El lobo de los ojos amarillos | [Libro 1] (EN EDICIÓN)

Capítulo 11: "Te necesito a mi lado"

SCARLETH

20:30 PM/ESTADIO

Maratón 1/2

No me había cambiado de ropa, ya que la ropa que usaba era ya de por si calentita y era muy cómoda, asique no encontraba la razón de ponerme algo más "abrigador", pero ahora me arrepentía de no haberlo hecho, porque en el momento en que el sol se ocultó, la temperatura había disminuido de manera increíble, haciendo que mi cuerpo tirite por la falta de calor. Bueno, los vestidos de invierno y las pantis son más que nada para usar en lugares cálidos, no para estar en la intemperie con los huesos a un grado de congelarse, incluso la pañoleta de color granate era incapaz de mantener el calor en mi cuerpo.

Tuve que haber esperado a Caleb dentro del auto ¡Pero no!, tenía que esperarlo en medio del estadio, esperando a que se dignara aparecer, pero cada segundo que pasaba, para mí eran como horas.
Me di la vuelta para regresar a mi vehículo y poner la calefacción para poder recuperar un poco del calor perdido, pero la enorme silueta de Caleb hizo aparición desde la profunda oscuridad, me detuve en seco cuando lo vi caminar precavidamente en mi dirección. Sus ojos estaban más oscuros que de costumbre, incluso las pocas luces de los faroles que iluminaban débilmente una parte del estadio era capaz de lograr que sus ojos abandonen esa oscuridad absoluta.

Caleb recorrió los pocos metros que nos separaban con grandes zancadas, hasta que pude oler la tierra mojada que emanaba de su piel. Tenía la mandíbula apretada y al igual que los puños. Estaba desabrigado, pero la poca distancia que teníamos entre nosotros, se lograba distinguir el calor que brotaba de su piel, me acerqué a él, sólo para sentir su calor y de tenerlo cerca de mí.

—Scarleth—Musitó con la voz ronca y yo me derretí con tan solo escucharlo.

Lo miré arqueando una ceja, tenía demasiado frío como para responderle, incluso juraba que mi voz se rompería como un pedacito de cristal romperse ante el frío.

—Tengo que explicarte que Ki...

—Es tu novia. Ya lo sé.

Caleb bufó resignado y sin poder impedirlo, él tiró de mí para que su pecho pudiera abrazarme. Sus brazos me rodearon, todo de él rodeó mi cuerpo. Incluso su olor se adhirió a mí, como si yo deseara alejarme de él, pero no podía, no tenía la fuerza de voluntad como para alejarme de él, simplemente no era capaz de hacerlo. Pero él no podía estar abrazándome ahora mismo, sabiendo que tiene novia.

—Caleb, suéltame... Por favor—Supliqué en voz baja, pero de inmediato mi voz desapareció. Caleb no se inmutó en soltarme, es más, me apretó más a él.

—Scarleth. Ella no es mi novia, jamás lo sería.

—¿Por qué habría de creerte? —Cuestioné mientras trataba de alejarme de él, pero sus oscuros ojos me paralizó por completo.

—Porque tú eres mí mate y no tendría por qué estar con ella si la que de verdad quiero es a ti.

—Pero si de verdad no estás con ella, ¿por qué dijo algo así? —Pregunté y Caleb soltó su agarre por lo que yo fui capaz de separarme de él.

—Por favor, créeme. A mí también me gustaría saber porque lo hizo.

Caleb bajó la mirada hacía mi cuello y dirigió su mano hacía la cadena de plata que llevaba desde hace bastante tiempo, él la tocó con la yema de sus dedos y de forma inmediata la soltó cuando el foco de un farol se apagó violentamente y de forma seguida, los demás se apagaron exceptuando el farol que estaba encima de nosotros. Él alzó la mirada y la entrecerró mientras buscaba algo que se escondía en la oscuridad, yo me di la vuelta dándole la espalda, también buscando en la oscuridad, pero era imposible, la noche estaba demasiado oscura y sin siquiera un poco de luz, imposibilitaba ver quién o qué estaba en las sombras.
Una fresca brisa se levantó antes de que el farol se apagara casi instantáneamente, dejando caer pedazos de vidrio por encima de nuestras cabezas. Caleb prácticamente se tiró encima de mí para protegerme de los vidrios que se encontraban dispersos por todo el césped sintético.