa fuera su iglesia y cada uno, le rindiera un homenaje diferente al gran y azul satélite.

Es nuestra diosa—La tranquila voz de Caleb acarició mi mente—. Hubo un tiempo en el que tu gente también solía adorar a Selene.

—¿Ese es su otro nombre?

Sí. —Caleb se agachó, permitiéndome a bajar de su lomo—. Algunas veces baja a la tierra en forma de una loba blanca.

—¿Y no la confunden con otro lobo igual a ella? —Pregunté y Caleb negó con la cabeza.

No. Si vieras a un dios en un cuerpo humano, lo identificarías, no porque resalte más que el resto o sea más bello o más feo. Su aura sería diferente y eso harías que lo identificaras.

—Pensé que existía tan sólo un dios—Me acurruqué a él.

¿Un solo Dios sería capaz de hacer todo esto y más? —Preguntó él recostándose en el suelo e invitándome a mí a hacer lo mismo—. ¿Tienes frío?

—No.

Se dice que en la cúspide de la pirámide, está nuestra Diosa madre. La que dio vida a los primeros hombres y a las criaturas mágicas. También creadora de los demás dioses que nos rigen a todos nosotros.

—¿Selene es hija de la diosa madre? —Pregunté mirando a la Luna y escuchando los canticos de las criaturas de la noche.

No—Dijo—. Es hija de la diosa de la visión; Tea. En algunas antiguas religiones, se creían en mucho de estas cosas.

—¿Y son verdad?

Para nosotros lo es. Somos moradores de la oscuridad y Selene nos ilumina el camino a seguir.

Finalmente, todo se quedó en el profundo silencio de la noche, incluso Caleb dejó de aullar. Incluso si hablaba conmigo, su aullido llenó mi corazón, alimentándome de amor y ternura.

El viento rugía debajo de nosotros moviendo salvajemente los árboles quienes ahora era su turno de cantarle a la luna y a las estrellas.

—Que silencio más agradable—Dije poniéndome de pie. Caleb me miró con sus ojos amarillos—. ¿Qué le cantaste?

¿Cómo sabes que le canté? Pude haberle pedido algo—Dijo burlón.

—Tu aullido parecía más que nada una canción. No sonaba a que le estuvieras pidiendo algo.

Caleb se levantó y su risa resonó en mi cabeza.

Le conté una historia—Me miró y a continuación, citó:

La luna era grande,
Él era pequeño
Ella está alto en el cielo,
Él no lograba alcanzarla jamás.
Él la seguía,
Ella cada noche huía y de día desaparecía.
Él quería venganza,
La Luna nada le debía.
Él perdió a su loba...
Ahora la Luna la tenía.

Su voz era tan seductora, que por un momento, sentí que estaba desnuda ante él y ante la Luna. Mi cuerpo se había embriagado por su voz, y mi corazón latía fuertemente, que incluso juraría a que se podría escuchar.

—Es... realmente alucinante.

Dicen que cuando un lobo muere, su alma va a la Luna, a esperar a que la mitad de su ser lobuno ascienda para así volver a juntarse allá arriba en lo alto del cielo.

Me acerqué a él y su enorme cabeza se apoyó encima de la mía.

—¿Tus padres estarán al lado de la Luna? —Pregunté y sentí como Caleb sacaba su cabeza encima de la mía.

Mi padre es un vacío. No sabría decirte con seguridad—Dijo agachándose, invitándome a subir a su lomo y yo obedecí.

—¿Qué es un Vacío?

Algún día te lo diré cuando lo pueda confirmar mejor—Él se levantó y a continuación se acercó al borde del abismo—. Sujétate bien.

—No querrás bajar por ahí—Dije agarrándome con firmeza de su pelaje y sintiendo la adrenalina correr por todo mi cuerpo.

Caleb se dejó caer en el vacío y de mi garganta, surgió un grito que no pude ahogar y que resonó por todo el lugar, haciendo eco hasta más allá de dónde el sonido pudiera llegar. Cerré mis ojos con fuerza, mordiéndome la lengua y escuchando la carcajada de Caleb en mi cabeza.

Mi cuerpo fue golpeado por el duro cuerpo de Caleb. Este aterrizó sin ningún problema, en las paredes de las montañas y empezó a descender con gran velocidad y saltando grandes distancias para acortar el trayecto. No podría acostumbrarme a esto, pero Caleb se movía con naturalidad y confianza, como si ya lo hubiera hecho anteriormente.

Quise llorar cuando finalmente llegamos a tierra firme y Caleb, en ningún momento dejó de reírse.

—Espero que te ahogues—Dije queriendo bajar, pero Caleb empezó a caminar.

Y yo espero que sepas RCP.

—Como si fuera fácil—Miré al cielo—. Me gustaría ver este cielo por el resto de mi vida—Sonreí.

Podrías hacerlo—Dijo desviando su camino.

—¿A dónde me llevas? —Caleb no dijo nada y siguió su camino.

A mí manada.


**************************************

¡Disculpen por la demora! Estuve un poquitín ocupada y no quería subir este capítulo, porque no encontraba que estaba listo y ahora estoy satisfecha por el logro. Sé que tiene muchos horrores ortográficos, pero como dije antes. Ahora tengo más tiempo para corregir los demás capítulos. 

Disfruten este capítulo <3

Ofelia se va.

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